Es la temporada de los chocolates, las tartas de frutas y los capuchinos, pero ¡ojo!: no convienen en los meses fríos. “Consumir azúcares merma nuestra capacidad de combatir infecciones”, advierte la doctora Kathryn Boling, del Centro Médico Mercy, en Baltimore, Maryland. Consumir azúcares simples afecta el proceso de fagocitosis, por el cual los glóbulos blancos destruyen virus y bacterias. Reduce al mínimo el consumo de azúcares.
“Cuando las mucosas están resecas, los virus se reproducen con mucha más rapidez que cuando están húmedas; por eso la gripe y el resfriado se contagian tanto en entornos secos”, dice Boling.
Por la noche, antes de dormir, enciende el humidificador y bebe mucha agua.
Pasar mucho tiempo dentro de una casa tibia y cómoda tiene desventajas. “La falta de exposición a la luz solar nos hace dormir más y ejercitarnos menos, lo cual debilita el sistema inmunitario”, explica la doctora Neha Vyas, de la Clínica Cleveland, en Cleveland, Ohio.
Por no asolearnos producimos menos vitamina D, que estimula la síntesis de proteínas antimicrobianas en las células inmunitarias. Los adultos que presentan deficiencia de esta vitamina tienden a enfermar más a menudo. Pregunta al médico si te aconseja tomar un complemento de vitamina D para reforzar tus defensas.
Salir de compras implica tocar dinero, abrir puertas y usar cajeros automáticos llenos de gérmenes. Según un estudio británico, estos aparatos albergan casi tantas bacterias patógenas como los baños públicos.
Investigadores de la Universidad de Nueva York analizaron billetes de un dólar e identificaron en ellos 3,000 tipos de bacterias, incluidas cepas causantes de úlceras gástricas, neumonía, infección por estafilococo e intoxicación alimentaria.
Si puedes, usa guantes para tocar manijas de puertas o carritos de supermercado. Y lávate las manos con jabón o con gel desinfectante antes de comer.
“Asistimos a fiestas, nos desvelamos y nos levantamos más tarde”, dice la doctora Boling. “En algunas personas, estos cambios pueden causar dolor de cabeza”. Para no alterar tu reloj biológico, trata de acostarte a la hora habitual.
Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill reveló que mujeres que tenían buenos hábitos de sueño sufrían dolores de cabeza menos a menudo, o eran de menor intensidad.
¿A parte de taparte bien en esta época, que otras estrategias utilizas para mantener tus defensas ante el frío?
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
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