Seguramente cuando escuchas agave, lo primero que te viene a la mente es un buen tequila o un sabroso mezcal, –no mientas–. Pero esta planta va más allá de darnos estas deliciosas bebidas, pues tiene propiedades medicinales únicas. Sigue leyendo para saber más.
Con más de 150 especies conocidas dispersas por México y América Central, aunque hoy en día se conocen más de 300. El agave es una planta famosa por sus propiedades medicinales. Muy utilizado desde la antigua época azteca, todas las variedades de agave comparten un aspecto similar. Tras la conquista, el agave se extendió rápidamente por la costa mediterránea después de ser llevado a España.
Las hojas carnosas de algunas especies de agave (como el azul) que se crían en México producen una savia o jugo azucarado, conocido como aguamiel. A partir de él se elaboran diversas bebidas alcohólicas como el pulque, el mezcal y el tequila.
El agave florece solo una vez en su vida, después de lo cual muere. La flor es una inflorescencia grande y llamativa que puede alcanzar varios metros de altura.
El agave contiene una serie de sustancias conocidas como glucósidos esteroideos, entre los que destaca la hecogenina y la saponina, de estas provienen sus propiedades medicinales.
Esta planta medicinal se caracteriza por sus propiedades diuréticas, es decir, que ayuda al cuerpo a eliminar el exceso de sal y agua. En este mismo sentido, el agave se usa para depurar la sangre, por lo que se utiliza en caso de edemas y retención de líquidos.
También tiene propiedades prebióticas que facilitan el tránsito intestinal; a la vez que es rica en fructooligosacáridos e inulina, lo que le da un sabor dulce y permite que funcione como edulcorante de índice glucémico menor a 25%.
En México y en los países de Centroamérica, el agave se utiliza tradicionalmente en enfermedades infecciosas, en trastornos digestivos y en casos de ictericia o de hepatitis.
Exteriormente, el jugo o savia que mana del tallo es vulnerario y cicatrizante. Se aplica en compresas sobre contusiones y heridas de la piel.
Los beneficios medicinales del agave pueden aprovecharse de dos formas principales: como infusión para beber o como compresas para usar sobre la piel.
Para la infusión, se sugiere utilizar 30 gramos de hojas o raíces secas trituradas y hervirlas en un litro de agua. Se recomiendan de tres a cuatro tazas al día, que pueden endulzarse con miel para mejorar el sabor.
Para las compresas, utiliza sólo el jugo o savia de las hojas y aplícalo directamente sobre la zona afectada de la piel.
El agave es generalmente seguro para el consumo, pero puede causar efectos secundarios en algunas personas. Estos efectos secundarios pueden incluir:
Si estás tomando medicamentos, es importante consultar a un profesional de la salud antes de incorporar productos de agave a tu dieta, ya que podría haber interacciones.
Con información de Infobae y Ecoinventos
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