¿Lo Sabías?

¿Crees que tu vagina te ‘regañaría’ por no conocerla? Ponte a prueba

1. Deja de confundir todo lo que hay aquí abajo

El error más común de la gran mayoría de las mujeres es llamar vagina a todo el aparato reproductor. “Siempre me sorprendo mucho por cómo las mujeres están tan confundidas con su anatomía,” dice Alyssa Dweck, Profesora asistente en el Mount Sinai School of Medicine y ginecóloga en el condado de Westchester, Nueva York.

La gente piensa que la palabra vagina es todo lo que hay abajo, pero cada parte es diferente y no todo es la ‘vagina’“. Aquí está el desglose: La vagina es un tubo muscular interno que conecta el cuello del útero a la vulva. La vulva es todo lo que se ve en el exterior, incluyendo los labios mayores y labios menores, el clítoris (el centro de placer sensible en el extremo superior de los labios vaginales), y la uretra (por donde orinas).

2. Tu flujo no es tan raro como crees

¿Tu flujo te parece excesivo? Eso es absurdo. No existe una cantidad “normal” de flujo ya que las cantidades se mantienen en función de tu ciclo menstrual. La mitad del ciclo, aumenta la secreción y es generalmente transparente y elástico.

“Esto facilita la movilidad de los espermatozoides en la vagina, el cuello uterino y el útero para que pueda ocurrir la fecundación. Le permite saber que es un momento fértil del mes “, dice la Dra. Dweck. En otros momentos del ciclo, el flujo puede ser más grueso y más blanco. Los signos por los que debes preocuparte es si presentas flujo grumoso, como el queso cottage, ya que podría ser señal de una infección por hongos.

Si tu flujo es gris, con un olor como a pescado puede indicar vaginitis bacteriana (VB), un crecimiento excesivo de bacterias. Si es pesado, de color gris, amarillo o verde podría ser un efecto secundario de la gonorrea, una infección de transmisión sexual (ITS). En estos casos, consulta a tu médico.

3. No soy tan fuerte como solía ser

Hasta el 40% de las mujeres tienen algún tipo de prolapso de órganos pélvicos (POP), en el que las paredes vaginales sobresalen hacia o a través de la abertura vaginal. Por desgracia, muchas de ellas se sienten avergonzadas para hablar de esto con su médico.

“Muchas mujeres no se dan cuenta de la vagina puede perder apoyo”, dice Leslie M. Rickey, Profesora de Urología y Obstetricia y Ginecología en la Yale School of Medicine. Una mujer con POP puede notar un bulto, dolor durante el coito, presión vaginal, vejiga y problemas intestinales, y dolor en la espalda baja o dolor pélvico.

Los factores que influyen para que una mujer presente POP, incluyen el embarazo, el parto, el envejecimiento, la menopausia, el tabaquismo, y el trauma. Un médico puede ser capaz de prescribir ejercicios del suelo pélvico de fortalecimiento o un dispositivo extraíble para apoyar las áreas de prolapso.

4. Por favor, orina, después de tener sexo

Correr al baño después del sexo no es exactamente algo muy sensual, pero tampoco lo son las infecciones del tracto urinario (ITU). La culpa es de la anatomía: En las mujeres, la uretra, la vagina y el ano están todos muy cerca. Las relaciones sexuales pueden hacer que las bacterias anales lleguen a la vejiga, donde pueden multiplicarse y causar una infección urinaria.

“Es diferente para los hombres, que tienen una gran distancia de su zona anal a su uretra debido a la longitud del pene,” dice la Dra. Dweck. “Piensa en la mecánica de empuje durante el coito. Las bacterias pueden moverse.” Si eres propensa a las infecciones, orina antes y después del sexo para ayudar a limpiar la abertura de la uretra de las bacterias.

5. Evita las duchas vaginales

A tu vagina no le gusta. Aun así, 1 de cada 4 mujeres de 15 a 44 años en los Estados Unidos, utiliza duchas vaginales. Las duchas vaginales no sólo pueden alterar el pH natural de la vagina, si no que aumentan el riesgo de infección y la irritación, pero la zona es suficientemente limpia sin ella.

“La vagina no es un lugar horrible y sucio que necesita una limpieza constante y vigorosa,” dice la Dra. Dweck. “La limpieza vaginal es como bañarse en cualquier otro lugar. Por lo general, se recomienda un jabón suave y agua. No utilices una esponja vegetal, fragancias, o corrientes de agua innecesarias.”

6. Los ejercicios de Kegel son importantes, pero no para todas

“La mayoría de la gente equipara los ejercicios de Kegel con algo que sólo resulta útil en todo el embarazo y el postparto,” dice la Dra. Rickey. “Pero se ha demostrado que un suelo pélvico sano y fuerte puede afectar a la vejiga, vagina, y la función intestinal durante toda la vida, incluso en la edad avanzada“.

Aunque muchos médicos sugieren ejercicios de Kegel para la incontinencia relacionada con el embarazo, una revisión de estudios publicada en el World Journal of Urology encontró que los ejercicios del suelo pélvico también pueden prevenir la incontinencia por esfuerzo (un ligero escape de orina que se produce al toser, estornudar o reír) y el prolapso de los órganos pélvicos.

Contrae los músculos del suelo pélvico como si detuvieras el paso de orina. Mantén esa posición durante tres segundos, relájate durante tres segundos, y repite de 10 a 12 veces. Trabaja poco a poco hasta que seas capaz de sostener las contracciones durante 10 segundos al día.

Algunas mujeres que experimentan dolor durante el coito o necesitan ir al baño con mucha frecuencia, pueden tener un suelo pélvico demasiado apretado, en lugar de uno débil. En este caso, el fortalecimiento de los músculos puede empeorar la condición. Si sospechas que este es tu caso, consulta a su médico, quien te remitirá a un fisioterapeuta del suelo pélvico para ayudar a relajar los músculos.

7. Puedes oler a “sexo”

Es un aroma científico. Las secreciones vaginales son ácidas (pH bajo). El semen es alcalino (pH alto). Cuando los dos se combinan, las reacciones químicas crean nuevas propiedades que pueden tener olores distintos.

El olor exacto depende de sus niveles individuales de pH, cosas como las duchas vaginales (que ya prometiste no hacer, ¿verdad?) o baños de burbujas pueden influir en el nivel de pH de la vagina.

En caso de detectar un mal olor a pescado después del acto sexual, consulta a tu médico. Podría ser un signo de un desequilibrio bacteriano en la vagina o una infección en el semen de tu pareja.

8. ¿Evitas el lubricante? Te lo estás perdiendo

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Indiana, más del 65% de las mujeres han usado lubricante para hacer el sexo más placentero y cómodo.

Investigaciones relacionadas, comprueban que las mujeres encuentran su vida sexual sustancialmente más agradable cuando usan lubricante en comparación con el sexo sin lubricante. Aunque la menopausia es generalmente culpable de la sequedad vaginal, muchos otros factores pueden afectarla, incluyendo el estrés, el jet lag, el alcohol, las píldoras anticonceptivas, y, sí, hacer el amor excesivamente.

Al utilizar la lubricación, es necesario comprobar su base. Un lubricante a base de agua, como KY Gel, es una buena opción para aumentar el placer y para su uso con los condones. Los lubricantes a base de aceite, como el aceite de coco comestible, pueden ser preferidos para el sexo oral, pero no son recomendables con el uso del condón (ya que aumentan el riesgo de que el condón se rompa).

Para lubricantes de larga duración, prueba uno con una base de silicona. Si eres propensa a las infecciones, asegúrate de que tu lubricante no contenga glicerina, que tiene azúcares que pueden causar una infección por candidiasis.

9. No cometas estos errores con los tampones

Por supuesto, te lavas las manos después de la inserción de un tampón. Pero ¿qué pasa antes? Las manos sucias pueden contaminar el tampón, que a su vez se encuentra dentro de la vagina durante cuatro a ocho horas. Y nunca, nunca uses tampones si no estás teniendo tu período. Si insertas uno para, por ejemplo, contener el flujo cotidiano, podría alterar el pH de la vagina y aumentar las posibilidades de sufrir una infección.

Por último, nunca te cambies el tampón después de hacer popó. Si lo haces, las bacterias anales pueden ser transferidos al hilo del tampón, corriendo el riesgo de infectar la uretra y terminar en una espantosa infección del tracto urinario. Además, un movimiento intestinal puede mover el tampón, causando malestar, incomodidad e incluso dolor.

10. De algodón o sin nada, por favor

Tu vagina necesita un soplo de aire fresco de vez en cuando. Ambientes oscuros, estrechos y húmedos pueden impedir la ventilación, y promover la candidiasis o infecciones bacterianas. “La ropa interior de algodón, no usar ropa interior, o las tangas con entrepierna de algodón son posiblemente la mejor opción,” dice la Dra. Dweck.

“A menudo, si alguien es propensa a una infección, le diré que vaya a dormir sin ropa interior para ventilar la zona. También le diría que se acercara a la secadora de pelo en temperatura fría cuando salga de la ducha y cepillar su parte íntima para deshacerse del exceso de humedad. Evitar la ropa de spandex, trajes de baño húmedos o sucios, ropa de gimnasio húmeda, y las pantimedias sin entrepierna de algodón”.

11. Tu ciclo menstrual puede ser doloroso

Si de repente tu periodo se ausenta, es razonable sospechar embarazo. Pero si has estado en abstinencia o usando un método anticonceptivo religiosamente, muchos otros factores puede influir con la regularidad de tu período.

El estrés puede detener tu periodo (la muerte de un miembro de la familia o la pérdida del empleo, no problemas cotidianos como los desplazamientos o plazos). Los científicos sospechan que la explicación evolutiva es que, si estás centrada en la supervivencia, tanto si la amenaza es un león o una hipoteca, en tu cuerpo y tu cerebro pueden apagarse las hormonas reproductivas para evitar tener hijos en un ambiente amenazador. El exceso de ejercicio puede también poner tu período en espera, si tu cuerpo lo percibe como un factor de estrés extremo.

Las bebidas alcohólicas también podrían tener un efecto. El National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, afirma que incluso beber en pequeñas cantidades que no dañan el hígado u otros órganos, puede causar períodos menstruales irregulares. Beber puede aumentar los niveles de estrógeno y testosterona, lo que altera las fluctuaciones hormonales normales.

Otras posibles causas de períodos anormales son: el consumo de antidepresivos o antipsicóticos, el trabajo por turnos, bajos niveles de grasa corporal, aumento de peso rápido, un trastorno de la tiroides, y el tabaquismo.

12. Soy adaptable

Al igual que el resto de su cuerpo cambia con la edad, la vagina se somete a cambios en la forma y el color. A los 20 años, tu vagina puede llegar a ser más visible, pero en realidad, son los labios alrededor de ella que realmente están reduciendo y haciéndose cada vez más delgados.

La grasa subcutánea a través del cuerpo disminuye con la edad. En los 30, los cambios hormonales causados ​​por el embarazo o el envejecimiento pueden hacer que el área de la vagina oscurezca su color. A los 40 años, los niveles más bajos de estrógeno pueden cambiar el equilibrio del pH de la vagina, estimulando la inflamación y el adelgazamiento y el secado de las paredes vaginales (acompañado de picazón, enrojecimiento y ardor).

¿Existe alguna buena manera de mantener saludable tu vagina? Sí, relaciones sexuales continuas. Y para tu información: El sexo no va a estirar permanentemente la vagina. Por el contrario, la vagina durante la excitación afloja y aprieta después, independientemente de la frecuencia con la que una mujer tiene relaciones sexuales. Por ejemplo, después del parto, las mujeres jóvenes suelen recobrar por completo la elasticidad vaginal. Sin embargo, tener muchos niños pueden hacer que los músculos vaginales se fatiguen y ya no puedan ser plenamente firmes.

El envejecimiento tiene un efecto similar, por lo que algunas mujeres pueden quejarse de soltura a medida que se hacen mayores, aunque no que hayan dado a luz. Las mujeres que dan a luz en sus 30 o 40 años pueden experimentar la pérdida de firmeza como resultado del envejecimiento y la maternidad a una edad mayor. Los ejercicios de Kegel pueden ayudar a apretar los músculos.

13. Debemos conocernos mejor

Haz una cita con tu vagina. Usa un espejo para familiarizarte con su aspecto natural, porque eso te ayudará a identificar mejor los cambios repentinos que merecen una visita al médico.

“Por las sensaciones que llegan a tener en la ducha es como muchas mujeres descubren que tienen algo que deben revisar,” dice la Dra. Dweck. “Se dan cuenta de golpe, y en ocasiones resulta ser algo que no debería estar ahí. Otras veces es simplemente su cuello uterino”.

Para hacer un auto-examen vaginal, utiliza un pequeño espejo de mano con un mango largo y una pequeña linterna. Lávate las manos y siéntate en el suelo, un sofá o una cama. Apoya la espalda en una torre de almohadas. Inspecciona los labios, el clítoris, abertura de la uretra, la abertura de la vagina, y el ano.

Consulta a un médico si observas algún problema, como las verrugas genitales, llagas o flujo vaginal con mal olor.

Tomado de rd.com 13 Things Your Vagina Secretly Wants to Tell You

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