Sí, los microplásticos están en todas partes. Se han detectado en el cerebro humano, la orina, la leche materna, el sistema digestivo e incluso en el sistema cardiovascular. Aunque eliminarlos por completo es prácticamente imposible, sí hay maneras de reducir tu exposición diaria. Aquí te contamos cómo empezar con pequeños cambios en casa.
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1. No calientes comida en recipientes de plástico
¿Recalientas tus sobras en tuppers de plástico? Quizá deberías pensarlo dos veces. Un estudio de 2023 reveló que al calentar recipientes plásticos en el microondas se liberan millones de partículas de microplásticos en los alimentos, mucho más que si solo se almacenan a temperatura ambiente o en el refrigerador.
Una solución sencilla es cambiar los recipientes de plástico por envases de vidrio. Eso sí, no creas que con este cambio estás completamente libre de microplásticos.
“Incluso si no usas un envase plástico, tus frutas y verduras pueden contener microplásticos”, explica la Dra. Yoorae Noh, profesora en la Escuela de Empaques de la Universidad Estatal de Michigan para Very Well Health.
2. Revisa tus hábitos al lavar la ropa
Las telas sintéticas como el poliéster, nailon, licra y acrílico sueltan microplásticos cuando se lavan. De hecho, se estima que el 35 % de los microplásticos en los océanos provienen de estas fibras.
Cuando estas prendas se frotan entre sí en la lavadora, liberan partículas microscópicas que terminan en el agua y el medio ambiente.
Una medida útil en casa es instalar un filtro especial en tu lavadora que atrape los microplásticos. También puedes optar por ropa hecha con fibras naturales siempre que sea posible, y evitar el ciclo de prelavado, que libera casi la misma cantidad de microfibras que un lavado completo.
3. Cambia las bolsitas de té por opciones más seguras
Si tomas té con frecuencia, revisa el tipo de bolsita que usas. Algunas marcas utilizan polipropileno (un tipo de plástico) para sellar sus bolsitas, y se ha demostrado que pueden liberar miles de millones de microplásticos en cada infusión.
Busca bolsitas hechas de celulosa vegetal, o mejor aún, cambia al té de hoja suelta para reducir tu exposición al plástico por completo.
4. Recicla más, desecha menos
Reciclar los plásticos no es una solución perfecta, pero sí ayuda a reducir la contaminación por microplásticos. Cuando el plástico termina en la basura común, se descompone con el tiempo y libera microplásticos al medio ambiente.
Eso sí, el reciclaje actual también tiene sus limitaciones. Solo entre el 15 % y el 20 % del plástico que desechamos se recicla realmente, y algunos métodos de reciclaje pueden incluso generar microplásticos.
Aun así, es mejor opción que tirarlos al entorno o incinerarlos. Como explica la Dra. Noh, cuando los plásticos se degradan al aire libre por la acción del sol, la lluvia y las bacterias, liberan más partículas contaminantes.
Revisa las reglas de reciclaje de tu ciudad para saber qué sí se puede reciclar correctamente.
¿Y qué sabemos sobre los efectos de los microplásticos en la salud?
Los microplásticos son un tema candente en redes sociales. Incluso hay empresas que ofrecen limpiezas de sangre o “detox” para eliminarlos, aunque no están científicamente respaldados.
La realidad es que aún necesitamos más estudios para entender su verdadero impacto en la salud humana. Por ahora, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.) asegura que los niveles actuales de microplásticos en los alimentos no representan un riesgo grave para la salud.
Sin embargo, un estudio reciente encontró mayores niveles de microplásticos en los cerebros de personas con demencia comparado con quienes no la padecían. Aunque esto no demuestra una relación directa, sí plantea interrogantes sobre cómo pueden afectar al cerebro.
En resumen
Evitar por completo los microplásticos es complicado, pero hacer algunos cambios simples puede marcar la diferencia. No calientes comida en plásticos, elige ropa con fibras naturales, usa té de hoja suelta y recicla conscientemente. Cuidar tu entorno también es cuidar tu salud.