Si eres extranjero, es probable que en algún momento hayas escuchado un sonoro “¡aguas!” y te hayas preguntado de dónde viene y porque lo dicen tanto los mexicanos. Y si eres mexicano, sabes perfectamente que esta expresión es nuestra forma de decir “¡Cuidado!” o “¡Alerta!”. Pero, ¿alguna vez te has puesto a pensar en la peculiar historia que se esconde detrás de esta palabra tan nuestra? Prepárate, porque su origen es tan antiguo como… ¡oloroso!
El pasado “aguas” de la Ciudad de México
Para entender por qué los mexicanos decimos “¡Aguas!”, tenemos que viajar en el tiempo hasta la época de la Colonia, cuando nuestra querida capital era conocida como La Nueva España. Imagina esto: calles sin drenaje, sin tuberías que llevaran el agua sucia lejos de las casas. ¿Cómo se deshacían las familias del agua de los trastes, la ropa, los quehaceres y, sí, incluso los desechos del baño?
Pues bien, la solución era tan simple como sorprendente: ¡la arrojaban directamente por los balcones y ventanas hacia las calles! Sí, así como lo lees. El agua sucia corría libremente por los suelos hasta secarse. Para evitar bañar a algún desafortunado transeúnte desprevenido, los que iban a lanzar el “agua” gritaban una advertencia: “¡Agua va!”.
Esta costumbre, traída directamente de España (donde ya era común desde la Edad Media), se arraigó en el nuevo continente. Con el paso del tiempo, y como ocurre con muchas expresiones, “¡Agua va!” se fue acortando y transformando hasta convertirse en el familiar y enérgico “¡aguas!” que usamos hoy.
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“¡Aguas!” en el día a día mexicano
Aunque afortunadamente ya tenemos sistemas de drenaje modernos, la expresión “¡aguas!” se quedó con nosotros. Su significado evolucionó de una advertencia literal sobre agua sucia, a una señal de alerta general sobre cualquier tipo de peligro o situación que requiera precaución.
Piensa en estos ejemplos cotidianos:
- “¡Aguas! Hay vidrio roto en el suelo.”
- “Aguas con ese tipo, parece medio peligroso.”
- “¡Aguas! La estufa está caliente, no te vayas a quemar.”
En esencia, “¡Aguas!” se ha convertido en sinónimo de “¡Cuidado!” o “¡Ten precaución!”. Incluso la frase “¡Échame aguas!” viene de aquí, pidiendo a alguien que esté atento y avise si se presenta algo inesperado que pueda causar un problema.
Una palabra que viaja: “Aguas” en otros lares
El lenguaje es un viajero incansable, y las palabras se adaptan a nuevos contextos y culturas. Si bien “¡Aguas!” tiene un significado claro en México, su interpretación cambia en otros países de habla hispana:
- En Colombia, “me está echando el agua” puede significar “me está molestando”.
- En Cuba, “¡Agua!” se usa para advertir a los peatones sobre el paso de automóviles al cruzar la calle.
- En Honduras, la expresión “darle agua a alguien” tiene un significado completamente diferente y oscuro: se refiere a matar a una persona.
Esto demuestra cómo una misma palabra puede adquirir matices y significados tan distintos, dependiendo del lugar y de la gente que la usa.
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¡Así que ya sabes!
La próxima vez que escuches o digas “¡Aguas!”, recordarás su curioso y, a la vez, histórico origen. Es una pequeña ventana a las costumbres de la colonia y una prueba de cómo el lenguaje evoluciona y se adapta a nuestra vida diaria.
¿Conocías el origen de “¡Aguas!”? ¡Déjanos tu comentario abajo y comparte esta curiosa historia!
Con información de Muy Interesante