11 cosas en tu refrigerador que deberías tirar a la basura
Hacer una purga semanal de alimentos ahorra espacio en tu refrigerador. También puede salvarte de un dolor de estómago, u otra cosa peor.
¿Alguna vez sientes como si estuvieras jugando a la ruleta rusa cuando buscas en tu refrigerador y tratas de determinar lo que te puedes comer y lo que ya expiró? No eres la única persona. Además de aplicar el viejo truco del olfato, buscar moho, y revisar las fechas de caducidad, saber lo que deberías tirar en tu cocina puede ser un enorme misterio.
“La mayoría de las personas están completamente confundidas cuando buscan en su refrigerador e intentan decidir si utilizar el bote abierto de ensalada César o tirarlo a la basura y (cuando generalmente) decidir lo que es seguro para comerse y lo que no”, dice B. Susie Craig, profesora de Seguridad y Salud en los Alimentos.
“A veces, es incluso confuso para mí, y soy una profesional”. Si añades la duda de si el artículo siquiera debe refrigerarse, el problema se multiplica.
Existe una buena razón para la confusión, dice Don Schaffner, profesor de Microbiología Alimentaria en Rutgers University, quien explica que existe una gran diferencia entre el deterioro de los alimentos (que se encuentra en muchos alimentos y eventualmente hace que se vean, huelan y sepan mal) y patógenos (que no podrás verlos pero igual te enfermarán).
“Las fechas de expiración no son una ciencia exacta”, dice. “Las compañías de alimentos utilizan un valor que asegure clientes felices, pero no es como si la comida se eche a perder ‘por arte de magia’ a media noche en la fecha en cuestión”.
¿Te enfermarás si utilizas la lata de salsa de tomate sin tapa que abriste hace varios días cuando hiciste tu pasta a la boloñesa? O ¿podrías estar lastimando a tu mascota si olvidas poner una tapa en su lata medio vacía de comida para perro? Probablemente no… pero no esperes que esos productos tengan la misma intensidad cuando lo saques de nuevo para la segunda parte de tu comida (o la de tu mascota).
Mira tu refrigerador como una gran deshidratadora de comida—cualquier cosa expuesta directamente al aire se secará rápidamente y probablemente se llevará su sabor.
Segun la USDA, los productos retendrán un mejor sabor si se transfieren a un contenedor de vidrio o plástico que pueda ser sellado adecuadamente. Y si tienes dudas sobre la temperatura más óptima para tu refrigerador, aquí tienes la respuesta.
Esto podría parecer algo lógico, pero ¿cuántas veces has hurgado a través de ese cartón de zarzamoras o fresas para retirar el moho y comer el resto? No siempre es una buena idea.
“Por supuesto, puedes retirar una o dos de las moras afectadas, lavar el resto en agua limpia y fría y no tendrías ningún problema”, dice Schaffner, pero no intentes salvar las moras individuales al cortar las porciones podridas.
“Deshecha la fresa podrida entera—aunque sólo tenga moho en la mitad, Y asegúrate de qué no hay otras alrededor”. Para sacarles mayor partido, guarda la fruta en un contenedor qué eleve las moras de cualquier humedad que haya podido gotear y regule el flujo de oxígeno y dióxido de carbono para reducir la putrefacción.
Otro truco para hacer que las fresas duren por más tiempo: enjuágalas en una mezcla de agua y vinagre para deshacerte de bacterias y esporas de moho.
¿Sacaste una ensalada de atún y disfrutaste de algunas bocados, y después lo volviste a guardar en el refrigerador? ¿Quedó mucho dip de cebolla tras ver el partido con tus amigos? Olvida por un momento los pensamientos sobre desperdiciar comida y tíralo todo—podrían estar contaminados por patógenos.
“El estafilococo áureo suele encontrarse en las narices de las personas”; explica Schaffner, “Y se puede transmitir a los alimentos al estornudar o por contaminación cruzada de nariz a manos a alimentos”.
Una apuesta más segura: siempre mantén la comida a salvo al cambiar a porciones individuales con una cuchara limpia, y tira el aderezo a menos de que alguien haya estado cuidando la higiene de todos.
Para evitar que se desperdicie, sólo pon la mitad del aderezo para empezar, y mantén el resto a salvo en el refrigerador hasta que sea necesario.
“Ya que las temperaturas de refrigeración ralentizan o detienen el crecimiento de microorganismos, es importante notar que las temperaturas importan”, dice Mary Yavelak, asociada en The College of Agriculture and Life Science at North Carolina State University.
Esto significa alimentos lácteos más rápidos de echarse a perder—como crema, mantequilla, y queso—se conservan mejor en estanterías, donde son menos susceptibles a temperaturas cálidas causadas por el constante abrir y cerrar de la puerta.
En su lugar, en la puerta puedes poner botellas de agua, latas de refresco, e incluso condimentos, los cuales suelen ser fabricados con preservativos que pueden aguantar esos cambios de temperatura.
Para mantener las cosas limpias y ordenadas, considera organizadores lisos para la puerta que pueden hacer que sea fácil verlo todo a la vez.
Quizá hayas comprado esas almejas, cangrejos y ostiones en las últimas 24 horas, pero eso no significa que sea seguro comerlos, además de asegurarte de adquirirlos con un vendedor que refrigere los mariscos y/o los presente en una cama gruesa de hielo fresco.
Haz tu propia prueba de seguridad en casa: retira los que tengan las conchas rotas, haz una prueba y da unos golpecitos (las almejas, ostiones, y mejillones vivos se cerrarán cuando golpeés la concha); y busca el movimiento de las patas en cangrejos y langostas.
Para mantener los mariscos lo más seguro posible durante el transporte a tu hogar desde la tienda, considera mantener una bolsa para congelados en tu coche.
A diferencia de los aderezos industriales que se pueden mantener en el refrigerador por 1-3 meses tras abrirlo, los aderezos caseros (o los que compras frescos en un restaurante) son más perecederos—su vida en la estantería es de un rango de una a dos semanas.
Craig mantiene el registro de los suyos al marcar con un plumón permanente el contenedor o botella con el día de compra y cuando se abrió. ”Esto reduce el desperdicio de comida y me ayuda a rotar y usar los alimentos refrigerados”, explica Craig.
“Es un hábito fácil de adoptar y lleva muy poco tiempo. En el día de tirar de desperdicios, miro por los estantes de mi refrigerador, miro las fechas de apertura, y retiro artículos”.
“Las bacterias más dañinas no pueden crecer en temperaturas de refrigeración, pero los organismos de putrefacción sí pueden”, advierte Yavelak, quien pide a los consumidores usar su sentido de la intuición.
“Mi regla de oro es siempre mirarlo primero después olerlo, y, si todo lo demás está bien, finalmente probarlo. Este método te mantendrá a salvo de oler o probar algo que podría no ser placentero, ya que eso puede enfermarte. Como sea, tener problemas en el estómago tras oler o probar alimentos en mal estado seguramente no sea un problema alimentario causado por patógenos”.
Puedes extender la frescura de los alimentos (y el riesgo de oler algo en mal estado) con contenedores de preservación de alimentos que forman un sello al vacío sin el problema de todo el costoso equipo.
El bicarbonato de sodio tiene todo tipo de usos alrededor de la casa… pero no está también tenerlo en tu refrigerador después de más de un mes.
Por eso en Arm & Hammer cambiaron su etiqueta de tres meses a 30 días: “Tras 30 días, el bicarbonato de sodio ha absorbido mucho de los olores en el refrigerador. Al reemplazar la caja… cada mes, tienes una mejora en la eliminación de los olores, asegurando que tus alimentos estén frescos durante más tiempo”.
Tu refrigerador elegante podría venir equipado con una conveniente hilera empotrada para guardar los huevos, pero sácala para hacer espacio para otros artículos y mejor pon los huevos en una estantería del refrigerador, dice Vlatka Lake, un director de marketing en la compañía de almacenaje Space Station.
El frecuente abrir y cerrar de la puerta expone los huevos a temperatura fluctuante y esto puede causar que se pudran más fácilmente, explica.
Cuándo mamá te advirtió que no bebieras directamente del envase de leche o jugo de naranja, podría haber tenido algo de información sobre los efectos en la higiene.
“Como me gusta decir a veces, esto no es lo que llamamos la mejor práctica”, dice Schaffner. “Aunque es muy poco probable que alguien tenga microorganismos patógenos en su boca que se contagien al contenedor y después crezcan bajo condiciones refrigeradas, el hábito es algo asqueroso”.
Sugiere que los integrantes de la familia que beban del envase reciban el suyo propio con una etiqueta dedicada y una regla de “esto es ahora tuyo”.
A pesar de que guardar esta fragante hierba en una bolsa de plástico en el refrigerador no te hará enfermar, hará que el verde vibrante de las hojas se vuelva negro y apagado—¡nada óptimo para tu hermosa ensalada Caprese!
Si es posible, compra una planta de albahaca viva, mantenla en la cocina junto a la ventana, y corta las hojas según sea necesario. De otro modo, recorta las puntas y coloca la albahaca en un vaso pequeño, al igual que harías con un ramo de flores, y colócalo en tu refrigerador.
Otras hierbas se conservan mejor en el refrigerador pero requieren circulación de aire para mantenerse frescas. Considera que los contenedores dedicados de hierbas maximizan su esperanza de vida.
Tomado de rd.com 11 Things in Your Refrigerator You Should Toss Out