Hoy día sabemos que hay muchas cosas que no debemos hacer en la intimidad del cuarto, como atragantarte con un plato gigante de comida rápida en vez de cenar debidamente, o convertir el dormitorio en una oficina con computadoras y teléfonos sonando, o ver una película de terror antes de sumirnos en el dulce sueño de una noche.
Sin embargo, ¿sabías que tu habitación, aparte de ser tu refugio, puede ser el escenario adecuado para realizar varias actividades que no exigen esfuerzos y que pueden ayudarte a tener una vida más larga y saludable? Es cierto, sigue leyendo.
Toma café y pan en la cama, y empieza el día despacio. Al contrario de lo que solemos hacer, no comiences la mañana acelerado. Los estudios indican que el riesgo de sufrir un infarto es mayor durante las primeras horas del día.
Aunque la relación entre el estrés y las enfermedades cardiacas no está del todo clara, iniciar el día con calma no sólo protege tu salud, sino también tu mente.
Por muy bien que hayas descansado durante la noche, te despertarás con los músculos un poco entumecidos. Los expertos dicen que estirarnos por la mañana es un acto instintivo que beneficia mucho la salud.
Un estiramiento de cinco minutos del cuello, los brazos, los hombros, la zona lumbar y las pantorrillas mejora la circulación, fortalece las articulaciones y aumenta la flexibilidad.
Te sentirás de maravilla, y los músculos ejercitados te permitirán trajinar bien todo el día. Cuando te sientes ágil y flexible en vez de torpe y tenso, corres menos riesgo de sufrir lesiones.
Aunque estemos en forma, a la mayoría de nosotros no nos gusta observar nuestros cuerpos desnudos. Pero eso puede impedirnos notar cambios importantes, dice Ann Wertz Garvin, experta en fisiología del ejercicio de la Universidad de Wisconsin en Whitewater.
“Mirarte desnudo hace que te familiarices con tu imagen habitual”, explica. “Así, puedes advertir abultamientos o zonas inflamadas que pueden ser señal de afecciones serias si persisten”.
No te preocupes demasiado por algo que tenga un aspecto inusual, añade, pero no dudes en acudir al médico si no se quita.
Un estudio de 918 hombres de edad madura realizado a lo largo de 10 años por investigadores de la Universidad de Bristol, Inglaterra, y de la Universidad de la Reina, en Belfast, Irlanda, reveló que el índice de mortalidad de los que hacían el amor una vez a la semana era 50 por ciento menor al de los sujetos que tenían orgasmos menos a menudo.
Durante el coito el cuerpo libera endorfinas (las hormonas de la “alegría”), y las hormonas del estrés caen en picada. Los músculos se fortalecen, la respiración se hace profunda, la circulación de sangre aumenta y el dolor crónico disminuye. Y ambos miembros de la pareja se benefician: les da sueño tras el orgasmo (duermen bien) y queman calorías en cada sesión amorosa.
Si justo antes de dormir, en la intimidad de tu cuarto, te tomas unos minutos para rezar o meditar y pensar en lo afortunado que eres, tu salud mental y tu sistema inmunitario mejorarán.
En su libro ¡Gracias! De cómo la gratitud puede hacerte feliz, Robert A. Emmons señala que las personas que dan gracias a Dios, al universo, a su familia o a su pareja son menos propensas a padecer ansiedad, depresión, jaquecas, dolores musculares y otras manifestaciones del estrés.
El último pensamiento que tienes antes de dormir es importante, afirma. Haz que valga la pena.
¡Empieza a practicar estas actividades desde hoy mismo!
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