Mark Bittman, autor de libros de cocina, comparte sus mejores trucos para preparar la cena en tiempo record, sin sacrificar el sabor.
Antes de hacer cualquier cosa, enciende el horno, nivela la parrilla, precalienta un sartén y hierve un poco de agua. Las ollas y sartenes requieren tiempo para calentarse. Hervir agua es siempre mi primer paso.
Mejor utiliza unas tijeras para cortar los vegetales tiernos (especialmente los verdes) directamente sobre la sartén.
Coloca todo lo que vayas a lavar en un colador y enjuágalo con agua fría (si son demasiados, lávalos por partes y colócalos sobre toallas para que se sequen). Mientras cocinas puedes ir lavando los ingredientes que vayas a usar hasta el final.
Enjuaga alimentos como las zanahorias o la col después de que los hayas cortado.
Si tu receta dice que necesitas ajos, jengibre y chiles, puedes hacer el trabajo con este truco: pela los ajos y el jengibre, rompe los chiles y colócalos todos en un montón. Luego córtalos al mismo tiempo balanceando el cuchillo hacia atrás y hacia delante.
Los grandes y gruesos trozos de comida tardan más tiempo en cocinarse que los pequeños o delgados. Yo corto las pechugas de pollo a la mitad, al igual que las verduras.
¿Harás una crema de verduras? Raya los vegetales en lugar de cortarlos. En trozos les costará unos 20 minutos estar suaves, pero rayados estarán listos en un parpadeo.
Cuando vayas a saltear o a cocinar lentamente algún alimento, aprovecha para colocar otro sobre él (especialmente si es proteína como pescado, huevo o pollo), cúbrelos con una tapa y deja que el vapor cocine la capa superior.
Por ejemplo, puedes cocinar unos rápidos huevos benedictinos con el vapor de unas espinacas.
Sumerge los ingredientes de tu guisado en 3 centímetros de agua. Mezcla ocasionalmente y agrega sólo el líquido que vayas necesitando.
Abre una baguette a la mitad, prepara un sándwich largo y luego córtalo en las porciones que quieras (¡no hagas lo contrario!).
Esta es una forma rápida de preparar manzanas, peras, jitomates, duraznos y pimientos: rebana el corazón y remueve la pulpa en tres o cuatro trozos; luego córtalos en rebanadas o trozos según te convenga.
Son maravillosos para una sopa o un guiso. Aunque es extraño, puedes encontrar vegetales congelados en el pasillo de la comida congelada. Son un verdadero tesoro para los cocineros apresurados. Yo siempre tengo elotes y guisantes en mi congelador.
A menos que estés horneando –o rostizando algo que requiera una alta temperatura inicial– no es necesario que esperes hasta que se precaliente el horno. Los vegetales y algunas carnes pueden cocinarse a fuego bajo o lento y quedar bien de esta manera.
Si olvidaste suavizar la mantequilla, puedes usar el microondas; luego utiliza una brocha para esparcirla sobre el pan de manera más homogénea.
La parte más tardada de hacer albóndigas es dejarlas redondas. ¿La solución? Olvídalo. Utiliza una cuchara para tirar pequeños montoncitos de carne directamente sobre una sartén caliente. Obtendrán un dorado hermoso– y sabrán igual de bien.
Cambia la pasta para lasaña por pasta para rollos primavera, que no deben hervirse y ya vienen en pequeños rectángulos. Saben tan bien como la pasta recién hecha.
Tomado de rd.com 19 Ways to Cook Everything Faster
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