Tradicionalmente, pensamos en las grasas solo como una fuente de energía. Sin embargo, una investigación revolucionaria de la UCSF revela que las grasas actúan como un calendario químico. El equilibrio entre grasas saturadas y poliinsaturadas le dice a tu hipotálamo en qué estación del año te encuentras, permitiendo que tu metabolismo se adapte al frío o al calor.
El problema surge con los aceites procesados e hidrogenados: estos productos actúan como un “ruido” que impide que el cuerpo reconozca la llegada del invierno, manteniéndolo en un modo de almacenamiento de energía perpetuo.
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El mensaje oculto de las grasas poliinsaturadas (PUFA)
En la naturaleza, las especies aumentan su consumo de grasas poliinsaturadas durante el invierno. Estas grasas son más flexibles y ayudan a las células a funcionar mejor en el frío.
- Señal de Invierno: Una dieta rica en poliinsaturadas (como las del aceite de maíz natural) le indica al cerebro que debe prepararse para el frío, ajustando la temperatura corporal y el gasto de energía.
- Señal de Verano: Una dieta baja en estas grasas le indica al cuerpo que es verano, una época diseñada biológicamente para almacenar grasa y ahorrar energía.
El “truco” de la industria alimentaria
Los aceites hidrogenados, presentes en snacks, frituras y panadería industrial, eliminan las estructuras frágiles de las grasas poliinsaturadas para que los productos duren más en el estante. Al hacerlo, eliminan la señal de “invierno”. El resultado: el cerebro cree que siempre es verano y se niega a quemar las reservas de grasa.
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El impacto en el Hipotálamo: Obesidad e Insomnio
El estudio demostró que los ratones alimentados con aceites procesados mantuvieron temperaturas corporales elevadas y metabolismos lentos, incluso cuando se les exponía a ciclos de luz invernales.
“Los aceites hidrogenados eliminan la señal de ‘invierno’ que está presente en los alimentos de temporada”, señalan los investigadores.
Esta confusión estacional no solo afecta el peso; también desincroniza el reloj interno, lo que puede derivar en:
- Dificultad para perder peso (el cuerpo se aferra a las calorías).
- Trastornos del sueño (desajuste entre la luz ambiental y la señal química interna).
- Inflamación metabólica por la falta de adaptación al entorno.
¿Cómo proteger tu ritmo biológico?
Aunque el estudio se realizó en modelos animales, los científicos advierten que la vía biológica en humanos es similar. Para evitar este “verano interno” constante, se recomienda:
- Priorizar grasas naturales: Optar por aceites no hidrogenados y alimentos de temporada que conserven sus estructuras químicas originales.
- Reducir ultraprocesados: Evitar productos con “grasas vegetales parcialmente hidrogenadas” en la etiqueta.
- Sincronización lumínica: Complementar la dieta con una exposición adecuada a la luz natural para ayudar al cerebro a situarse en la estación correcta.
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Conclusión
Estamos viviendo en una era de “luz artificial y grasa procesada”, una combinación que le dice a nuestro cuerpo que el invierno nunca llegará. Recuperar el equilibrio de las grasas en nuestra dieta podría ser la llave para desbloquear un metabolismo que se ha quedado “atrapado” en el modo de almacenamiento.