Preparar el almuerzo escolar puede ser un reto si tienes un hijo quisquilloso con la comida. Lo que ayer era su favorito, hoy puede quedar sin tocar. Este comportamiento, aunque frustrante, es común y muchas veces forma parte del desarrollo normal infantil.
¿Por qué los niños son selectivos al comer?
Algunos son sensibles al sabor, olor, textura o la presentación de los alimentos. Otros han tenido malas experiencias (como atragantarse) o tienen condiciones médicas que afectan su alimentación. Lo importante es evitar etiquetarlos como “quisquillosos”, para no reforzar ese patrón.
La nutricionista Julie Lammers, de Banner Children’s, comparte 10 trucos para transformar la hora del almuerzo en un momento más nutritivo y positivo:
10 Trucos para preparar loncheras atractivas y saludables:
1. Involucra a tu hijo
Déjalo participar en la planificación y preparación de sus comidas. Elegir entre opciones saludables le dará control e interés por lo que come.
2. Hazlo divertido
Convierte la comida en formas con cortadores de galletas. ¡Una estrella de sandía o un sándwich en forma de dinosaurio puede marcar la diferencia!
3. Usa recipientes llamativos
Las cajas tipo bento o los compartimentos de colores ayudan a presentar los alimentos separados, ideal para niños que no toleran que “todo se mezcle”.
4. Combina lo nuevo con lo familiar
Introduce nuevos ingredientes mezclándolos con sus comidas favoritas. Ejemplo: zanahoria rallada en la salsa o calabaza en el puré de papa.
5. Agrega salsas para mojar
El hummus, guacamole o yogur hacen que los vegetales o tiras de pollo se conviertan en una experiencia divertida para comer.
6. Reutiliza las sobras
Transforma la cena en un nuevo plato: el pollo asado puede ir en wraps, o el arroz del día anterior en arroz frito con verduras.
7. Crea comidas equilibradas
Incluye proteínas, granos enteros, frutas, verduras y lácteos bajos en grasa. Usa la guía del Plato del Bien Comer como referencia.
8. Haz tus propios Lunchables
Arma combos con queso, jamón, galletas integrales, frutas, verduras y hasta un postre pequeño. Es más económico y saludable.
9. Sé flexible y constante
Los gustos cambian. Sigue ofreciendo alimentos nuevos sin presionar. La exposición repetida y un ambiente relajado favorecen su aceptación.
10. Escucha y observa
Si notas que tu hijo evita alimentos o grupos enteros, pierde peso o comer causa conflicto familiar, habla con un especialista. Un terapeuta de alimentación o nutricionista pediátrico puede ayudar.