Junto con tu buen humor, la risa puede fortalecer tu sistema inmunológico. Eleva los niveles de anticuerpos en la sangre, incluyendo los glóbulos blancos que atacan y matan a bacterias y virus.
También incrementa el número de anticuerpos en las mucosidades dentro de la nariz y las vías respiratorias, que son la entrada de muchos gérmenes.
Un estudio realizado con un coro alemán reveló que cantar activa al bazo, lo que ayuda a incrementar las concentraciones de anticuerpos en sangre y fortalece al sistema inmunológico.
Si cantar en grupo no es para ti, hazlo en la regadera; hasta el simple hecho de escuchar música tiene grandes beneficios para la salud.
Algunas grasas son esenciales para formar células y producir prostaglandinas, compuestos semejantes a hormonas que regulan la respuesta corporal a la infección. Se ha descubierto que los atletas italianos, que suelen tener dietas bajas en grasas, cuentan con niveles muy bajos de estas células.
El secreto consiste en elegir cuidadosamente las grasas: prefiere las grasas vegetales insaturadas (y no las grasas saturadas de origen animal, pues reducen la capacidad de los glóbulos blancos para acabar con las bacterias).
Y evita las grasas trans, marcadas como “hidrogenadas” o “parcialmente hidrogenadas”: son frecuentes en alimentos procesados y horneados, pueden interferir con el sistema inmunológico.
Apenas 10 cucharaditas de azúcar (la cantidad en dos latas de refresco o de limonada mineral) afectan la capacidad de los glóbulos blancos para matar a las bacterias. Prefiere un endulzante natural, como el elaborado con la planta de la estevia.
También trata de reducir tu consumo de endulzantes bajos en calorías, como el aspartame. Aquí tienes más hábitos para estimular tu sistema inmunológico.
Los pescados grasos (como las sardinas, los arenques y la caballa) contienen proteínas esenciales para producir las células que fortalecen tu sistema inmunológico; también te brindan ácidos grasos omega 3 para regular sus funciones.
Cuando el cuerpo es atacado, su primera reacción es una inflamación aguda. Pero el omega 3 reduce la generación de compuestos inflamatorios y aumenta la producción de antiinflamatorios, lo que ayuda a la recuperación y puede suprimir el crecimiento de células cancerígenas.
En pruebas clínicas también se ha descubierto que el omega 3 activa áreas del sistema inmunológico que suspenden las acciones de defensa una vez que esta se ha realizado.
El hongo reishi ha sido valorado en Oriente por más de 2,000 años. Hoy los expertos saben que estimula la producción de células T, los glóbulos blancos que protegen al cuerpo contra las infecciones.
Aumenta los niveles de las sustancias que fortalecen la respuesta inmunológica, además de que promueve el sueño y reduce el estrés al suprimir la producción de adrenalina, una hormona estimulante.
La vitamina C, hallada en altas concentraciones en naranjas, limones, limas y toronjas, impulsa la actividad de los fagocitos (células que envuelven y digieren a las bacterias) en la sangre.
El cuerpo no puede almacenar vitamina C, así que necesitas consumir cítricos a diario para fortalecer tu sistema inmunológico.
Ante el ejercicio, tu sistema inmunológico produce más células sanguíneas para atacar a los invasores. Y entre mayor sea la frecuencia con la que te ejercitas, más durarán los cambios.
Investigaciones estadounidenses han demostrado que las personas que se ejercitan moderadamente cinco o seis días a la semana se resfrían la mitad de las veces que quienes no lo hacen.
La clave está en la moderación. Si te ejercitas intensamente durante 90 minutos, se reduce temporalmente la producción de macrófagos, células que combaten los gérmenes, lo que incrementa el riesgo de sufrir una infección.
Así que siempre aparta días de descanso para preservar la salud del sistema inmunológico. Pon atención porque estos hábitos podrían estar arruinando tu sistema inmunológico.
Para resistir a las infecciones virales, integra almendras a tu alimentación diaria, pero cómelas con cáscara. Investigadores italianos descubrieron que un químico presente en la cáscara de las almendras mejora la capacidad de los glóbulos blancos para detectar virus: también afirmaron que el químico podría ayudar a evitar que un virus se esparza por todo el cuerpo.
Agrega un puñado de almendras a tu cereal o avena de la mañana para fortalecer tu sistema inmunológico.
Mamá tenía razón: es más fácil que te contagies de una infección si tú (y sobre todo tus extremidades) están frías. En un estudio, 90 personas mantuvieron sus pies en una tina con agua helada durante 20 minutos; una cantidad semejante puso sus pies en una tina vacía durante un lapso parecido.
Cinco días después, el 20 por ciento de las personas con pies fríos se había resfriado, en comparación con el 9 por ciento de aquellas cuyos pies se mantuvieron tibios.
Tener las extremidades frías parece reducir los niveles de glóbulos blancos, la primera línea de defensa del sistema inmunológico.
Agregar cebolla y ajo a sopas, guisados y otras recetas nos brinda poderosas sustancias antivirales que pueden incrementar tu resistencia a la infección.
Otros vegetales, como las zanahorias y los camotes, también pueden fortalecerte: son ricos en betacaroteno, que tiene efectos antiinflamatorios y eleva el ritmo de producción de los glóbulos blancos.
Otros poderosos aliados son los chiles, que diluyen la mucosidad nasal; los hongos shiitake, que impulsan la generación de glóbulos blancos; y el jengibre, que reduce la inflamación.
Tomado del libro 10,001 Timesaving Ideas, de Reader’s Digest
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