Lo que aman y odian las mascotas
Investigadores italianos descubrieron que las mascotas menean la cola ligeramente hacia la derecha cuando ven algo que les gusta.
Crees que el meneo de las colas de tus mascotas siempre es una invitación a que me acaricies más. ¡Error! Investigadores italianos descubrieron que los perros menean la cola ligeramente hacia la derecha cuando ven algo que les gusta, y hacia la izquierda cuando se topan con algo de lo que prefieren alejarse.
Puedes comprar cualquier cepillo para perro en la tienda de mascotas, pero cuida de elegir el más adecuado para mi pelo. Un cepillo de hule afloja la mugre y favorece la circulación de aire; uno de cerdas elimina el pelo muerto.
Te encanta jugar conmigo con un puntero láser, pero soy un gato frustrado porque vivo para cazar y no puedo atrapar la luz. Si insistes en usar el puntero, por favor, dame un juguete real al final; así tendré algo que atrapar y “matar”. Eso hará que el juego valga la pena.
¿Cómo lo sé? Me falta motivación cuando tratas de enseñarme trucos. Dame menos alimento y empezaré a poner atención.
Cuando me bañas usas siempre la secadora de pelo. ¡No hagas eso! Si quieres que mi pelo se vea esponjado, espolvorea un poco de fécula de maíz en la base de él y luego cepíllame. La fécula absorberá el aceite y la grasa, y desenredará el pelo enmarañado.
Hay una razón por la cual los perros caminamos en círculos antes de defecar: por instinto buscamos alinearnos con el campo magnético de la Tierra antes de eliminar nuestros desechos. Para comprobar esto, unos científicos observaron a 70 perros evacuando 1,893 veces durante un periodo de dos años.
Tal vez creas que es bueno dejarme dormir todo el día, pero el exceso de sueño afecta mi personalidad. Muchos problemas de conducta podrían resolverse si me sacaras a dar un paseo (o jugaras con el gato) de 20 minutos todos los días.
Como soy un perro viejo, puedo comer lo que quiera, ¿no? ¡No! Si tengo artritis, me sentiré mucho más feliz si me das un complemento diario que contenga glucosamina y sulfato de condroitina, que protegen el cartílago de las articulaciones. Y dame un alimento formulado para un animal de mi edad.
Si me llevas a esterilizar, pide al veterinario que me quite sólo los ovarios, no el útero. Es un procedimiento mucho menos invasivo.
Como soy un animal de costumbres, hasta un cambio sutil en mi comportamiento es una señal de alarma de que podría estar enfermo.
De modo que si comer me lleva una hora en vez de los dos o tres minutos habituales, si me canso muy pronto cuando juegas conmigo, si hay más manchas de orina en la caja de arena de las que suelo dejar o si crees que estoy tomando más agua de lo normal, llévame al veterinario cuanto antes.
Si me mantienes dentro de la casa y no me dejas recorrer el vecindario, sea yo un perro o un gato, lo más probable es que mi vida sea larga: no me van a atropellar ni a robar, y tampoco me voy a extraviar. Pero si me dejas vagar libremente, te costará trabajo cambiarme.
Así los extraños no me darán miedo. Algunos expertos dicen que debería yo conocer a 100 personas (hombres y mujeres) de diferentes estaturas, edades y rasgos físicos en mis primeros 100 días en casa, aunque sea sólo para un saludo rápido. Asegúrate de que algunas de esas personas usen sombreros y gafas oscuras, ya que estos accesorios pueden parecerme unas amenazas terribles.
Quizá te parezca chistoso que frote mi trasero contra la alfombra, pero esto probablemente indica que tengo comezón y que me gustaría ver al veterinario.
Cuando vayas a comprar un perro nuevo, recurre a algunas pruebas sencillas para conocer su temperamento. Por ejemplo, intenta hacer que se eche o que ruede de espaldas; si le cuesta mucho trabajo, probablemente será más difícil de entrenar que un perro que rueda a la primera o que se echa sin chistar.
¡No me des galletas como premio! Si en verdad deseas que ponga atención cuando me estás entrenando, dame algo húmedo que apenas quieras tocar; por ejemplo, un trozo grasiento de pollo.
Aunque algunos de nosotros comemos pasto cuando algún alimento nos cayó mal y estamos tratando de regurgitarlo, a otros nos encanta mordisquear el césped. Así que déjame pastar a gusto; sólo asegúrate de que lo que estoy comiendo esté libre de plaguicidas.
Ten cuidado, porque me voy a comer tus calcetines, sobre todo si te los acabas de quitar. No es nada raro que los veterinarios tengan que retirar quirúrgicamente de vientres de perros estas prendas.
La más cómoda dependerá de mi manera de dormir. Déjame probar algunas en la tienda de mascotas. Si acostumbro dormir despatarrado, estaré más cómodo en una cama plana sin rebordes laterales; si me gusta acurrucarme, en cambio, probablemente me encante una cama con rebordes.
Dices que soy muy dócil con los niños, pero si me estoy lamiendo, echo las orejas hacia atrás, aparto la cabeza o bostezo (señales de ansiedad todas ellas) mientras juegan conmigo, es que apenas los soporto. Si sigues dejando que me jalen la cola, uno de estos días podría perder el control.
Por mucho calor que haga o por largo que tenga el pelo, no hace falta que me lo cortes. Al contrario, mi capa peluda me aísla del calor y me ayuda a estar fresco. Sólo asegúrate de mantener mi pelo cepillado y sin nudos para facilitar una buena circulación de aire.