¿A qué edad comienzan los malos hábitos a afectar tu salud?

Muchas personas asumen que las consecuencias del tabaquismo, el alcohol y la inactividad física se manifiestan únicamente con el paso de los años. Sin embargo, un nuevo estudio de larga duración desafía esta creencia y confirma que el daño puede comenzar antes de los 40.

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Investigadores del Estudio Longitudinal de Personalidad y Desarrollo Social de Jyväskylä, en Finlandia, analizaron los efectos del tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la inactividad física desde los 27 hasta los 61 años. Los resultados fueron claros: estos hábitos comienzan a deteriorar la salud mental y física tan temprano como a los 36 años, según el estudio publicado en Annals of Medicine.

Los efectos visibles desde los 36

Los participantes que fumaban, bebían en exceso o llevaban una vida sedentaria mostraron:

  • Aumento de los síntomas depresivos

  • Disminución del bienestar psicológico

  • Mayor riesgo metabólico (presión arterial, colesterol, glucosa y más)

  • Peor percepción de su estado de salud

Cuando estos comportamientos se mantenían con el tiempo, los efectos eran aún más graves: la depresión aumentaba considerablemente, el bienestar se reducía y los riesgos físicos se disparaban.

¿Qué hábito es el más perjudicial?

Aunque todos los hábitos estudiados son dañinos, la primera autora del estudio, Tiia Kekäläinen, PhD, explica que afectan de manera diferente. Fumar se relacionó más con el deterioro del bienestar mental, la inactividad con problemas físicos, y el alcohol, con ambos.

El Dr. David Cutler, médico familiar en Providence Saint John’s Health Center, agrega que el impacto depende del contexto de cada persona. “El riesgo de fumar será mayor si hay enfermedades respiratorias; el del alcohol, si hay trastornos por sustancias; y el sedentarismo, si hay obesidad o diabetes”, afirma.

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Un daño que también afecta la mente

Además del cuerpo, la salud mental también se ve comprometida. El Dr. Kanwar Kelley, otorrinolaringólogo y CEO de Side Health, señala que el estrés, la ansiedad y la depresión pueden surgir o agravarse por estos hábitos, en una especie de círculo vicioso que hace más difícil romper con ellos.

“La investigación sobre el tabaquismo es la más robusta, pero la falta de actividad física y el tabaco encabezan las causas prevenibles de muerte”, afirma Kelley.

¿Cómo prevenir estos efectos antes de que se agraven?

El mensaje es contundente: no hay que esperar a estar enfermo para hacer cambios. Los expertos coinciden en que la prevención debe comenzar desde la juventud, pero nunca es tarde para actuar.

“Cuanto más tiempo duren los malos hábitos, mayores serán los daños. También será más difícil cambiarlos”, advierte Kekäläinen.

Afortunadamente, la ciencia también ha demostrado que adoptar hábitos saludables, como hacer ejercicio regular, reducir el consumo de alcohol y dejar de fumar, puede revertir o disminuir el riesgo acumulado, incluso después de años de exposición.

Estrategias recomendadas:

  • Realizar al menos 150 minutos de ejercicio semanal

  • Limitar el alcohol a menos de 8 porciones por semana (mujeres) o 15 (hombres)

  • Buscar ayuda profesional para dejar de fumar

  • Priorizar la salud mental y emocional

  • Mantener relaciones sociales positivas y activas

El Dr. Cutler concluye: “No se trata solo de advertir los riesgos, sino de ofrecer apoyo. Las relaciones positivas con quienes tienen estos hábitos pueden ser clave para que decidan cambiar”.

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