¿A que parte de nuestro cuerpo llegan los microplásticos que ingerimos?

El plástico se ha convertido en un elemento omnipresente en nuestra vida diaria, desde envases de alimentos hasta ropa y productos de higiene personal. Sin embargo, su impacto en la salud humana está generando una preocupación creciente. Un estudio reciente ha revelado que podríamos estar ingiriendo hasta 5 gramos de plástico al día, equivalente al peso de una tarjeta de crédito. Pero, ¿qué sucede con estas microplásticos una vez que ingresan a nuestro organismo?

[Puedes leer: ¿Son los microplásticos un nuevo factor de riesgo cardiovascular?]

Las investigaciones indican que las concentraciones de micro y nanoplásticos son especialmente altas en el cerebro, lo que plantea interrogantes alarmantes sobre sus efectos en la salud neurológica.

Un estudio científico que alerta sobre los microplásticos en el cuerpo

Entre 2016 y 2024, un equipo de investigadores estadounidenses analizó la presencia de microplásticos en 52 cadáveres humanos. Los resultados, publicados en la prestigiosa revista Nature, mostraron que las concentraciones eran mayores en el cerebro, particularmente en individuos con demencia. Aunque no se puede establecer una relación causal directa, la evidencia sugiere que estos contaminantes podrían estar relacionados con trastornos neurológicos.

La investigadora Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), enfatiza la relevancia de estos hallazgos. Según sus declaraciones, no solo es importante detectar la presencia de microplásticos en el cerebro, sino también evaluar los efectos neurotóxicos de los aditivos químicos que los acompañan.

¿Cómo ingresan los microplásticos en nuestro cuerpo?

Los microplásticos y nanoplásticos pueden penetrar en nuestro organismo de diversas maneras, incluyendo:

  • Alimentos y bebidas: Estudios han demostrado la presencia de plásticos en agua embotellada, mariscos, sal de mesa y frutas y verduras expuestas a contaminación ambiental.
  • Aire: La inhalación de partículas suspendidas en el ambiente es una de las vías más comunes de exposición.
  • Productos de higiene personal: Algunas pastas dentales, exfoliantes y cosméticos contienen microplásticos que pueden ser absorbidos por la piel o ingeridos accidentalmente.

Los Efectos en la Salud: Un riesgo latente

Las investigaciones sugieren que los microplásticos podrían estar vinculados a diversas afecciones de salud, tales como:

1. Impacto en el sistema neurológico

El hallazgo de concentraciones elevadas de microplásticos en el cerebro ha llevado a los científicos a considerar su posible relación con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Estas partículas pueden cruzar la barrera hematoencefálica, un filtro biológico que protege el cerebro de sustancias tóxicas.

2. Trastornos hormonales

Los aditivos químicos presentes en los plásticos, como los ftalatos y el bisfenol A (BPA), han sido identificados como disruptores endocrinos, lo que significa que pueden alterar el equilibrio hormonal y contribuir a enfermedades metabólicas, problemas de fertilidad y desarrollo anormal en niños.

3. Estrés oxidativo y daño celular

Los estudios han mostrado que los microplásticos pueden inducir estrés oxidativo, un proceso que daña las células y contribuye al envejecimiento prematuro y a diversas enfermedades crónicas, incluyendo el cáncer.

La necesidad de actuar: Regulaciones y alternativas

El aumento en la producción de plástico y su persistencia en el medio ambiente exigen respuestas urgentes a nivel global. Algunas estrategias incluyen:

1. Regulaciones internacionales

Organismos como las Naciones Unidas y la Unión Europea han promovido la reducción de plásticos de un solo uso y el desarrollo de alternativas sostenibles. Sin embargo, la implementación de medidas más estrictas sigue siendo un desafío en muchas regiones.

2. Innovaciones en materiales biodegradables

El desarrollo de bioplásticos y materiales biodegradables podría ser una solución viable para reducir la contaminación por plásticos convencionales. Empresas e investigadores están explorando opciones como plásticos a base de algas, hongos y almidón de maíz.

3. Cambios en los hábitos de consumo

Como individuos, podemos tomar medidas para reducir nuestra exposición a los microplásticos, tales como:

  • Optar por envases de vidrio o acero inoxidable en lugar de plástico.
  • Reducir el consumo de productos envasados.
  • Filtrar el agua potable con sistemas certificados.
  • Evitar cosméticos y productos de higiene con microplásticos en su composición.

Un futuro con menos plástico es posible

La creciente evidencia sobre la presencia de microplásticos en el cuerpo humano y sus posibles efectos en la salud exige una respuesta inmediata. La investigación en este campo aún está en desarrollo, pero los hallazgos actuales ya son motivo suficiente para replantear nuestra dependencia del plástico y promover soluciones más sostenibles.

Reducir la exposición a estos contaminantes no solo es una decisión ambiental, sino también una acción crucial para proteger nuestra salud a largo plazo.