Los gimnasios casi siempre pueden condonar la “cuota de inscripción”. Esta cuota solo sirve para sacarte más dinero. Si no quieres pagarla, dile al representante de ventas que buscarás otro sitio. Casi podemos garantizarte que olvidarán la cuota.
Tal vez tengas que escribir en tu contrato que “a través de [nombre del vendedor], puedo cancelar esta membresía en cualquier momento sin ningún cargo”.
Pide al vendedor que ponga la fecha y su firma. O, mejor todavía, pide al gerente que ponga su fecha y firma en caso de que el vendedor deje de trabajar ahí.
Averigua cuándo hay más movimiento en el gimnasio y asegúrate de que esto se ajuste a tus preferencias. Por ejemplo, si prefieres ejercitarte a una hora tranquila, pero solo puedes ir al gimnasio después del trabajo, cuando hay mucha gente en los aparatos, tal vez no sea el gimnasio ideal para ti.
Pide una prueba de una semana y lleva a un amigo. Tu amigo podría detectar problemas que tú no veas.
Insiste en recibir una sesión de entrenamiento personal gratuita si decides inscribirte. Si ya acostumbran dar una, pide dos.
Pregunta con qué frecuencia se hace el mantenimiento y limpieza del equipo. La limpieza debe hacerse todos los días, el mantenimiento al menos una vez al mes.
Cuando te muestren las instalaciones fíjate en que no haya bancos maltratados o equipo anticuado para entrenamiento cardiovascular; observa la limpieza en el área de los casilleros.
Si el vendedor trata de convencerte con promesas de clases de pilates y yoga, pregunta sobre cuotas adicionales. En muchos lugares tienes que pagar más por esas clases.
Los gimnasios venden excesos de membresías con la esperanza de que la gente no vaya. Si solo se presentara el 20% de los miembros al mismo tiempo, la mayoría de los gimnasios no tendría espacio ni equipo suficiente.
Pregunta cuáles son las horas pico y luego acude a ver si el lugar no está demasiado saturado para tu gusto.
Los entrenadores personales en los gimnasios trabajan por una comisión, más una pequeña tarifa por hora. Así que ten cuidado con los entrenadores que te acosen para que te apuntes a sus sesiones, pues lo más seguro es que tengan la presión de cumplir con una meta de ventas. En vez de eso, trata de ver la auténtica pasión que un entrenador siente por el acondicionamiento físico. Si él o ella no te presiona, es una buena señal.
¿Te han pasado alguna de estas situaciones? ¿Qué consejos podrías agregar a esta lista?
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