“¡No te enojes!”, “El que se enoja pierde”, “eres un chillón” o “por qué siempre tienes que llorar para todo”. Son frases comunes que seguramente hemos escuchado en casa, por lo general estas frases tienen una connotación negativa ante el enojo y la tristeza, ya que es es mucho más fácil reconocer, aceptar y motivar emociones “positivas” o “buenas”.
Para reconocer mejor nuestras emociones podemos agruparlas en dos categorías: cómodas e incómodas. Las emociones cómodas como la alegría, el amor, la paz y la felicidad nos dan fortaleza reafirmando lo que es correcto; lo bueno. Los sentimientos positivos ayudan a brindar lo mejor de nosotros y construyen una imagen de valor propio.
Las emociones de incomodidad como la ira, el odio, la envidia y los celos, entre otros, limitan nuestra habilidad para ver el mundo como un lugar positivo en dónde vivir. Este tipo de sentimientos nos pintan al mundo como un lugar gris y rodeado de infelicidad. Estas emociones en lugar de estimular la autoestima, la destruyen.
Reconocer nuestras emociones y las emociones de los demás, es la cualidad más importante de una persona que cría y estimula con cariño.
Nuestras emociones complejas son la mezcla de tan solo cuatro emociones básicas o primarias: gusto, enojo, tristeza y miedo.
Poder reducir nuestras emociones complejas a sus componentes primarios es de gran utilidad. De esta forma vemos con mayor claridad cómo satisfacer nuestras necesidades emocionales y comprender mejor qué debemos hacer para transformar emociones de tristeza, enojo o miedo en una de gusto.
El dolor o malestar emocional nos avisa que debemos atender nuestras necesidades psicológicas para evitar dañar nuestro ánimo. Las necesidades emocionales que no son atendidas con prontitud suelen dejar cicatrices emocionales de la misma forma que el desatender necesidades físicas dejan marcas o cicatrices en el cuerpo.
Las tres emociones primarias de “incomodidad” (tristeza, enojo y miedo) nos avisan que alguna de nuestras necesidades básicas no está siendo satisfechas.
Gusto, es la emoción de satisfacción o libertad del dolor. Es la única emoción primaria que no representa una necesidad insatisfecha. Es la emoción que tenemos cuando nuestras necesidades e inquietudes son atendidas.
Enojo, es la emoción de injusticia o de falta de empatía o reconocimiento de la importancia de las necesidades. Es la emoción que tenemos cuando la importancia de nuestras necesidades, ya sean físicas o psicológicas, está siendo ignorada por los demás o por nosotros mismos. Es una sensación de injusticia porque nuestros sentimientos no son tan importantes como para ser percibidos.
Tristeza, es la emoción que surge de la pérdida de un apego importante (a una persona, lugar, u objeto). Es la experimentación de pérdida. Los apegos son una parte vital de la vida humana, y la pérdida ocasional de algunos de ellos es inevitable.
Miedo, es la emoción de falta de seguridad, amenaza al bienestar, o es la inhabilidad de estructurar o controlar el futuro. Cuando sentimos miedo creemos que sufriremos algún daño físico o psicológico.
Existen tres pasos para el manejo de las emociones.
Concienciación
Esta fase de la concienciación tiene tres componentes:
Aceptación
El segundo paso es la aceptación general de que cualquier sentimiento vale, y uno no es malo por tenerlos. Este paso es mucho más difícil de lo que aparenta, ya que en vez de aceptar alguna situación, muchas personas niegan, fingen o disfrazan el sentimiento.
Comunicación
La comunicación es el proceso de expresar los sentimientos y pensamientos. Cuando se tratan de expresar las emociones, esta comunicación puede ser verbal o no verbal. Todos los sentimientos tienen una energía que le da vida a las emociones.
La clave en estos tres pasos está en cómo la persona usa su poder personal para expresar la energía de sus emociones.
Existen tres normas para expresar la energía, son:
El sarcasmo, las burlas, el abuso verbal, pegar a los demás o a objetos, tirar las cosas, y cualquier comportamiento que cause daño, son formas inaceptables del uso del poder personal en la expresión de la energía de las emociones. La meta es identificar formas aceptables de liberar esta energía.
Cuando preparamos mal a nuestros niños en el manejo de sus emociones, afectamos su calidad de vida más que cualquier otro elemento de la crianza. Las emociones son muy poderosas. Lo peor que podemos hacer como papás, cuidadores o tutores, es preparar mal a los niños para enfrentar las realidades y desafíos de la vida.
Aprender a manejar las emociones incómodas, es uno de los desafíos más grandes de la niñez y uno de los mayores desafíos que enfrentan los padres, en su búsqueda de medios para criar hijos saludables.
Tienes dos opciones: ayudar a tus hijos a controlar sus emociones y el mundo será de ellos, o dejarlos solos en su lucha para manejar, reconocer y expresar su emociones.
Recuerda que cuando tus hijos expresen sus emociones en forma apropiada, déjales saber que te gusta lo que escuchas. Acuérdate de que los comportamientos a los cuales se les pone atención son los comportamientos que se refuerzan.
FUENTES: Dr. Stephen J. Bavolek, Dra. Fran Kaplan y Mtra. Ma. Teresa Matence Espinosa. “El Cariño y Buen Trato en la Familia”. Manual Nivel 1 Papás y Mamás. Marco Teórico. Lección 7. Crianza con Cariño y Buen Trato, A. C.
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