Cuando tienes una infección en la parte media del oído (un resfriado, una alergia o una infección respiratoria aumentan la producción de pus y moco detrás del tímpano), podrías experimentar vértigo o mareos, una sensación exagerada de falta de equilibrio.
El hecho de que esté afectado el sistema de equilibrio del cuerpo puede traducirse en mareos intensos.
Hasta la deshidratación más leve puede provocar que te sientas débil e inestable, pues reduce la velocidad de la circulación de la sangre.
Una mala hidratación puede disminuir rápidamente la presión sanguínea, lo que hará que te sientas mareado.
Beber más de la cantidad recomendada de cafeína (400 mg) puede marearte. La cafeína es un estimulante, y estos restringen el flujo sanguíneo hacia el cerebro con el efecto ya mencionado.
Todos sentimos preocupación, pero cuando la ansiedad va acompañada por mareo, puede tratarse de un ataque de pánico.
Esta condición puede hacer que te sientas aturdido, pues suele involucrar palpitaciones veloces y respiración superficial, condiciones propicias para marearse.
Si no puedes relajarte después de ciertas situaciones, comunícate con tu médico.
Cuando hiperventilas, respiras demasiado rápido o demasiado profundo, dejando al cuerpo con niveles bajos de bióxido de carbono e imposibilitado para enviar oxígeno suficiente hacia las extremidades.
La hiperventilación —que es parte de un ataque de ansiedad, un síntoma de sangrado, un desorden cardiaco o pulmonar o una infección— también puede causar estremecimientos.
Cuando te golpeas la cabeza contra algo, marearte podría indicar que sufriste una conmoción cerebral.
“La mayoría de las conmociones son inofensivas, pero todas lesionan al cerebro y ameritan ser revisadas por un experto entrenado en reconocerlas y tratarlas adecuadamente y a tiempo”, dice el neurólogo Vernon Williams.
“Puede tomar algunas horas, o hasta algunas semanas, recuperarse de una conmoción cerebral”.
La hipotensión, también conocida como presión sanguínea baja, puede provocar mareos, sobre todo si te sientas o pones de pie después de estar acostado.
“Cuando te levantas muy rápido y tu sangre no llega con igual velocidad a tu cabeza, puedes sentir que todo gira a tu alrededor”, dice la doctora Sherry Ross, especialista en salud femenina.
Para prevenirlo, toma tu tiempo cuando te levantes o cambies de postura. También platica con tu doctor sobre posibles problemas de circulación.
Tener bajos niveles de vitamina B1, o tiamina, también provoca mareos. Este mineral ayuda a mantener el sistema nervioso central, así que una deficiencia puede causar sensación de debilidad (porque el cuerpo no convierte adecuadamente el combustible en energía) y palpitaciones irregulares, pues el sistema nervioso está decaído.
Con el tiempo, una deficiencia de vitamina B1 puede causar cardiomiopatía, o corazón crecido, lo cual interfiere con el flujo sanguíneo al cerebro y provoca mareos. Esta es una condición seria que requiere atención médica inmediata.
¿Alguna vez te mareaste por alguna causa que debía manejarse con cuidado?
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