Las mujeres deben tener una higiene bucal impecable en la menopausia: la falta de estrógeno eleva el riesgo de perder dientes o padecer gingivitis y periodontitis.
“Algunas experimentan sequedad de boca, dolor o ardor en las encías y percepción alterada de la sal, pimienta y sabores ácidos”, agrega JoAnn V. Pinkerton, directora de la Sociedad Estadounidense de la Menopausia.
El riesgo de padecer apnea del sueño aumenta tras la menopausia, ya que se produce menos progesterona, hormona que estimula la respiración. Por desgracia, la afección no se detecta en el 90 por ciento de los casos, señala Pinkerton con los hallazgos del ‘Estudio longitudinal del sueño’ de la Universidad de Wisconsin en la mano.
Las mujeres no presentan los síntomas típicos de los trastornos del sueño (ronquera, respiración interrumpida y somnolencia diurna excesiva), sino insomnio, dolores de cabeza matutinos y ansiedad.
Si llegaste a la menopausia antes de los 46 o después de los 55 años, eres más propensa a desarrollar diabetes tipo 2, según la Iniciativa para la Salud Femenina. La falta de estrógeno, que genera resistencia a la insulina y provoca antojos, es un factor. El peligro aumenta si tienes antecedentes de hipertensión, síndrome de ovario poliquístico o diabetes gestacional.
Practícate exámenes cada tres años a partir de los 45 para descartarla, en especial si presentas sobrepeso.
Antes de la menopausia, los ovarios sintetizan estrógeno, lo cual eleva las concentraciones de colesterol “bueno” (HDL), reduce las del “malo” (LDL) y atenúa el riesgo de padecer hipertensión.
Es lógico, entonces, que el peligro de sufrir cardiopatías se dispare ante la falta de la hormona. Una de cada ocho mujeres de entre 45 y 64 años, y una de cada cuatro mayores de 65, ha padecido alguna cardiopatía.
No fumar, llevar una dieta rica en alimentos vegetales y ejercitarse al menos 30 minutos al día son excelentes medidas de prevención.
Según un estudio publicado en la revista International Journal of Eating Disorders, la menopausia, caracterizada por cambios hormonales y de la composición corporal, se asocia a una mayor incidencia de trastornos alimentarios y una percepción corporal negativa.
La razón es un misterio, pero los investigadores afirman que la probabilidad de desarrollar trastornos autoinmunitarios, como lupus, artritis reumatoide y tiroiditis de Hashimoto, en la posmenopausia es más alta. “Las mujeres cuentan con dos cromosomas X y si estos presentan anomalías, hay mayor riesgo de padecer enfermedades autoinmunes”, explica Pinkerton.
La incontinencia urinaria es muy común en la posmenopausia. El estrechamiento de la uretra (por falta de estrógeno) y el debilitamiento de los músculos del piso pélvico (por la edad y los partos) podrían ser las causas, sostiene Pinkerton.
Las infecciones de las vías urinarias también son más frecuentes. Y es que una de las funciones de los estrógenos es mantener las bacterias nocivas a raya.
Medidas preventivas: haz ejercicios de Kegel, hidrátate y ve al baño antes y después de tener relaciones sexuales.
Los efectos nocivos del alcohol, las infecciones y el exceso de grasa le pasan factura al hígado conforme envejecemos, explica Pinkerton. Además, hay riesgo de desarrollar hepatitis C. Hazte un examen para descartar la enfermedad.
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