Un salvavidas es un nadador experto, quien supervisa las actividades que se llevan alrededor de una piscina o en el mar, y garantiza la seguridad de los bañistas.
1. En ocasiones los salvavidas nos quedamos dormidos
Es algo poco frecuente, pero llega a sucedernos. Mirar fijamente el agua bajo un sol radiante puede aletargar a cualquiera.
En siete años de trabajo como salvavidas he reprendido a dos compañeros que se quedaron dormidos en su puesto, pero, a decir verdad, no se les despidió.
2. Padres, ustedes también necesitan poner atención
Alrededor de una tercera parte de las muertes por ahogamiento en Estados Unidos se producen en piscinas vigiladas por salvavidas, indica un informe.
Que te sientes cerca de la piscina no es suficiente, y menos aún si estás usando el teléfono celular. Un niño puede ahogarse en el tiempo que te lleva contestar un mensaje de texto.
3. No hables tanto, por favor
Se supone que debemos escuchar respetuosamente, pero tu cháchara me distrae. Cuando estoy en mi silla, me la paso vigilando el entorno y contando cabezas.
4. Tenemos contacto con productos químicos de acción fuerte
En algunos balnearios los encargados de manejar productos como el ácido clorhídrico son jóvenes con poca experiencia.
En cierta ocasión un salvavidas mezcló dos sustancias incorrectamente, lo que generó vapores tóxicos y tuvimos que evacuar el lugar.
5. Uno nunca sabe lo que va a encontrar
Al revisar el filtro que retiene la basura de la piscina, he llegado a sacar bolas de cabello, sándwiches, banditas adhesivas con sangre y animales, entre ellos ranas, ratas y una vez incluso una serpiente.
6. Si alguien necesita ayuda, arrójale un objeto que flote
Una persona que se está ahogando seguramente te clavará las uñas para aferrarse a ti y podría hundirte en su desesperación por salir del agua. En lugar de acercarte a ella, lánzale algo que flote, incluso si es una hielera portátil.
7. No des por sentado que mi presencia es garantía de seguridad
He visto a muchos padres dejar a sus hijos de dos o tres años en chapoteaderos de 30 centímetros de profundidad. Si resbalan y los veo, corro a sacarlos.
Los niños pequeños por lo general no tienen fuerza suficiente en los brazos para incorporarse y salir del agua.
8. Tus pies descalzos nos asustan
El virus que causa las verrugas plantares prolifera en ambientes húmedos, como los vestidores de balneario. Usa sandalias siempre que entres al baño.
9. Los niños no son los únicos que rompen las reglas
Algunos padres se niegan, por ejemplo, a dejar de lanzar a sus hijos a la parte menos honda de la piscina. Por favor, respeta las reglas como todos los demás.
10. En verdad salvamos vidas
Una vez un bañista sufrió una apoplejía y se desmayó. Le apliqué reanimación cardiopulmonar hasta que llegó una ambulancia. Él está bien ahora, y aunque creo que no me reconoce, cuando lo veo de nuevo en la piscina me siento muy satisfecho por lo que hice.
Fuentes: Salvavidas de Atlanta (Georgia), Charlotte (Carolina del Norte) y Filadelfia (Pensilvania); Grace Witsil, ex salvavidas de Chapel Hill (Carolina del Norte), y Thomas G. Gill, salvavidas de Virginia Beach (Virginia) y vocero de la Asociación de Salvavidas de Estados Unidos.