1. Las clientas a las que más temo son las que dicen cosas como “Arréglame como quieras” o “Soy muy fácil de complacer”. En 9 de cada 10 casos, eso no es cierto.
2. Sabemos que odias la palabra peróxido, por eso usamos términos como aclarador y decolorante. Pero, aunque tratemos de suavizar nuestro lenguaje, para quitarle el tono oscuro a tu cabello tenemos que utilizar peróxido (agua oxigenada).
3. Sí, anoto cosas acerca de ti en tu tarjeta de clienta, y pueden ser bastante reveladoras; por ejemplo, que no dejas buenas propinas o que hablaste en voz alta de lo mucho que bebiste anoche. También puedo anotar que te estás divorciando o que te gusta el tenis, para recordar preguntarte sobre esas cosas la próxima vez que vengas.
4. Después de que hayas llegado tarde un par de veces, le pediré a la recepcionista que te diga que tu cita es a las 4 de la tarde en punto, pero te atenderé a las 4:30.
5. Pregunta a tu estilista si te haría un descuento por cortarte y teñirte el pelo el mismo día; si no es así, pídele uno. Hacer ambas cosas a la vez le ahorra algunos pasos, así que debería cobrarte menos.
6. Sigue esta regla de oro: no hagas tu primera cita conmigo un sábado. Es nuestro día más ajetreado, y no podré dedicarte el tiempo y la atención que deseas y mereces.
7. Está bien querer ahorrar dinero en tu cabello, pero ten cuidado con los salones que tienen ofertas todo el tiempo. Ésa no es una buena señal.
8. El cabello delgado no por fuerza debe llevarse corto. Tuve una clienta de pelo ultradelgado que lo llevó corto durante años porque creía que así debía ser. La convencí para que se lo dejara crecer, y ahora todo el mundo le dice que se ve preciosa.
9. Siempre seca totalmente tu cabello antes de usar un aparato caliente, como un rizador o un alaciador. Si tu pelo aún está húmedo, el metal lo dañará.
10. A veces, cuando no tengo el tinte que desea una clienta, ya sea porque se terminó o porque olvidé reemplazarlo, no digo nada y simplemente mezclo algo nuevo. Si crees que te voy a aplicar el tinte habitual, es mucho menos probable que te quejes.
11. Sé que has oído muchas veces que no debes lavarte el cabello antes de hacerte un peinado recogido, porque un poco de sebo y polvo ayuda a que conserve la forma. Pero, por favor, no llegues al salón con el cabello grasiento, enredado o maloliente. Lávalo bien una noche antes, y no le apliques ningún producto. De esa manera podré hacer mejor mi trabajo y tú quedarás satisfecha.
12.Cada año, después de que empiezan las clases en las escuelas, al menos una madre trae a una niña con el cabello hasta la cintura y pide que le hagamos un corte al estilo Pixie. Sabemos de qué se trata: una infestación de piojos. Pero cuando señalamos las liendres y le decimos a la mamá que así no podemos hacer el corte, pone cara de sorpresa y dice: “No sabía que tenía piojos”. Para no avergonzar a nadie, es mejor que arregles el problema antes de hacer una cita.
13. No “lavamos” tu cabello, le aplicamos champú. Si queremos que te sientas mimada, no podemos usar la misma palabra con que nos referimos a los trastes.
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
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