Tu doctor puede resolverte estas simples dudas al momento de que te recete los antibióticos.
“Si la receta dice ‘cada ocho horas’, presta atención”, señala Barbara Young, doctora en farmacéutica, maestra en administración sanitaria y editora de información al consumidor de la Sociedad Estadounidense de Farmacéuticos Públicos.
“Eso no equivale a tomar tres dosis a cualquier hora del día”. Ése es un error común. Los antibióticos surten mejor efecto cuando las dosis se toman a intervalos regulares. Así se mantiene la cantidad correcta del fármaco en el torrente sanguíneo a lo largo del día.
En vez de tomar una pastilla con cada comida, digamos, pregunta al médico si podrías tomar una dosis temprano, al despertar, otra con el refrigerio del mediodía, y la tercera antes de acostarte.
La respuesta te servirá mucho. Algunos antibióticos se deben tomar tan pronto como te des cuenta de que te saltaste la dosis; con otros hay que esperar hasta la siguiente toma.
“Es importante saber con anticipación qué hacer, para no confundirse en caso de olvidar tomar una dosis y percatarse de ello ya bien entrada la noche”, dice Young.
Pronto. “Si ya llevas algunos días con el tratamiento y no sientes alivio o empeoras, llama al médico”, aconseja Vincent Hartzell, doctor en farmacéutica, vocero de la Asociación Estadounidense de Farmacéuticos y presidente de Hartzell’s Pharmacy, en Catasauqua, Pensilvania.
“O no fue la mejor opción de antibiótico, o algo más está pasando”. De todos modos, no dejes de seguir las instrucciones del médico hasta que él te indique otra cosa.
Por supuesto. “Tomar el antibiótico con agua resulta muy conveniente”, dice Norman Tomaka, maestro en ciencias, vocero de la Asociación Estadounidense de Farmacéuticos y asesor clínico en Melbourne, Florida.
Como el contenido estomacal se diluye en el agua, el antibiótico recorre el tubo digestivo antes de que irrite el estómago o produzca náuseas, efectos secundarios comunes. Algunos fármacos deben tomarse con agua para que se absorban bien.
Existen alimentos que reducen la potencia de ciertas medicinas porque alteran los mecanismos corporales de absorción.
Por ejemplo, los lácteos merman la eficacia de las tetraciclinas porque el calcio de la leche se enlaza al antibiótico, y el cuerpo absorbe éste en menor cantidad, explica Young.
Si la instrucción es tomar el medicamento con el estómago vacío, haz caso. La comida podría evitar la absorción del fármaco en el torrente sanguíneo, añade Hartzell.
A veces los médicos indican complementos o yogur con probióticos para evitar efectos secundarios, como malestar estomacal e infecciones de las vías urinarias o por levaduras.
Alrededor de 90 por ciento de la flora intestinal es benéfica y resulta esencial para la salud de los aparatos digestivo y reproductor. No obstante, “los antibióticos matan muchos tipos de bacterias, incluso aquellas que se consideran útiles”, señala Hartzell.
Los probióticos ayudan a preservar el equilibrio saludable de la flora intestinal durante el tratamiento.
Pregunta primero al médico, ya que podrías alterar la absorción del fármaco, dice Young. Si se te dificulta tragar las pastillas, opta por una presentación líquida o masticable del antibiótico.
Según un estudio publicado en JAMA, casi un tercio de los antibióticos orales se recetan indebidamente. Si la infección es en oídos, senos paranasales o vías respiratorias, es mejor esperar a ver cómo evoluciona el paciente. El médico debe justificar claramente el uso de todo fármaco, dice Tomaka.
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