El miedo al número 13 es quizás una de las supersticiones más conocidas, De hecho triscaidecafobia (el nombre oficial de la fobia a este número) afecta al menos al 10 por ciento de la población de Estados Unidos según history.com.
Uno de los primeros mitos que rodeaban al 13 de la mala suerte se debió a un error administrativo, en el que la 13ª ley fue omitida de uno de los documentos legales más antiguos del mingo: el Código Hammurabi. Luego está Judas Iscariote, el 13º invitado en llegar a la última cena.
Un hecho similar tuvo lugar en la mitología nórdica, cuando el pícaro dios Loki fue el 13º miembro de una cena en Valhalla, alterando el equilibrio de los 12 dioses que ya estaban allí.
Estas supersticiones se derivan de las antiguas creencias del totemismo: la conexión espiritual entre animales y humanos. Si una tribu creía que descendían de conejos, no era inusual que llevaran partes del cuerpo de este, particularmente los pies.
El pie es también un símbolo fálico que representa una mayor fertilidad, una cosecha abundante y buena fortuna, de acuerdo con howstuffworks.com.
Las tribus celtas creían que los conejos podían hablar con los dioses y espíritus subterráneos gracias a sus madrigueras, otra razón por la cual llevar un pie de conejo podía traer suerte.
Según Scientific American, las posibilidades de encontrar un trébol de cuatro hojas son de 1 en 10,000, lo que hace el hallazgo un hecho afortunado en si mismo.
Pero la suerte del trébol se remonta a Adán y Eva, según howstuffworks.com. Según la leyenda, cuando Adán y Eva salían del Jardín del Edén, Eva arrancó un trébol de cuatro hojas como recuerdo.
Otra teoría de estas supersticiones se remonta al antiguo mundo celta cuando se creía que los tréboles de cuatro hojas ayudarían a protegerse de los malos espíritus. También había una teoría medieval que decía que poseer esta planta de la suerte te permitiría ver hadas.
Puede que no lo pienses dos veces, pero vestir de negro es referencia de ser una persona que cree en las supersticiones: según HuffPost, muchas culturas antiguas realmente consideraban que la muerte era contagiosa, y era sabio evitar a alguien que recientemente había estado cerca de una persona muerta.
En Rona, vestirse completamente de negro era una forma en que todos supieran que habías estado en presencia de la muerte.
Esta superstición data de eras en las que la sal era difícil de conseguir y era también extremadamente costosa, derramarla era terriblemente desafortunado. Podría indicar problemas en las relaciones, un mal augurio o una invitación para que el demonio cause estragos en la casa.
La pintura de Leonardo Da Vinci “Última Cena” marca esta superstición al representar una coctelera derramada en el codo de Judas Iscariote. Afortunadamente, hay una solución rápida: simplemente tira un poco de sal sobre tu hombro izquierdo, que es donde el diablo espera. Se mete en los ojos del diablo y lo ciega para que no vea la sal que se derramo.
Este hábito común y persistente se originó con las antiguas culturas paganas que creían que los espíritus y los dioses residían en los árboles; tocar a un árbol podría invocar protección. También esta la teoría opuesta: golpear madera ahuyenta a los espíritus malignos.
Sin embargo, el folklorista británico Steve Roud cree que el origen es más reciente: golpear la madera en busca de buena suerte se remonta a un juego infantil del siglo XIX llamado “Tiggy Touchwood” donde los niños estaban seguros en el juego solo cuando tocaban madera.
Cuando las tribus celtas comenzaron a emigrar a lo que hoy es el norte de Europa y las Islas Británicas alrededor del año 400 a.C., culparon que las vacas no daban leche, gallinas que no ponían huevos, a los duendes locales.
Creyendo que las hadas temían las armas de hierro de los invasores, los celtas colgaban herraduras sobre sus puertas para protegerse de los hechizos de las criaturas malvadas, fue así como aparecieron las supersticiones de colgar las herraduras en los hogares.
Las supersticiones de pisar grietas en la aceras proviene del folklore europeo y afroamericano: las grietas significan una apertura entre este mundo y otro. Caminar o pararse en una trae mala suerte o problemas de salud para el que se pare o algún miembro de su familia.
Y eso no es todo: las grietas en las paredes permiten que los espíritus, fantasmas y las hadas entren a tu casa; si hay una colonia de hormigas en una grieta y la pisas, prepárate para la lluvia; y si ves hierba creciendo en las grietas el próximo invierno será malo.
Podemos agradecerle a Gran Bretaña e Irlanda del siglo XVIII por todos los deseos que se han hecho con pestañas perdidas. Una versión de Shropshire, Inglaretta recomienda que si se cae una pestaña debes ponerla en el dorso de tu mano, pides un deseo y lo arrojas sobre tu hombro. Si se sale de tu mano, tu deseo se hará realidad (si cuando ves aún esta allí, no pasará).
Otro enfoque popular entre las colegialas de Cornualles era colocar la pestaña en la punta de la nariz o en el dorso de la mano. Si puede soplarla el deseo se hará realidad.
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
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