Existen trastornos con los que parece que pierdes la memoria

Es común escuchar que la incidencia del mal de Alzheimer va en aumento. Antes era a edades avanzadas, pero ahora la perdida de memoria también se ha acortado. Por eso es fácil tener la angustiosa sensación de que dejar encendida una hornilla de la estufa u olvidada una prenda en la tintorería podría indicar que uno (o un ser querido) está perdiendo la lucidez.

Pero hay más de 100 trastornos, desde efectos secundarios de medicamentos hasta infecciones urinarias, que pueden producir síntomas parecidos a los de la demencia.

“Algunas de esas condiciones se pasan por alto o no se diagnostican correctamente en muchos adultos”, dice P. Murali Doraiswamy, director del programa de trastornos neurocognitivos de la Universidad Duke, en Carolina del Norte, “pero si se descubren a tiempo, se pueden revertir”.

He aquí ocho trastornos comunes (que pueden parecer demencia) y cómo hacerles frente:

1. Trastornos de la glándula tiroides

Millones de personas tienen problemas de tiroides, pero la mitad de ellas no lo sabe. Se sienten cansadas, deprimidas, olvidadizas o ansiosas.

La tiroides, una pequeña glándula con forma de mariposa situada en la base del cuello, segrega hormonas que hacen que los distintos sistemas del organismo funcionen con normalidad.

“Los trastornos tiroideos se desarrollan lentamente, motivo por el cual sus síntomas suelen confundirse con el envejecimiento normal”, dice Borna Bonakdarpour, profesor de neurología en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, en Chicago.

Tanto la carencia como el exceso de hormonas tiroideas puede provocar síntomas similares a los de la demencia.

¿Qué hacer?

Acude al médico o a un endocrinólogo para que te haga análisis de sangre y emita un diagnóstico. Los trastornos tiroideos se pueden tratar con medicación, si bien algunos casos requieren cirugía.

2. Deficiencia de vitamina B12

Esta vitamina esencial, necesaria para la formación de los glóbulos rojos y blancos de la sangre, se encuentra en productos de origen animal como la carne, los huevos y la leche.

A menos que seas vegano desde hace mucho tiempo, lo más probable es que obtengas suficiente cantidad de esta vitamina de los alimentos que consumes. Sin embargo, algunas personas, a medida que envejecen, no absorben la vitamina B12 y terminan presentando anemia perniciosa.

El resultado es un deterioro del sistema nervioso (entumecimiento y hormigueo en manos y pies), confusión, cambios de personalidad, irritabilidad, depresión y fallas de memoria.

¿Qué hacer?

Acude al médico para que te examine y haga análisis de sangre. A diferencia de otras anemias, la perniciosa no se corrige con hierro, pero los complementos de vitamina B12, ingeridos o inyectados una vez al mes, suelen remediar el problema.

3. Depresión u otro trastorno mental

Cuando una persona se deprime, las zonas de su cerebro que regulan la memoria, el pensamiento, el estado de ánimo, el sueño y el apetito se ven afectadas, señala Majid Fotuhi, director del Instituto de Neurología Memosyn, en Maryland, Baltimore.

“Esto es particularmente común entre los adultos mayores”, añade el neurólogo Richard B. Lipton, vicedecano de neurología en la Facultad de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva, en Nueva York.

¿Cómo distinguir la depresión de la demencia?

Una persona deprimida manifiesta tristeza y dice “No sé qué me pasa” o “No me puedo concentrar”, mientras que otra que tiene una depresión asociada al Alzheimer quizá no se dé cuenta de que presenta fallas de memoria, y no forzosamente se siente triste.

¿Qué hacer?

Acude a un psiquiatra, neurólogo o geriatra especializado en trastornos de la memoria para que determine si padeces depresión o no. Esta enfermedad se puede tratar con medicación, ejercicio físico regular, terapia cognitiva y técnicas para combatir el estrés.

4. Ingesta de alcohol

El consumo excesivo de alcohol destruye las células de las zonas cerebrales que regulan la memoria, la cognición, la toma de decisiones y el equilibrio”, dice el doctor Fotuhi.

Además, puede llevar al bebedor a adoptar una dieta poco saludable que prive a su cerebro de nutrientes esenciales, como la tiamina (vitamina B1).

La deficiencia grave de ésta puede tener como consecuencia el síndrome de Wernicke-Korsakoff (SWK), un trastorno crónico que se caracteriza por confusión, pérdida de memoria, actitud hostil, agitación y deterioro del sistema nervioso.

¿Qué hacer?

Los efectos del consumo excesivo y crónico de alcohol se pueden revertir en algunos casos, dependiendo del daño nervioso. El SWK se puede tratar con una terapia de restitución de tiamina. Si sospechas que tienes problemas de memoria por la ingesta de alcohol, busca ayuda para mantenerte sobrio.

5. Diabetes

Tu organismo necesita cantidades regulares de glucosa en la sangre para mantener las venas y las arterias en correcto funcionamiento. La falta o el exceso de glucosa daña los vasos sanguíneos del cerebro y lo priva de la energía necesaria para formar neuronas nuevas.

¿El resultado? Problemas de memoria, confusión, irritabilidad y falta de atención.

¿Qué hacer?

La reversión de los síntomas cognitivos relacionados con la diabetes depende de la gravedad con que la enfermedad haya afectado al cerebro. “Por eso es tan importante diagnosticarla en fase inicial o prevenir su aparición”, señala el doctor Doraiswamy.

Es crucial que controles tus niveles de glucosa e insulina en la sangre si padeces diabetes. Bajar de peso, hacer ejercicio y llevar una dieta saludable es también esencial.

6. Hidrocefalia de presión normal

Milton Newman sabía que algo andaba mal. Durante más de 33 años había dirigido una próspera clínica dental en Nueva York, pero hace unos 15 años la memoria empezó a fallarle, y su capacidad para hacer tareas en casa se deterioró hasta el punto de que su esposa, Phyllis, temía dejarlo solo.

“Fue una época horrible”, dice Milton. “Parecía yo un vegetal”. Acudió a especialistas y se sometió a pruebas. “Todos decían que eran principios de Alzheimer”, recuerda Phyllis.

Sin embargo, otro médico, en Arizona, descubrió lo que estaba pasando realmente. Se trataba de hidrocefalia de presión normal (HPN), una acumulación gradual de líquido cefalorraquídeo en el encéfalo que ejerce presión y puede dañar el tejido cerebral. Esta condición es reversible en buena medida.

Tras someterse al implante quirúrgico de un shunt (tubo de derivación) permanente en el cerebro para drenar el exceso de líquido, Milton empezó a sentirse como antes.

El síntoma de HPN que suele aparecer primero es cierta forma de andar. “La persona arrastra los pies despacio, con las piernas separadas para mantener el equilibrio”, explica el doctor Lipton. Otras señales de la enfermedad son incontinencia urinaria o ganas frecuentes de orinar.

¿Qué hacer?

Acude a un neurólogo. Una tomografía, una prueba de resonancia magnética o una punción lumbar pueden confirmar el diagnóstico.

7. Efectos secundarios de medicamentos

Durante una década Sidney Watson, mujer de 73 años, tomó una larga lista de fármacos para la hipertensión, el asma, la osteoporosis y la depresión. “Pero me sentía peor”, recuerda.

Tenía fuertes mareos, perdía el equilibrio, y una vez no pude encontrar la oficina de correos”. Cada vez que iba al médico, éste le decía: “Probemos esto”, y le daba otra receta.

Cuando la remitieron a Armon B. Neel, un farmacéutico geriátrico especialista en medicación, estaba tomando 22 fármacos diferentes. “No me sorprendió que estuviera tan enferma”, cuenta Neel. “Nadie se había molestado en indagar qué estaba tomando, y menos aún la interacción de cada medicamento con los demás”.

Como el hígado metaboliza y elimina la medicación con menor eficiencia conforme envejecemos, los fármacos pueden acumularse y producir efectos secundarios similares a los de la demencia.

Hoy día Sidney toma cinco pastillas al día (dos de ellas son vitaminas) y se siente mucho mejor. “Nunca volveré a tomar otro medicamento sin preguntar primero”, afirma.

¿Qué hacer?

Informa a tu médico sobre todos los fármacos que estés tomando, incluidos los complementos alimenticios. Si presentas síntomas molestos después de empezar a tomar un medicamento, es posible que se trate de una mala reacción a los componentes. Consulta a tu médico para que te recete otro fármaco.

8. Infección del tracto urinario

Una mañana el esposo de Dorothy McGlinn se percató de que ésta estaba hablando de manera extraña. A lo largo de la semana siguiente, su discurso perdió hilación y se volvió incoherente. Dorothy, de 88 años, se quejaba de mucho dolor, así que su esposo la llevó al hospital.

“Cuando llegué allí, mamá ni siquiera me reconoció”, cuenta su hija, Mary Meyer. Tuvieron suerte. Los médicos pronto determinaron que la señora tenía una infección urinaria. Le inyectaron antibióticos y mejoró notablemente en menos de 24 horas.

Las infecciones del tracto urinario suelen pasarse por alto en personas mayores porque éstas rara vez presentan fiebre alta, dolor intenso y otros síntomas característicos. Más bien presentan fallas de memoria, confusión, delirio, mareos, agitación e incluso alucinaciones.

¿Por qué ocurre esto?

A causa del debilitamiento del sistema inmunitario y de los músculos de la vejiga que ocurre con la edad, a los adultos mayores no se les vacía la vejiga por completo. A medida que se retiene orina, las bacterias proliferan en la vejiga, lo que provoca infecciones que reducen la capacidad del cerebro para enviar y recibir señales.

La confusión y el delirio pueden ser los únicos síntomas de la infección. Mientras que la demencia suele ser un cambio progresivo y lento, los cambios mentales derivados de una infección urinaria se producen rápidamente.

¿Qué hacer?

La mayoría de las infecciones urinarias se tratan fácilmente con antibióticos, muchos líquidos, una dieta saludable y reposo.

Sin importar tu edad, es posible que presentes alguno de estos síntomas. Consultar a tu médico siempre será lo más importante. 

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