Hago juicios sobre ti en función de tus acciones. Investigadores de la Universidad de Milán, en Italia, hicieron a unos perros ver a algunas personas que compartían su comida con un mendigo, y a otras que le pedían al mendigo que se fuera. Luego, cuando las personas de ambos grupos llamaron a los perros al mismo tiempo, la gran mayoría de ellos corrió sin titubear hacia las personas generosas.
Puedo oír el cambio que se produce en el ritmo de tu respiración, ver cómo tu cuerpo se tensa ligeramente e incluso oler las sutiles feromonas que tu organismo despide. Así que si tus suegros, cuñados u otros parientes sospechan que no me caen bien (porque les ladro, gruño o intento no dejarlos entrar a la casa), la explicación más sencilla es que, en el fondo, no te agradan a ti.
Ustedes los humanos son como esponjas: absorben los compuestos orgánicos volátiles de todo lo que tocan o pisan. Si, por ejemplo, acabas de ir al supermercado, olerás a los mostradores de carne y pescados, a las verduras que compraste y, tal vez, incluso a las personas que estaban junto a ti en el momento de pagar. Puedo oler aromas 100 millones de veces más sutiles que el olor más leve que seas capaz de distinguir.
A muchos de mis congéneres los están adiestrando para detectar diversos tipos de cáncer por el olor de ciertas sustancias que emiten las células cancerosas. En algunos estudios los perros han tenido una precisión de 88 por ciento en la detección de cáncer de mama, y de 99 por ciento en la de cáncer pulmonar.
Me he aprendido tus horarios y sé aproximadamente cuándo esperar que estés de vuelta en casa todos los días. Además, aun cuando llegues a una hora poco común o imprevista, puedo distinguir el sonido específico de tu auto mientras te acercas por la calle, y siempre estoy atento a percibirlo.
Aunque no griten delante de mí, me doy cuenta por su tono de voz seco, el hecho de que casi no se hablan ni se miran, por la rigidez de su postura, la manera apresurada en que caminan y la brusquedad con que abren los cajones. A algunos perros nos duele el estómago cuando nuestros dueños discuten.
¿No es cierto que duermo junto a tu cama en vez de hacerlo en la mía cuando tu pareja está fuera de la ciudad? ¿Acaso no me mantengo más cerca de tu pierna de lo normal cuando caminamos por alguna zona oscura? Puedo oler la adrenalina que segregas cuando tienes miedo, y también soy más vigilante cuando falta alguien en la casa.
Odio que salgas de la ciudad, así que he aprendido a identificar las señales de que tu partida es inminente; por ejemplo, las maletas fuera del clóset o la forma en que acomodas y doblas tu ropa en la cama. Algunos de nosotros jadeamos y empezamos a temblar porque nuestra ansiedad se dispara. ¿Te dan remordimientos? Según un estudio, ponernos música clásica cuando estamos solos en casa nos ayuda a calmarnos.
Los investigadores han descubierto que el cuerpo humano segrega oxitocina (la misma hormona que las personas liberan al mirar a sus bebés) cuando hacemos contacto visual contigo. De manera que hay una buena razón para que te miremos con amor cuando queremos algo: nos da resultado.
Percibo señales casi imperceptibles de tu lenguaje corporal —como una mirada fulminante o la forma en que sujetas la correa— que me indican lo que estás planeando. En un estudio, los perros lograron identificar fácilmente la ubicación de comida oculta tan sólo con seguir la mirada de la persona que la escondió.
A los canes se nos puede entrenar para distinguir todo por el olfato, desde una baja en el nivel de glucosa en la sangre hasta un acceso de migraña. A muchas personas epilépticas se les asignan perros que las alertan sobre un ataque antes de que ocurra. En un hospital de Hawai tienen perros adiestrados para identificar infecciones urinarias a través del olfato en pacientes paralíticos que no pueden informar sobre sus síntomas.
Sé que es un miembro de mi manada, y también que es el más vulnerable. Como tengo un fuerte instinto de protección de mi familia, puedo ser un guardián muy temible. Por eso gruño y ladro agresivamente cuando un extraño se acerca a la carriola de tu bebé, y por eso debes estar alerta cuando alguien está jugando con tu pequeño y yo estoy cerca de él.
Si me equivoco y pienso que esa persona puede lastimar al niño, es posible que la ataque.
Soy un maestro en el arte de leer tu lenguaje corporal y estado anímico. Un estudio reveló que los perros podemos saber si un humano está triste con sólo leer sus expresiones faciales, ¡aunque sólo veamos una foto de medio rostro! También propendemos más a acercarnos a una persona que esté llorando que a otra que esté cantado o charlando, lo que demuestra mi empatía.
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