12 errores que todos cometen al hacer café
La coautora de un libro llamado "La guía completa para idiotas de café y té" comparte sus secretos para hacer la mejor taza de café que hayas probado.
Ah, café… mi ritual matutino favorito y fuente de cafeína. Como coautora de The Complete Idiot’s Guide to Coffee & Tea y frecuente contribuyente de Fresh Cup Magazine, he pensado mucho sobre el tema del café. Hacer una gran taza de café parece fácil, pero ¿qué tan seguido sabe como lo hace en tu cafetería local? (¿Nunca?).
La buena noticia es que, a diferencia de otros esfuerzos culinarios, hacer un buen café se trata más de técnica que de derrochar en artilugios. Una taza audaz y deliciosa se puede obtener en casa si evitas estos errores comunes.
Muchas cafeteras comerciales de goteo nunca alcanzan la temperatura ideal (195 a 205 grados) para el café perfecto. El agua en este rango extrae la mayor cantidad de sabor de los granos.
Cambia a una prensa francesa o el método de vaciarlo encima (Chemex o un filtro de cerámica), donde el agua hirviendo se vacía sobre los granos de café y se queda durante tres a cuatro minutos. Estas generalmente son más baratas que la cafetería eléctrica promedio.
Comprar grano premolido es un ‘no rotundo’. Al minuto de que los granos de café son molidos, empiezan a soltar sus sabores matizados. Mientras más te tardes en hacer el café, más sabor se habrá disminuido.
Muele los granos enteros en la tienda o hazlo tú mismo en casa: Invierte en una moledora de cuchillas o una moledora de rebabas para que sea mucho más fino. Hazlo mientras el agua se está calentando.
Piensa sobre ello. Si viertes líquido caliente en un contenedor de temperatura más baja, no se quedará caliente durante mucho tiempo, ¿verdad? Prolonga tu placer de beber al pre calentar la taza.
La mejor parte es que el agua ya está en camino a hervirse—solo sirve algo de agua en la taza, déjala ahí hasta que el café esté hecho y vacíala antes de llenarlo con café. También es una buena idea enjuagar tu prensa Francesa con agua caliente antes de añadir el grano molido.
Esas delicadas tazas de porcelana que sacas para una fiesta de té o la taza de café súper funcional que has tenido durante días van a bajar de temperatura rápidamente, dejándote el café a temperatura ambiente. Una taza de material grueso mantiene la temperatura hirviendo del café durante más tiempo.
Trata de encontrar una taza de café estilo de cafetería de un material grueso. También nos gusta beber de tazas de cerámica robustas hechas a mano.
Esto es meterse en el territorio nerd de café… pero de nuevo, ¿quién quiere beber café malo? Idealmente, querrás usar granos que hayan sido tostados en las últimas tres semanas. La manera más fácil de asegurar esto es saber la fecha en la cual fue tostado.
Los tostadores de café que venden sus granos en el sitio suelen etiquetar las bolsas con esta información. Si tomas una bolsa de grano en tu tienda local, revisa el fondo del paquete, suelen estampar la fecha ahí.
Meter tu café recientemente tostado cuidadosamente dentro del filtro a ‘ojo de buen cubero’ es un hábito que querrás dejar ahora. Medir tu café te permite controlar la fuerza de la taza.
Una buena regla de oro es utilizar ocho cucharaditas para un tamaño estándar de 34 onzas. Esto resultará en un café fuerte y asertivo, pero no tan fuerte como un expreso.
El como alguien toma su café es una cuestión de elección personal, pero siempre recomendamos tratar de sacar la mayor cantidad de sabor de tu bebida.
Muchas tiendas de café tienen esos pequeños sobres de azúcar de caña. Este endulzante simplemente sabe mejor que el azúcar blanco. En términos de leche, nos gusta utilizar leche entera o media y media. La leche descremada puede aguar el café.
¿Alguna vez has probado una taza de café y pensado, wow, es realmente débil? Tal vez lleva demasiada agua, o le falta café, para que la proporción funcione. Lo convencional es empezar con dos cucharadas de café por taza y después modificar en un futuro si es necesario.
Es tentador utilizar agua de la llave porque es gratis y solo debes abrir el grifo, pero sentirás una diferencia real cuando cambias a agua filtrada o embotellada. Eso es porque esas aguas elevadas están libres de minerales y no son ácidas. De otra manera, las impurezas del agua de la llave afectarán el sabor de tu bebida mañanera.
Si solo bebes café ocasionalmente, asegúrate de haber quitado el café usado después de hacerlo. Si se queda en el filtro por algunos días, se puede volver mohoso y necesitarás limpiarlo a fondo antes de usar la máquina de nuevo.
No existe un lugar correcto para guardar tu café. Pero querrás encontrar un sitio libre de humedad. Esto puede significar utilizar un contenedor con tapa hermética (como un frasco de cristal) o una bolsa o lata de café en un la estantería o en la despensa (y no, no en tu congelador: hay humedad ahí).
Como todo lo demás en tu cocina, tu cafetera necesita limpiarse con regularidad. Lava la jarra, canasta de filtros y tapa con agua y jabón tras cada uso. Y al menos una vez al mes haz un cliclo con partes iguales de agua y vinagre.
Tomado de rd.com 12 Mistakes Everyone Makes When Brewing Coffee