15 hechos misteriosos sobre el escándalo del senador Ted Kennedy
Aquí tenemos 15 hechos desconcertantes que quizás no conozcas sobre la tragedia de Chappaquiddick, donde hubo una persona muerte y un Kennedy es sospechoso.
En 1980 Readers Digest dio los informes oficiales sobre las condiciones de la marea y la velocidad del auto en la noche del fatal accidente. Nuestro periodista contradijo la versión de Kennedy, algunos dijeron que le costo la elección.
A 38 años, ¿qué hemos aprendido?
El 18 de julio de 1969, el Olsmobile del senador Ted Kennedy se calló por un puente de 10.5 pies de ancho en la isla Chappaquiddick en Edgartown Massachusetts, resultando en la muerte de su estratega de campaña Mary Jo Kopechne de 28 años de edad. Por razones que él nunca fue capaz de explicar de manera convincente, le tomo a Kennedy 10 horas reportar el accidente y finalmente se declaró culpable de un delito menor por abandonar la escena.
Parecía seguro que el escándalo enterraría su carrera, pero 11 años más tarde, aparecería para encabezar el regreso de su vida, como candidato favorito para la carrera presidencial del Partido Demócrata en 1980. En Febrero de ese año, Reader’s Digest encargó informes y publicó una historia que contradecía directamente el testimonio jurado por Kennedy, escrito por el periodista de investigación John Barron “Chappaquiddick: Las preguntas aún sin resolver” ganó atención nacional.
De hecho, muchos pensaron que nuestro artículo jugo un rol muy grande en la pérdida de la elección de Kennedy. Viajando en el tiempo hasta hoy, con el lanzamiento de la película Apex Entertainment Chappaquiddick, nos recuerdan las preguntas que surgieron en ese momento que siguen sin tener respuestas.
Aquí tenemos 15 hechos desconcertantes que quizás no conozcas sobre la tragedia de Chappaquiddick.
El senadot Kennedy visitó Edgartown para participar en la Regat anual de Edgatown, como lo había hecho por 30 años. En esta dirección, asesores cercanos habían rentado una cabaña e invitaron a un grupo de amigos y compañeros de campaña a una fiesta en la isla de Chappaquiddick después de la carrera.
Asistieron a la fiesta Kennedy; sus dos mejores amigos Joseph Gargan y Paul Markham; un par de ayudantes, el oficial de Defensa Civil Raymond LaRosa; Mary Jo Kopechne; y 5 mujeres jóvenes, trabajadores de campaña del clan Kenned y amigos de Kopechne.
Lo que comenzó como una celebración temprano ese día, se convertiría en una tragedia inquietante antes de la medianoche. Kennedy y Kopechne dejaron la fiesta juntos a las 11pm y solo uno de ellos regresó con vida.
Kennedy afirmó que había dejado la fiesta con Kopechne porque ambos deseaban regresar a sus hoteles en Edgartown, sin embargo, las circunstancias que rodearon su partida son turbias. Kennedy le dijo a John Crimmins, su ayudante, quien le dio las llaves del auto, que él y Kopechne se irían.
Tampoco dijeron buenas noches a sus amigos, lo que fue especialmente extraño, considerando que Kennedy era el anfitrión de la fiesta. Aún más desconcertante, Kopechne no tomó su bolso ni la llave de su habitación. Las sospechas de John Barron, autor de la historia de portada de Reader´s Digest, Mary Jo, al menos, pensaba regresar.
Que Kennedy decidiera manejar esa noche, fue un hecho inusual. El General Crimmins era su chofer y esa misma mañana, había llevado a Kennedy de un lado a otro por el mismo puente para ir a nadar a Chappaquiddick. En la investigación que tuvo lugar en enero de 1970, el juez Boyle le preguntó a Crimmins por qué Kennedy eligió conducir.
Crimmins dijo que había elegido llevar a Kopechne a su casa por que ella no se sentía bien. Pero nadie más que testificó en la investigación, incluido el propio Kennedy, recordando a Kopechne mencionando que no se sentía bien.
En su primera declaración, hecha el día después del accidente, Kennedy mencionó un giro equivocado en la carretera en donde ocurrió el accidente. “No estaba familiarizado con la carretera y gire a la derecha en Dyke Road en lugar de hacerlo a la izquierda en Main Street”, declaró.
Sin embargo, dado que Kennedy había viajado a Edgarton oir la Regata cada verano durante treinta años, su afirmación de que “no estaba familiarizado con el camino” es cuestionable. Además, el y Crimmins habían viajado esa ruta dos veces más temprano ese mismo día.
Igualmente desconcertante es la afirmación de Kennedy en su segunda declaración, que fue televisada en todo el país el 25 de julio. En ella, afirmó que no sabía que había dado un giro equivocado hasta que estuvo a segundos de golpear el puente. Como Main Street estaba pavimentada y Dyke Road era un camino de tierra, muchos creen que debería hacer sentido inmediatamente que se encontraba circulando por el camino equivocado.
Pero entonces, ¿había tenido la intención de ir por Dyke Road todo el tiempo?
Kennedy afirmó en su declaración televisada que, después que el automóvil se volcó y aterrizó en el estanque debajo del puente, recordaba como el agua fría lo rodeaba. Sin embargo, no recordaba cómo bajó del automóvil. Lo que sí recordaba, era que luchaba por llegar a la orilla, recuperaba el aliento y hacía varios intentos para volver a sumergirse en el coche y localizar a Kopechne.
Dijo que la corriente era demasiado fuerte y que rápidamente se cansó demasiado como para seguirlo intentando. No hubo testigos de estos intentos de rescate.
Kennedy relató que volvió tambaleándose a la cabaña en donde se encontraban sus amigos, a unos 20 minutos a pie. En el camino habría pasado por dos casas separadas con luces encendidas, dos puertas a las que pudo haber llamado y pedido utilizar el teléfono para pedir ayuda. También pasó por una estación de bomberos en donde podría haber utilizado una bien marcada alarma que habría alertado a toda la isla.
Sin embargo continuó hacia la cabaña. Cuando llegó allí, en vez de entrar y llamar a la policía, afirmó haber subido al asiento trasero de uno de los autos estacionados allí. Un invitado del partido, Raymond La Rosa, lo vio, y Kennedy afirmó haberles contado a los dos lo que había sucedido, y los tres regresaron a la escena del accidente, pasando de nuevo por el cuartel de bomberos y las otras residencias iluminadas, sin alertar a nadie por ayuda.
Cuando los tres llegaron al puente, Kennedy afirmó que se había sentado y observado mientras sus dos amigos pasaban más de 40 minutos buceando hasta el automóvil. Sostuvo que la corriente era demasiado fuerte como para llegar al automóvil y encontrar a Kopechne, y agregó que Gargan tenía el brazo mallugado y ensangrentado cuando saliño del estanque.
Pero en la investigación, otros asistentes a la fiesta declararon que ni Gargan ni Markham parecían heridos cuando regresaron a la casa en Chaooaquiddick alrededor de las 2 am de la mañana siguiente, Gargan llevaba una camisa de manga corta y el jefe de policía no notó lesiones en el brazo.
En un testimonio que parecía caracterizado por una frustrante falta de detalles, de destaca este vivo recuerdo en sus segunda declaración. Después de que Gargan y Markham no pudieron rescatar a Kopechne, Gargan imploró a Kennedy que informara el incidente. Asegurándole a sus amigos que “ se encargaría de eso”, Kennedy se supergió en el agua y comenzó a nadar hacia Edgartown.
Afirmó que eligió nadar a través del canal del puerto, cuando se dio cuenta de que el último ferry había partido a la medianoche. Kennedy proporcionó un relato dramático de lo que aseguró a sus oyentes que había sido una faena desgarradora, donde por segunda vez esa noche sintió que seguramente se ahogaría. Aún sintiéndose débil, comenzó a ser arrastrado por la corriente, afirmó
“Probablemente estaba a 50 yardas de la costa, y recordé haber sido arrastrado hacia la dirección del Faro de Edgartown y salir a la oscuridad…”
Pero Gargan y Marham cuentan una versión diferente, donde el baño de Kennedy fue, de hecho, sin incidentes. Ambos dijeron que se habían ido para regresar a la cabaña totalmente seguros de que Kennedy estaría a salvo el resto del camino.
“¿No le preocupaba su capacidad para lograrlo?” Preguntó el juez Boyle.
“No, para nada” respondió Gargan.
“El Senador puede nadar esos cinco o seis veces en ambos sentidos”.
¿Qué tan fuerte era la corriente realmente? Para nuestra historia de portada de 1980, Reader’s Digest encargó un estudio que evaluaba las mareas. El estimado oceanógrafo Bernard LeMehaute utilizó datos del canal entre Chappaquiddick y Edgartown para determinar cómo habría sido la corriente la noche del accidente.
Los hallazgos revelaron que, en todo caso, las corrientes a esa hora de la noche (alrededor de la 1:30 a.m.) habrían empujado a un nadador hacia adentro, hacia la bahía en el lado sur de la isla, no hacia Nantucket Sound, como Kennedy había dicho.
Después de nadar a Edgartown, Kennedy regresó a su hotel alrededor de las 2:00 de la mañana y no informó del accidente, como había prometido a sus amigos que haría. Les dijo a la mañana siguiente, y luego le dijo lo mismo al fiscal del distrito, que no podía aceptar que lo que había sucedido era realidad. “Aún esperaba que el accidente no hubiera ocurrido y que la señorita Kopechne estuviera viva”, informo “Barron en Reader´s Digest. Esto es lo que él “decidió”. Actuó como si ella pudiera estar viva”.
Sin embargo, Kennedy también había declarado que la razón por la que él, Gargan y Markham no habían pedido ayuda la noche anterior era porque después de sus intentos fallidos de sumergirse en el automóvil, estaban convencidos de que era demasiado tarde y que ella estaba muerta.
A la mañana siguiente, Kennedy parecía compuesto cuando se encontró con su amigo y compañero participante en la Regata, Ross Richards, quien fue la primera persona en ver a Kennedy esa mañana. Richards, afirmó que Kennedy parecía normal, estaba bien vestido y arreglado, mientras conversaba con Richards sobre el clima y la carrera de ayer. Eran las 7:30 am y Kennedy aún no había informado a las autoridades sobre el accidente. Pasarían 10 horas antes de que finalmente lo hiciera.
A las 9:15 de la mañana del 19 de julio, Kennedy, Gargan y Markham estaban preparados juntos en el embarcadero de Chappaquiddick. Después de ver la grúa y de que un operador de ferry les preguntara si habían oído hablar del accidente, finalmente Kennedy se puso en contacto con la policía. Mientras abordaba el ferry hacia la ciudad, les dijo a Gargan y Markham: “Miren, no quiero ponerlos en medio de esto, no voy a involucrarlos, hasta donde ustedes saben, ustedes no saben nada del accidente de anoche”.
Cuando Kennedy hizo su primera declaración escrita unas horas más tarde ese día, la cuenta cuidadosamente redactada omitió el hecho de que había por lo menos diez testigos de los eventos que precedieron y siguieron al accidente, dos de los cuales poseían conocimientos detallados.
Entonces, ¿qué hay de esas 10 personas, el resto de los invitados de la fiesta, que habían estado con Kennedy y Kopechne en Chappaquiddick antes de partir para su fatídico viaje? Las omisiones en la declaración de Kennedy permitieron a todos los testigos abandonar la isla antes de que pudieran ser interrogados, mientras sus recuerdos estaban frescos y, señala Barron, antes de que pudieran ser asesorados por profesionales legales, cuyos honorarios serían finalmente pagados por Kennedy.
El cuerpo de Mary Jo Kopechne fue sacado del estanque a las 8:55 am del 19 de julio. Sin realizar un examen completo o siquiera mirar todo el cuerpo, el médico forense que se encontraba en la escena determinó que se había ahogado. John Farrar, el buceador de rescate fue llamado a la escena y supervisó la remoción del automóvil del estanque, notó que muchas burbujas de aire surgieron de él. El baúl del Oldsmobile estaba casi libre de agua por completo.
Esto, así como la posición del cuerpo en el automóvil, sugieren a muchos que Kopechne había estado respirando desde un bolsillo de aire durante un tiempo antes de su muerte. El albacea Eugene Frieh examinó el cuerpo y descubrió que contenía mucha menos agua que la mayoría de las víctimas de ahogamiento. Farrar también estuvo de acuerdo en que probablemente o se ahogó, sino que realmente se asfixió.
¿Habrían podido salvar a Mary Jo Kopechne si Kennedy hubiera perdido ayuda de inmediato desde una residencia por la que pasó o si hubiera dado la alarma en la estación de bomberos? Esta es la pregunta más inquietante de todas.
El cuerpo fue trasladado de Massachusetts a Pennsylvania, donde vivía la familia de Kopechne, sin someterse a una autopsia. Una causa oficial y la hora de la muerte nunca fueron determinadas.
Poco antes de dar su declaración televisada, Kennedy se declaró culpable de un delito menor por abandonar la escena del un accidente. Sus abogados persuadieron a la acusación de que le permitiera formular esta declaración, lo que impidió que la fiscalía lo acusara de negligencia y, por lo tanto, impidió su examen y contrainterrogatorio en el tribunal.
Por el delito menor, Kennedy recibió una condena de 2 meses de prisión (que fue suspendida) y la revocación de su licencia de conducir por un año.
Kennedy declaró en repetidas ocasiones que estaba sobrio y que solo viajaba a 20 millas por hora cuando llegó al puente, una velocidad a la que un conductor razonablemente atento podría reaccionar a tiempo, según datos fidedignos de la época.
Crimmins, había almacenado la fiesta para una docena de personas con 3 botellas de medio galón de vodka, 4 quintas de whisky escocés, 2 botellas de ron y 2 cajas de cerveza, informó Barron. Aunque según el testimonio de la investigación, durante toda la noche nadie tomó más de las 3 bebidas, y Kennedy tomó su último ron con Coca cola a las 9 pm.
Kannedy afirmó que no vio el puente hasta que estuvo cerca de él. Pero si viajaba a 20 millas por hora, debió haber sido capaz de verlo a tiempo, incluso en la oscuridad y detenerse antes de llegar a el. John Barron, por lo tanto, creía que en realidad estaba viajando mucho más rápido, y se propuso probarlo.
Reader´s Digest encargó un segundo estudio para la historia de portada de 1980; esta vez recurrieron a la experiencia de un analista de accidentes automovilísticas. El experto Raymond McHenry, utilizó una recreación por computadora de la escena, incluido el análisis de las marcas de deslizamiento que quedaron en el puente, para concluir que el automóvil de Kennedy en realidad estaba viajando más rápido de lo que había declarado.
El estudio estima que se acercaba a una velocidad de 30 a 38 kph, pisó bruscamente los frenos y se salió del puente a una velocidad de 22 a 28 kph. Si se acercase al puente a 20 kph no era aconsejable, Barron escribe, yendo a más de 30 “claramente invitó al desastre que de hecho se produjo”.
Es probable que nunca tengamos respuestas a todas las preguntas que surgieron sobre los eventos de esa noche de julio de 1969 que enviaron el auto de un senador a caer de un puente y Mary Jo Kopechne a una muerte prematura. Medio siglo después, en agosto de 2009, el único hombre con las respuestas, Ted Kennedy, llevó sus secretos a la tumba.