No es fácil definir la inteligencia (los científicos han discutido sobre esto por años). De acuerdo con Robert J. Sternberg, profesor de la Universidad Cornell, la inteligencia es la capacidad “para aprender de la experiencia, adaptarse a situaciones nuevas, comprender y manejar conceptos abstractos, y recurrir al conocimiento para manipular el entorno”.
Habilidades como percepción, aprendizaje, memoria, razonamiento y resolución de problemas facilitan adquirir dichas capacidades, y ciertos hábitos pueden revelar que las posees.
Por ejemplo, pensarías que una persona inteligente es organizada y tiene ordenado su lugar de trabajo… pero no es así.
En un experimento de la Universidad de Minnesota, las personas que trabajaban en un ambiente desordenado tuvieron más ideas creativas que aquellos que laboraban en un ambiente impecable.
“Los ambientes desordenados parecen inspirarlas a romper con lo convencional, lo cual genera ideas frescas”, dice Kathleen Vohs, autora del estudio. “Los ambientes impecables, en contraste, impulsan lo tradicional y a actuar conservadoramente”.
La creatividad es uno de los rasgos que las personas inteligentes suelen poseer y que, en consecuencia, lleva al desorden, añade Jonathan Wai, investigador científico en el Programa de Identificación de Talento (TIP) en la Universidad Duke.
“Me parece que no es el caos lo que impulsa la creatividad, sino que es la creatividad lo que trae el caos“, afirma. “Esas personas suelen perderse en sus pensamientos mientras se concentran en un tema o en un problema, y resolverlo se vuelve más importante que conservar el orden”.
En las películas, el genio creativo siempre trabaja hasta tarde, a la luz de las velas… y quizá el estereotipo sea cierto.
Un estudio de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres descubrió que las personas que suelen irse a dormir más tarde tienen IQs más altos.
Los autores del estudio creen que su origen se encuentra en la evolución: como la noche era más peligrosa, nuestros ancestros que se aventuraban en ella en lugar de dormir necesitaban desarrollar más la inteligencia. Además, permanecer despierto durante la noche era una idea novedosa que resultaba atractiva para las mentes curiosas.
Hoy, nuestros variables ritmos circadianos podrían seguir reflejándolo. “Quizá [algunas personas inteligentes] se quedan despiertas hasta tarde porque tienden a ser introvertidas, y les gusta permanecer despiertas porque se acaban las distracciones para pensar y resolver problemas”. Pero aunque seas una lechuza, recuerda que necesitas de siete a nueve horas de sueño.
Suele creerse que decir groserías es un reflejo de mala educación y poca inteligencia: la teoría es que, cuando las personas no encuentran el adjetivo correcto, recurren al argot, malas palabras incluídas. Pero un estudio, del reconocido experto en groserías Timothy Jay, detectó que las personas que dicen más groserías suelen tener, en general, un vocabulario más amplio.
“La fluidez en palabras prohibidas o ‘groseras’ está muy correlacionada con la fluidez verbal en general”, afirmó el doctor Jay a Medical Daily.
“Entre más palabras se generan en una categoría, más palabras se generan en otra, sea oral o verbalmente”. La habilidad lingüística es una de las características de las personas más inteligentes, incluso aunque no digan groserías todo el tiempo.
“Es parte de la inteligencia emocional saber cuándo y con quién decirlas”, afirma el doctor Jay.
Quizá conoces la moda de bañarse con agua fría o nadar en ella para darle a tu cuerpo una sacudida de energía.
Aunque todavía no hay suficiente información científica para confirmarlo, los autores de un estudio en Finlandia, donde es común nadar durante el invierno, destacan que “la adaptación al agua fría se asocia con una disminución significativa en la tensión y en la fatiga, y en una mejora en el estado de ánimo y la memoria“.
Todo esto puede impulsar la función cerebral, la productividad y la inteligencia. Además, salir de tu zona de confort y reunir el valor suficiente para abrir la llave podría inspirarte para el resto de tu día, de acuerdo con un artículo sobre baños con agua fría publicado en el New York Times.
¿Te incomoda cenar con alguien que mastica sonoramente? ¿O has deseado que la persona que está a tu lado se trague su chicle? Bueno, podría significar que eres una persona inteligente.
Un estudio de la Universidad Northwestern descubrió que las personas con altos niveles en cognición creativa suelen carecer de la capacidad para filtrar información sensorial irrelevante: tienen entrada sensorial “con fuga”. Esto significa que estás percibiendo todo, a veces al extremo.
“La entrada sensorial ‘con fuga’ puede ayudar a que la gente incorpore ideas que no se encuentran en el centro de su atención, lo que les ayudará a ser creativos”, escribieron los autores del estudio.
El doctor Wai cree que esto podría conectarse con la misma razón por la cual las personas inteligentes se van a dormir más tarde: les gusta trabajar sin distracciones.
Irónicamente, otros estudios han demostrado que masticar chicle mejora el desempeño intelectual.
Otro hábito de las personas inteligentes es garabatear, así que si disfrutas este pasatiempo, podría significar que eres muy inteligente. De acuerdo con Sunni Brown, autora de The Doodle Revolution, es una herramienta para pensar que puede afectar la forma en que procesamos información y resolvemos problemas.
Esta idea está respaldada por investigaciones científicas: un estudio del Reino Unido detectó que las personas podrían recordar el 29% más de información si estaban dibujando.
Garabatear distraídamente beneficia la memoria y le da al cerebro una alternativa visual para expresar conceptos y emociones.
El doctor Wai tiene una teoría: “Quizá no sea el hecho de dibujar en sí, sino de que se esté adoptando una distracción”, afirma. “La idea es que la mente sigue trabajando inconscientemente, incluso cuando no se está concentrando en resolver un problema”.
Tendemos a pensar que las personas inteligentes confían en sí mismas; de no ser así, ¿por qué son inteligentes? Pero las investigaciones sugieren que no podría ser el caso.
En un importante estudio de 1999 de la Universidad Cornell, los científicos descubrieron que las personas incompetentes no pueden detectar su propia incompetencia, lo que los lleva a tener autoimágenes infladas. Esto se conoce como el efecto Dunning-Kruger.
“Para reconocer su ineptitud, las personas incompetentes requieren justo las habilidades de las que carecen”, escribió recientemente David Dunning, autor del estudio, en el Pacific Standard.
“Saber qué tan capaz o incapaz eres al usar las reglas de la gramática, por ejemplo, implica tener conocimiento suficiente de las mismas, una imposibilidad entre las personas incompetentes. Los ejecutantes incompetentes”, agrega, “no pueden ver las fallas en su razonamiento ni las respuestas que les faltan”.
El estudio también detectó que las personas muy competentes tienden a subestimar sus capacidades.
Una persona con inteligencia puede reconocer que no sabe algo; de hecho, saben cuánto conocimiento existe. Por eso, en lugar de confiar demasiado en ellos mismos, tienden a criticarse.
Aunque los científicos pensaban que soñar despierto afectaba negativamente el desempeño del cerebro, nuevas investigaciones sugieren que podría no ser el caso.
Un estudio de la Universidad de California descubrió que, al asignarles una tarea exigente, los participantes que tomaron un descanso para dedicarse a tareas más ligeras presentaron mejores resultados en el proyecto más difícil.
Los investigadores creen que darle al cerebro un “periodo de incubación” al permitirle divagar con una tarea ligera, impulsa la inteligencia, la creatividad y la resolución de problemas.
Al igual que garabatear, se “relaciona con cómo un problema sigue trabajándose en el fondo de tu mente aunque no estés pensando directamente en él”, dice el doctor Wai.
“Algunas anécdotas de descubrimientos científicos destacan la importancia de alejarse del problema y cambiar de ambiente, y cómo puede ayudar a que tu mente aborde diferentes perspectivas acerca de un problema, lo que potencialmente aumentará la creatividad”.
Así que si soñar despierto es uno de tus hábitos, quizá tengas más habilidades creativas y para resolución de problemas.
Pensarías que hablar solo te hace parecer un demente, pero en realidad podría ser una señal de tener pensamientos más complejos, memoria y percepción.
En un estudio de la Universidad de Wisconsin y de la Universidad de Pennsylvania, los investigadores pidieron a los participantes que recordaran y buscaran objetos; y fueron capaces de recordar mejor la lista de objetos que debían buscar si la habían leído en voz alta.
“El lenguaje no es solo un sistema de comunicación. Desde mi perspectiva, puede aumentar la percepción y, con ello, la capacidad de raciocino“, declaró Gary Lupyan, autor del estudio.
Al decir en voz alta los nombres de objetos familiares, “estás activando propiedades visuales en tu cerebro que te ayudarán a localizarlos”.
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