Representa casi el 25 por ciento de la población mundial y elabora una enorme proporción de los productos que usamos a diario.
1. La tierra donde el tiempo se detiene
China debería tener tres zonas horarias, de este a oeste; sin embargo, desde que los comunistas tomaron el poder, en 1949, sólo hay una, la de Beijing, como prueba de unidad nacional. Esto significa que en el invierno amanece muy tarde en el extremo oeste, a las 10 de la mañana, pero los oficinistas y los niños de escuela se pasan las dos primeras horas de la jornada en la oscuridad.
Durante las vacaciones, es común que los niños vean la televisión a altas horas de la noche mientras disfrutan su té.
2. Megaciudad 219
¿Alguna vez has oído hablar de Chongqing? Yo tampoco, hasta que empecé a viajar a China. Es la ciudad desconocida más grande del mundo: una megalópolis donde se fabrican autos y motos, productos químicos y textiles, alimentos procesados, maquinaria y artículos electrónicos. Aunque en Chongqing viven 31 millones de personas, pocos extranjeros saben de la existencia de esta ciudad. Aun con la moderada tasa de nacimientos que tiene China, para el año 2025 esta nación tendrá 219 ciudades con más de un millón de habitantes.
3. Quejosos y excéntricos
Los chinos chismean, son gregarios, tienen un excelente sentido del humor (a algunos que conozco les encanta Woody Allen), producen muchísimo arte de vanguardia, discuten en la calle, tocan el claxon mientras conducen y se quejan sin cesar de la burocracia y del servicio a clientes.
4. Totalmente conectados
China es el mercado de teléfonos celulares más grande del mundo: 900 millones de sus ciudadanos poseen uno (prácticamente todos los adultos del país). Y los habitantes urbanos pasan 70 por ciento de su tiempo de ocio en Internet.
El gobierno chino tiene unos 50,000 empleados que vigilan el uso de la Red, y la oposición política está prohibida; sin embargo, es muy difícil controlarla, y China tiene 200 millones de blogueros, muchos de los cuales se quejan de sus autoridades.
5. Un arroz frito no tan especial
Los platos chinos que conocemos en Occidente son una versión muy modesta de la comida cantonesa de Hong Kong, así que algo como el cerdo agridulce es casi desconocido para la mayoría de los chinos (y el arroz frito lo comen en el desayuno).
Los chinos adoran las texturas extrañas, así que les encanta comer cosas como cabezas de pescado —cuya carne raspan de las mandíbulas y se la llevan directamente a la boca—, pero la carne blanca del resto del pescado les parece aburrida. Consideran repugnantes los bisteces y las hamburguesas por su sabor y textura uniformes. Y la pechuga de pollo es tan insípida para el paladar chino, que es la carne más barata en los supermercados, donde se vende principalmente como alimento para mascotas. Hay cafeterías en toda calle urbana, pero a poca gente le gusta realmente el café. Kentucky Fried Chicken, en cambio, es un éxito fenomenal, con unas 2,000 sucursales, el mayor número fuera de Estados Unidos. Las alitas, naturalmente, son mucho más populares que la aburrida pechuga.
6. La fe llega por caminos misteriosos
País oficialmente ateo, China está viviendo un auge masivo del cristianismo. Se calcula que hay 54 millones de fieles activos en China —más que en Italia—, de los cuales 40 millones son protestantes y 14 millones católicos.
Pese al auge, la interpretación china del cristianismo resulta un poco confusa. Una amiga mía “practicante” me dijo que jamás había oído hablar de Jesús y que desconocía el significado del crucifijo, aparte de ser un símbolo religioso.
7. Visión de comerciantes
Los chinos están tan orientados a los negocios, que cuesta creer que vivan en un país que sigue siendo oficialmente comunista. Acompañé a una amiga mía a la joyería de una tienda departamental en Beijing, y como no encontró nada de su gusto, la vendedora sacó unos broches de debajo del mostrador y se los mostró. Era su negocio privado: su propia tienda dentro del almacén.
Hace poco otra amiga china decidió abrir una tienda de mascotas, así que le pregunté si iba a renunciar a su empleo en una fábrica de maletas.
“Claro que no”, repuso. Su jefe iba a invertir en la tienda de animales, y le había aumentado el sueldo para que se mantuviera en su puesto y contratara un encargado para la tienda. Es un ejemplo del principio chino de que la amistad y la confianza importan más que ganar dinero. Los chinos prefieren hacer un negocio malo con alguien que conozcan que uno bueno con un desconocido.
8. Un país, muchas lenguas
En China, casi todas las personas hablan mandarín, la forma estandarizada del chino basada en el dialecto de Beijing. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos chinos, que pertenecen a 56 grupos étnicos, prefieren usar alguna de las 292 lenguas autóctonas, de las cuales el cantonés es la más común. La hablan 70 millones de personas, incluidos los habitantes de Hong Kong. También es la lengua predominante en los barrios chinos de las ciudades occidentales.
9. Sé educado: eructa
Los buenos modales chinos son un campo minado para los visitantes extranjeros:
Jamás debes abrir un regalo cuando lo recibas.
Sorber líquidos ruidosamente y eructar no se consideran irrespetuosos.
Siempre prueba todo lo que te ofrezcan en la mesa.
Es descortés hablar de negocios en los almuerzos y cenas de negocios.
No es indebido contestar el celular en una junta, y tampoco interrumpirla por hablar en voz alta.
No es señal de mala educación sostener el tazón de arroz cerca de la cara.
Dar propinas se considera un insulto, o al menos eso piensan los trabajadores chinos que se criaron durante el apogeo de la era comunista.
10. Su país, para bien o para mal
Le pregunté a mi amiga china Amy, que es muy liberal en todo lo demás, si le importaba la difícil situación de los tibetanos.
“No”, me dijo. “No conozco a ninguno”. Sin embargo, agregó que si tuviera amigos tibetanos, los ayudaría. Me explicó que los chinos con gusto darían la vida por sus compatriotas y por su país, pero, tradicionalmente, a ninguno le importan mucho los desconocidos que son chinos por casualidad. La industria china genera una gran contaminación, pero existe también mucha conciencia ecológica a nivel local. Las luces innecesarias en tiendas y sitios públicos se apagan durante la noche, y los autobuses en muchas ciudades tienen que apagar el motor si hay luz roja en los semáforos.
11. Los relojes de la muerte
Incluso los chinos cultos pueden ser muy supersticiosos. La creencia de que el ocho es un número de buena suerte y el cuatro de mal agüero es casi universal, y en pocos edificios llaman cuarto al piso que sigue al tercero.
La superstición hace muy difícil la compra de regalos. Entre los artículos que los chinos evitan se cuentan las tijeras (simbolizan cortar la amistad), los relojes (esta palabra también significa muerte), las peras (tienen la connotación de que una pareja se va a separar) y los zapatos (denotan el deseo de que quien los recibe se marche). Ah, y los sombreros verdes: “Usar un sombrero verde” es un viejo dicho chino que significa serle infiel a alguien.
12. Los beneficios de ser hijo único
Las mercancías de marcas famosas son tan caras en China como en Occidente; unos tenis, por ejemplo, pueden costar unos 150 dólares. Un chino de clase media tiene un salario semanal de alrededor de 75 dólares. Entonces, ¿cómo puede la gente darse esos lujos? Por la política comunista de las familias con un solo hijo. Como tienen sólo un descendiente en el cual gastar su dinero, los padres, abuelos y bisabuelos pueden darle todo lo que les sobre, lo que a menudo le garantiza ese estilo de vida hasta muy entrada la edad adulta.
Extraído de Selecciones
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
La salud neurológica es una preocupación creciente en todo el mundo, con un notable aumento…
El sueño es un proceso biológico fundamental para la salud física y mental. Cuando este…
Aunque puede ser difícil de describir, este síntoma suele ser la señal de que algo…
Un microbioma intestinal saludable podría ayudar a las personas con EII, pero ¿deberían los probióticos…
Aprende consejos prácticos y encuentra 15 ideas fáciles para mantenerte en el camino hacia una…
Esta web usa cookies.