Así es la vida: Al cliente lo que pida
La Navidad pasada, mi esposa, Laura, vigiló estrictamente todo lo que comía para no subir de peso, como otros años. Me pidió que escondiera sus bocadillos.
La Navidad pasada, mi esposa, Laura, vigiló estrictamente todo lo que comía para no subir de peso, como otros años. Me pidió que escondiera sus bocadillos preferidos en una parte de la alacena que era demasiado alta para alcanzarla, incluso con ayuda de una silla. Esa tarde, cuando volví a casa del trabajo, noté que había una bolsa de frituras casi vacía sobre la mesa de la cocina.
—¿Cómo bajaste eso? —le pregunté a mi esposa, sorprendido.
Sonrojándose, Laura respondió:
—Pues… con un poco de ponche de huevo.
Jarrett Sylvestre, Canadá
Al cliente lo que pida
Escuchado por casualidad en el vestíbulo de un hotel en Bora Bora.
Huésped: “Encontramos lagartijas en nuestra cabaña, y a mi esposa le aterran. ¡No pagué para tener lagartijas en mi habitación!”
Recepcionista: “No se preocupe, señor. Nos cercioraremos de agregar eso a su cuenta.
Billy Dobrucky, Estados Unidos
A mi hijo, Todd, le ofrecieron un empleo en Shenzhen, China. Durante el primer Año Nuevo chino que pasó allí, le pregunté por qué lo llamaban Año del Jabalí.
—No estoy seguro, papá —respondió—, pero hace unos meses era el Año del Perro, y yo sigo escribiendo Perro en todos mis cheques.
Phama Woodyard, Estados Unidos
Mi padre me envió un mensaje por correo electrónico: “Este e-mail salió de mi computadora nueva. Se ve mejor, ¿no? Te quiere, tu papá”.
Janice Kyle, Estados Unidos