10 enfermedades que pueden aparecer tras una inundación y cómo prevenirlas
Pequeñas acciones pueden salvar tu salud después de una inundación. Así puedes prevenir infecciones y virus peligrosos.
Cuando una ciudad o comunidad se inunda, el peligro no termina cuando el agua baja. Detrás de cada corriente que arrastra basura, animales y desechos, se esconde una amenaza invisible: las enfermedades transmitidas por agua contaminada.
Estos eventos no solo destruyen hogares, también alteran el equilibrio sanitario y exponen a miles de personas a virus, bacterias y parásitos. Conocer los riesgos y cómo prevenirlos puede marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad.
Esta infección bacteriana, causada por Leptospira, se transmite por la orina de ratas y otros animales infectados. Basta una herida en la piel y el contacto con agua o lodo contaminado para contagiarse.
Los síntomas incluyen fiebre alta, dolor muscular, vómitos y fatiga extrema; en casos graves puede afectar riñones o pulmones.
Prevención: evita el contacto con aguas sucias y usa botas o guantes impermeables durante las labores de limpieza.
Causado por Clostridium tetani, el tétanos penetra en el cuerpo a través de heridas y afecta el sistema nervioso, provocando rigidez y espasmos musculares.
No se transmite de persona a persona, pero puede ser mortal si no se vacuna.
Prevención: mantener el esquema de vacunación completo y limpiar bien cualquier herida con agua y jabón.
La hepatitis A se propaga por el consumo de alimentos o agua contaminados con heces. Causa fiebre, cansancio, náuseas y color amarillento en piel y ojos.
El virus puede sobrevivir semanas en ambientes húmedos.
Prevención: lavar bien los alimentos, hervir el agua y vacunarse si está disponible en tu región.
El agua contaminada puede causar cólera, salmonelosis o giardiasis. Estas infecciones intestinales provocan diarrea intensa y deshidratación severa.
Prevención: solo bebe agua potable o hervida, lava bien los utensilios y evita alimentos que hayan estado en contacto con el agua de la inundación.
El agua estancada se convierte en criadero de mosquitos Aedes aegypti, transmisor de dengue, zika y chikungunya.
Prevención: elimina los recipientes con agua, tapa tinacos, usa repelente y coloca mosquiteros en ventanas y puertas.
En los refugios temporales, el hacinamiento y la falta de higiene favorecen infecciones cutáneas como la sarna, los piojos o los hongos.
Prevención: mantener la higiene personal, no compartir ropa ni toallas, y secar bien el cuerpo después del baño.
Los parásitos intestinales como Giardia lamblia o Ascaris lumbricoides se propagan fácilmente en zonas sin agua potable.
Prevención: hervir el agua, lavar bien frutas y verduras y mantener una buena higiene de manos.
El contacto con agua sucia puede causar conjuntivitis infecciosa. Se manifiesta con enrojecimiento, picazón y secreción ocular.
Prevención: no tocarte los ojos con las manos sucias y evita compartir toallas o almohadas.
El exceso de humedad, el moho y el hacinamiento favorecen bronquitis y neumonías. Los niños y adultos mayores son los más vulnerables.
Prevención: mantener los espacios ventilados y secos, usar mascarillas si hay presencia de moho y acudir al médico ante fiebre o tos persistente.
El contacto prolongado con el agua daña la piel y facilita infecciones bacterianas o fúngicas.
Prevención: secar bien el cuerpo, usar calzado impermeable y limpiar las heridas con agua y jabón. Si aparecen ampollas o pus, busca atención médica.
Las enfermedades tras una inundación son una amenaza silenciosa que puede durar semanas después del desastre.
Prevenirlas no solo protege la salud individual, sino que fortalece la resiliencia comunitaria.
El agua puede ser destructiva, pero también puede ser fuente de vida si se maneja con respeto, higiene y precaución.