Algunos errores que estás cometiendo con tus alimentos
Encontrarte con productos caducados o contaminados puede arruinarte la diversión. Estos son los errores más graves que estás cometiendo con tus alimentos.
Dar un paseo por el pasillo de los abarrotes o por el mercado es una muy buena forma de pasar el domingo. Pero encontrarte con productos caducados o contaminados puede arruinarte toda la diversión. Estos son los errores más graves que estás cometiendo con tus alimentos.
Ya sabemos lo tentador que puede ser llegar a tu casa y aventar todo en el refrigerador, pero algunas cosas van en la alacena. Refrigerar ciertos alimentos puede cambiar su textura y su sabor.
Los jitomates, por ejemplo, no se echan a perder tan rápido a bajas temperaturas, pero los melones pueden perder sus antioxidantes y nutrientes en el refrigerador. Las cebollas tampoco se llevan tan bien con el frío.
Aunque hemos creído que sí, la verdad es que no todas las frutas siguen madurándose una vez que han caído del árbol. Aunque esto sí ocurre con los plátanos, los higos y los duraznos, los frutos rojos y las piñas no siguen el mismo camino.
Las que sí siguen madurando se llaman ‘climatéricas’; continúan produciendo gas etileno, que las ayuda a madurar. Las frutas que no continúan madurándose se llaman ‘no climatéricas’, y simplemente comienzan a pudrirse aunque sigan estando inmaduras.
Sí, se ven bonitas unas al lado de las otras, pero hacer esto sólo ocasionará que se echen a perder más rápidamente, gracias al etileno. Las frutas que debes guardar solas son las manzanas, los plátanos, kiwis, mangos y duraznos.
Aunque no lo creas, muchos alimentos congelados tienen el mismo valor nutricional que aquellos frescos. “Los productos congelados son una manera de hacer que las cosechas duren más, y como se congelan al poco tiempo de haber sido recolectados, conservan su valor nutricional”, dice Melissa Owens.
“Los vegetales congelados son una muy buena alternativa a los frescos, especialmente si los compras fuera de temporada o muy lejos de su origen”.
Regresa el pelador al cajón, por favor, porque las cáscaras de las frutas y verduras están cargadas de nutrientes que no quieres perderte. Por ejemplo, la cáscara de las calabazas está llena de antioxidantes, y entre las semillas y la cáscara del pepino se van la mayoría de sus nutrientes.
El potasio y el ácido fólico de las papas se concentra en su cáscara, y cocinarlas sin pelarlas hará que conserven su vitamina C.
“Las verduras con vitaminas solubles en agua suelen perder sus nutrientes al ser hervidas”, dice Owens. Eso sucede especialmente con la vitamina C. Owens sugiere cocinarlos poco a poco y utilizar el agua como caldo, para hacer sopa o pasta.
Hornear las verduras o cocinarlas al vapor son otros métodos que, además de que no requieren tanta agua, permiten que las verduras retengan la mayoría de sus nutrientes.
Considera que los pesticidas y otros químicos utilizados durante el proceso de la siembra y cosecha pueden quedarse en tus frutas y verduras, sin mencionar la tierra y otras partículas –debería ser obvio que tienes que lavar todo lo que vayas a comerte antes de cortarlo.
Y esto aplica también para todo lo que tenga cáscara gruesa, como los melones. Las bacterias de sus cáscaras pueden llegar al interior a través del cuchillo.
“Debería ser una regla que no laves nada hasta que lo vayas a consumir”, dice Owens. Sí, las frutas y verduras que acabas de comprar probablemente estén infestadas de gérmenes, pero sólo deberías guardarlas sin lavar ya que la humedad podría hacer que prolifere el crecimiento de bacterias y que se descompongan aún más rápido (especialmente las fresas, zarzamoras y otros frutos rojos).
¿Hay algo peor que descubrir hongos en las fresas que compraste hace dos días?
Ese montón de hojas que vienen con tus cebollas es una mina de nutrientes –al menos llévala a la composta.
Las hojas de las zanahorias tienen hasta seis veces más vitamina C que la zanahoria en sí, los tallos del betabel están cargados de fibra y vitaminas, las hojas del apio están llenas de calcio y magnesio y los tallos y hojas del brócoli tienen tantos nutrientes como las cabezas que te comes.
Puedes utilizar esas partes para hacer un caldo o un jugo, aunque también puedes saltearlas.
Antes de que las verduras lleguen al pasillo de los congelados, las escaldan (o sea que las pasan por agua hirviendo durante unos minutos y luego las sumergen en agua con hielo para cortar la cocción). Si quieres prolongar la vida de tus vegetales congelándolos, lo recomendable es que hagas lo mismo.
Que veas bolsas de plástico por todo el pasillo de las verduras no quiere decir que sea una buena forma de guardarlas congeladas. Todos los alimentos necesitan espacio para respirar y esas bolsas, por el contrario, las asfixian.
Si necesitas usar una bolsa, procura que al menos sea reutilizable, y recuerda que lo mejor es mantener tu consumo de plásticos al mínimo.
…O que no son de tu país. “Cualquier fruta o verdura que no fue cosechada en su temporada o en tu región, tendrá que ser transportada largas distancias para llegar a tu mercado local”, dice Owens.
Ella explica que los viajes largos hacen que muchos alimentos pierdan nutrientes, además de que se incrementará su precio.
Quizá esos jugosos pimientos y los cremosos aguacates estén suplicando irse a casa contigo, pero siendo honestos, ¿te vas a comer todo eso? “El desperdicio alimenticio es un tema importante: en Estados Unidos se tira aproximadamente el 45% de las frutas y verduras”, dice Owens.
“La mayoría de las personas tienen la intención de comerse todo lo que compran, pero algo pasa y terminan tirando gran parte de eso. Procura comprar sólo lo que necesitas, y si terminas con algo extra, guárdalo en el congelador antes de que se eche a perder”.
Tomado de rd.com 20 Produce Mistakes You Didn’t Know You Were Making