Un perro es una esponja de amor cuando de afecto físico se trata, pero hay un punto donde trazan el límite: los abrazos. Ser envueltos en un cálido abrazo, de hecho, los hace sentir nerviosos, de acuerdo con un (ligeramente controversial) estudio en Psychology Today.
“Mientras nosotros podemos pensar que es dulce y confortable, las mascotas normalmente se sienten atrapadas con los abrazos, particularmente cuando los pegamos a nuestras caras”, explica Erin Askeland, conductista de mascotas y entrenadora en Camp Bow Wow.
Así como tú amas tus cosas, a los perros les encanta tener cosas que les pertenezcan exclusivamente a ellos, dice April Olshavsky, entrenadora certificada y acreditada como Buena Ciudadana Evaluadora Canina. Esto incluye sus platos de comida, su cama para perro, y especialmente sus juguetes.
¿Qué pasa cuando repentinamente tus cosas se convierten en sus cosas? “Cuando un perro mastica tu zapato, tal vez intenta decirte que necesita más juguetes, o atención”, dice.
La idea de que los perros aman las rascadas de panza está basado en teorías anticuadas, dice Sara Taylor, directora del comportamiento animal y entrenadora en el spcaLA. “Muchos perros se dan la vuelta para ser sumisos, lo cual muestra inseguridad y miedo, y no es un buen momento para acariciar su panza”, explica.
“Como entrenadores, sólo rascamos la panza cuando el perro se siente familiarizado con nosotros, ese contacto es inicialmente para propósitos de caricias, y no está asustado ni temeroso”. Muchos perros prefieren que le rasquen el pecho a la panza en cualquier momento, agrega Melissa McCue-McGrath, autora de Considerations for the City Dog.
“La mayoría de los perros no nacen siendo líderes y no quieren estar a cargo de nada, así que confían en ti para que les des la estructura que necesitan”, dice Andrew Horan, dueño de Citizen K9. Si fallas en ser el líder al establecer el itinerario, proporcionar reglas consistentes, y dar amor en retroalimentación, tratarán de intervenir, lo cual puede causar serios problemas de comportamiento, agregó.
“Los perros aprecian la rutina, y puede ser difícil para ellos ajustarse a un repentino cambio en el programa, incluso si es sólo pasar de un día entre semana a un fin de semana”, dice Askeland, agregando que esto puede llevar a problemas de comportamiento como masticar, ladrar, cavar, u otra conducta destructiva.
“Intenta despertar a tiempo, sacarlo a pasear, alimentarlo y ejercitarlo a la misma hora todos los días”, recomienda.
Los humanos amamos la variedad cuando se trata de nuestra comida, pero eso no es algo que los perros compartan, no importa qué tan interesados estén en tu cena, dice Askeland. En lugar de constantemente estar cambiando los sabores y las marcas, encuentra una que les guste y quédate con ésta, sugiere.
Siempre puedes darles pequeños premios en otro momento como sorpresa.
Por encima de todo lo demás no hay nada más importante para tu perro que tu felicidad – este amor desinteresado es una de las razones por las que adoras tanto a tu cachorro. Por eso pueden ser muy perceptivos de tus emociones, dice Olshavsky. ”Tu perro fácilmente puede leer tu lenguaje emocional y corporal, así que no te sorprendas si actúa diferente después de que hayas tenido un día difícil en el trabajo”, explica.
“De la misma forma, cuando le sonríes, también lo entiende”.
Tomado de rd.com 19 Things Your Dog Actually Wants from You
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