Muchas veces se atribuye el insomnio al ruido del tráfico, a los vecinos que son unos escandalosos, al colchón viejo que resulta tan incómodo; pero la verdad es que las causas más comunes son la angustia y la depresión.
Según un estudio, 70% de los que tienen problemas para dormir sufren alteraciones emocionales. Las dolencias físicas, sobre todo si producen dificultad para respirar, fiebre o dolor, también hacen difícil conciliar el sueño, lo mismo que los medicamentos que se usan para combatir el asma, la hipertensión y otras enfermedades.
En otros casos el problema deriva de trabajar por la noche, levantarse y acostarse a horas irregulares o de dormir la siesta durante el día.
Las pastillas para dormir, sobre todo los barbitúricos, tienden a la larga a empeorar el insomnio en lugar de mejorarlo porque no hay ninguna que favorezca un sueño normal.
Algunas de estas pastillas inhiben las etapas más profundas de sueño sin MOR y la mayoría suprimen la etapa MOR, el estado en que se producen la mayor parte de los sueños y que resulta tan necesaria.
Hay que compadecer al narcoléptico que llega a quedarse dormido sin poder evitarlo en medio de la fiesta más animada, durante una conversación con el jefe, cuando va manejando e incluso mientras hace el amor.
La narcolepsia es una enfermedad que produce súbitos e incontrolables ataques de sueño que duran entre 5 y 20 minutos. Si el insomne no puede dormir por la noche, el narcoléptico no puede mantenerse despierto durante el día, pero además sufre otros síntomas más graves o molestos: a veces pierde de pronto el tono muscular y se cae, o en el breve lapso que va de la vigilia al sueño puede tener alucinaciones o quedar momentáneamente paralizado.
En la mayor parte de los casos no se puede explicar la causa de la narcolepsia, pero aparentemente tiene algo que ver con la incapacidad para inhibir el sueño MOR, que es el que produce los sueños.
Una vez dormida, la mayor parte de la gente tarda alrededor de 90 minutos en entrar en el primer periodo de sueño MOR; en cambio los narcolépticos caen en ese estado en cuanto se quedan dormidos.
Hay dos tipos fundamentales de sueño y normalmente pasamos de uno a otro a intervalos de 90 minutos. Al quedarnos dormidos, entramos en una fase de sueño ligero en el que las ondas cerebrales se hacen lentas.
Poco a poco vamos cayendo en un sueño profundo, tranquilo, caracterizado por una baja de la temperatura corporal y del pulso. En esta etapa generalmente no se sueña.
A los 90 minutos, más o menos, de estar dormidos, la presión arterial, el pulso y la respiración se hacen irregulares, el oído se alerta y los ojos se mueven bajo los párpados de un lado a otro como si estuviéramos viendo una película; lo que pasa es que estamos soñando.
Éste es el sueño MOR (movimientos oculares rápidos), también llamado paradójico porque no es tan tranquilo como se supone que debe ser el sueño; en este momento el cerebro está tan activo como durante el día y emite ondas similares a las de una persona despierta. Normalmente dedicamos al sueño MOR 25% del tiempo que pasamos durmiendo.
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