Una gran cantidad de personas preferiría ir al consultorio del dentista que hacer un viaje en avión en medio de otros dos pasajeros, reveló una encuesta realizada en 2009 por la empresa estadounidense Global Strategy Group.
Desafortunadamente, a menudo los asientos intermedios son los únicos disponibles, pues los de pasillo y los de ventanilla se agotan pronto.
Para aumentar tus probabilidades de escapar de los asientos de en medio, reserva en la aerolínea con la mayor anticipación que puedas, o propón un intercambio de asientos a otro pasajero una vez que estés a bordo. Si corres con suerte, esa persona tal vez acepte hacerlo.
El hecho de que vayas a estar dentro de una cabina no significa que puedas dejar de aplicarte un filtro solar.
Un pequeño estudio reveló que en una hora de vuelo los pilotos reciben la misma cantidad de radiación que si hubieran pasado 20 minutos en una cama bronceadora.
Es aconsejable que uses también un humectante para evitar la piel reseca y la comezón, ya que el aire presurizado de la cabina es sumamente seco.
Si lo haces, te costará más trabajo equilibrar la presión de aire en los oídos (lo que lograrás más pronto si mascas chicle o bostezas).
Si eres propenso a sufrir dolor de cabeza mientras vuelas, evita dormirte antes de que sientas cómo se libera la presión de aire en los oídos.
El aire que circula dentro del avión tal vez no esté tan fresco como el del amanecer, pero mantenerlo sobre tu cara puede ser benéfico.
Los médicos recomiendan encender el ventilador de techo en nivel bajo o medio para evitar que los gérmenes invadan tu espacio personal.
Muchas líneas aéreas preparan las bebidas calientes que sirven a los pasajeros con agua de un tanque ubicado en una parte que no es la más limpia del avión.
Un informe de 2012 de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos reveló que 12 de cada 100 aviones transportaban agua que dio positivo en un análisis de bacterias coliformes, un indicador común de contaminación por heces.
Los expertos aseguran que calentar el agua para hacer café o té no la desinfecta por completo.
El incremento en altitud puede hacer que el gas intestinal se expanda hasta 30 por ciento, así que más vale que no consumas bebidas carbonatadas en las nubes.
Mantén tu estómago en paz tomando agua embotellada.
Las mesitas empotradas al respaldo de los asientos son sin duda las superficies más llenas de bacterias del avión.
Un estudio mostró que albergan 2,155 unidades bacterianas por pulgada cuadrada, en promedio; en contraste, la manija de descarga de un escusado alberga 265 unidades.
Y aunque ninguna de las muestras contenía bacterias potencialmente infecciosas, es mejor que mantengas la comida en la bandeja.
En vuelos de más de cuatro horas de duración, no moverte del asiento puede lentificar tu circulación de sangre y ponerte en riesgo (leve) de formar coágulos.
Camina hasta el baño cada dos o tres horas, o haz ejercicios sentado, como estirar las piernas y flexionar los pies, o llevar cada rodilla hasta el pecho y contar 15 segundos.
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