11 factores que afectan tu peso (y que no son comida ni ejercicio)
Puede ser útil recordar que hay muchas maneras gratuitas o de bajo costo para proteger tu peso y salud, invertir en ti es una de las mejores.
¿Qué tiene que ver la economía con la salud? Resulta que una caída en la economía puede llevar a un aumento en nuestro peso, según un estudio realizado en la Universidad John Hopkins.
Los investigadores encontraron que entre 2008 y 2012, una recesión reciente, el aumento de peso estuvo fuertemente correlacionado con el aumento en el desempleo, incrementando el riesgo de obesidad en un 21 por ciento.
Esto tiene sentido ya que una de las primeras cosas que solemos eliminar cuando nuestros presupuestos se reducen son los lujos como la comida sana y la membresía a un gimnasio, sin mencionar la pérdida del seguro médico que a menudo acompaña a la pérdida de un empleo.
Sin embargo, puede ser útil recordar que hay muchas maneras gratuitas o de bajo costo de proteger tu salud, e invertir en ti es una de las mejores decisiones que puedes tomar.
Hay una razón por la que Colorado es el estado más delgado en Estados Unidos. La altitud a la que vives se correlaciona fuertemente con tu peso, y cada ganancia en altitud se corresponde con un descenso en el peso, según un estudio realizado por la Fuerza Aérea de ese país.
Pero todavía no te mudes a las montañas: el efecto debe complementarse con otros factores conocidos para prevenir la obesidad, como una alimentación saludable, lazos sociales fuertes y oportunidades para ejercitarse al aire libre. Ejemplo: Las islas hawaiianas son el tercer estado más delgado de Estados Unidos.
¿Alguna vez te has preguntado por qué tu abuela nunca se ejercitó y, sin embargo, no podrías usar su vestido de novia aunque corrieras maratones? Parte de esto puede deberse a la diferencia en las generaciones en las que ambas nacieron.
Malas noticias para los jóvenes: los Millennials, Gen Y y Gen X necesitan comer menos y hacer más ejercicio para evitar la obesidad que sus antepasados, según un estudio de la Universidad de York.
Y no es solo el hecho de que tenemos Netflix al alcance de la mano: los investigadores encontraron que el metabolismo promedio de hombres y mujeres se ha ralentizado, incluso después de controlar factores como enfermedades, alimentación y condición física. ¿Por qué?
Todavía no tenemos respuestas sólidas, pero mientras tanto, si tienes menos de 40 años, al menos puedes estar tranquilo de que no eres el único.
Los efectos de los contaminantes ambientales van más allá de los ojos irritados y los estornudos. Las ratas expuestas al aire altamente contaminado no solo tenían muchas más probabilidades de volverse obesas, según un estudio realizado por la Universidad de Duke, sino que también tenían un mayor riesgo de padecer enfermedad cardiaca, diabetes y síndrome metabólico.
Y no solo se limita a los roedores. Las personas que viven cerca de carreteras con un alto nivel de contaminación del aire también tienen más probabilidades de aumentar de peso, según un estudio de la Universidad del Sur de California.
Lamentablemente, la contaminación del aire probablemente no está bajo tu control directo, pero podemos trabajar juntos para implementar políticas de aire limpio en el lugar donde vivimos.
Nuestras casas y oficinas deliciosamente cálidas y acogedoras podrían ser parcialmente responsables de nuestras cinturas en expansión, dicen los investigadores en un estudio publicado en la revista Cell.
Los científicos descubrieron que la exposición constante a un clima levemente frío, como era normal en los días previos a los termostatos programables, ayuda al cuerpo humano a contar con un peso saludable.
El aire frío parece acelerar el metabolismo haciendo que el cuerpo trabaje con más intensidad para enfrentar las condiciones cambiantes.
Algunos defensores de la “terapia de frío” toman baños de hielo diarios, pero no es necesario irse a los extremos para ver los resultados, dicen los investigadores. Basta con bajar el termostato unos pocos grados o agregar un poco más de agua fría a nuestro baño diario.
Los antibióticos son uno de los mayores milagros de la medicina moderna, sin lugar a dudas. Pero esas drogas que combaten las infecciones pueden tener consecuencias imprevistas.
Entre más antibióticos toma una persona durante su vida, particularmente durante la primera infancia, mayor es su riesgo de volverse obeso, según un estudio de la Universidad de Nueva York.
Los investigadores especulan que se relaciona con matar a las bacterias intestinales sanas y diezmar su microbioma, ya que se ha demostrado que ayudan a prevenir el aumento de peso.
Pero si fuiste un niño con infecciones crónicas de oído o garganta, no te preocupes: puedes reconstruir tu bacteria intestinal buena tomando un probiótico y comiendo alimentos fermentados como yogurt, kéfir, chucrut y kimchi.
Ser dueño de una mascota, particularmente un perro, reduce el riesgo de obesidad de su familia humana, dice la Asociación Estadounidense del Corazón.
¿Por qué? Es necesario sacar a los perros a caminar todos los días y no dejan que sus dueños lo pasen por alto. Pero no es solo el ejercicio adicional, especialmente porque el 40 por ciento de los dueños de perros confiesa no pasear a su perro con regularidad.
Los investigadores agregan que acariciar a un animal reduce en gran medida el estrés y la depresión, otros dos factores de riesgo conocidos para el aumento de peso.
Entonces, si tienes un perro, asegúrate de sacarlo a caminar a diario y recibe todos los acurrucamientos, besos húmedos y ronroneos que puedas.
El ingreso es uno de los principales factores relacionados con la obesidad: según un estudio publicado en Nutrition Reviews, los estadounidenses pobres tienen tres veces más probabilidades de ser obesos que los más ricos.
Es menos probable que las personas de bajos ingresos tengan acceso a los alimentos frescos, menos probabilidades de tener seguro médico y menos probabilidades de vivir en vecindarios seguros donde se fomente el ejercicio al aire libre.
Los pesticidas pueden ayudarnos a obtener cultivos más abundantes, pero muchos de los químicos que incluyen son conocidos como “disruptores endocrinos”: interfieren con los sistemas metabólicos del cuerpo.
Los pesticidas “secuestran” nuestro metabolismo al imitar, bloquear o interferir con las hormonas naturales del cuerpo, según un informe publicado por The Endocrine Society.
La exposición regular a los pesticidas a través de los alimentos se correlacionó con un aumento del riesgo de obesidad y diabetes.
Comprar todo orgánico puede ser una solución, pero no se ajusta al presupuesto de muchas personas. ¿Una opción? Intenta cultivar algunas de tus propias frutas y verduras. (Además, ¡la jardinería es un gran ejercicio!).
La cercanía a parques, senderos y otros tipos de espacios verdes se relaciona con un menor peso corporal, de acuerdo con una investigación realizada por la Asociación Estadounidense de Diabetes.
Ser capaz de ver y, lo que es más importante, caminar entre árboles alentó a las personas a hacer más ejercicio e hizo que no se percibiera como una carga.
Los parques hacen que el esfuerzo físico parezca divertido, pero aunque no los uses para ejercitarte, se ha demostrado que simplemente estar en presencia de la naturaleza reduce el estrés, disminuye el peso y mejora la salud en general.
Ya sabes que los alimentos procesados no favorecen tu cintura, pero resulta que no te dañan solo las calorías vacías y las grasas trans.
Algunos de los aditivos más populares están relacionados con el aumento de peso y la obesidad, según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Georgia.
Los emulsionantes, que se agregan a la mayoría de los alimentos procesados para obtener textura y prolongar su vida en anaquel, interfieren con las buenas bacterias intestinales.
Pero la relación con la obesidad de algunos saborizantes artificiales, edulcorantes artificiales, conservadores e incluso el envasado de alimentos también está siendo investigada.
Tomado de rd.com 11 Sneaky Things That Affect Your Weight That Aren’t Food or Exercise