Sin duda alguna una de las enfermedades más temidas es el Alzheimer, un proceso degenerativo, progresivo, irreversible y, hasta el momento, incurable.
El Alzheimer es la demencia más común, pues está presente en el 70 por ciento de los casos. Aunque es una de las enfermedades más temidas es posible disminuir su incidencia en un 56 por ciento con solo modificar el estilo de vida.
Sin duda alguna una de las enfermedades más temidas es el Alzheimer, un proceso degenerativo, progresivo, irreversible y, hasta el momento, incurable, que ataca las partes del cerebro que controlan la memoria, el pensamiento y el lenguaje. Este padecimiento está vinculado al envejecimiento y al estilo de vida.
Actualmente 1 millón 200 mil personas mayores de 60 años padecen demencia en México, y alrededor del 70 por ciento tiene Alzheimer. Esta enfermedad día a día toma más relevancia debido al envejecimiento poblacional, un fenómeno universal.
Se calcula que para el 2050 habrá alrededor de 3.7 millones de mexicanos con demencia, enfermedad que no solo daña al paciente sino a su núcleo más cercano, pues el costo para la atención de una persona con dicho padecimiento alcanza alrededor del 60 por ciento del presupuesto familiar. Estudios han revelado que el 80 por ciento de los pacientes es tratado en sus hogares.
Entre el 2015 y el 2050 la población de adultos mayores (más de 60 años) se incrementará de 900 a 2 mil millones en todo el mundo, o sea, más del doble.
“México apenas rebasa los 200 años como nación y ya tiene los problemas de una nación vieja, así que se requieren medidas de prevención. En 1970 había ocho adultos mayores por cada cien jóvenes, pero para el 2050 habrá 130 viejos por cada cien jóvenes, lo que significa que 30 adultos mayores estarán solos” alertó Guillermo Albert Meza, miembro fundador de la Asociación Mexicana de Especialistas en Demencias.
México debe implementar políticas públicas encaminadas a la atención de los adultos mayores y sus demencias, pues es una nación con diversos factores de riesgo.
Además del envejecimiento acelerado de su población, un deficiente acceso a los servicios de salud y grupos con un bajo nivel educativo, millones de mexicanos padecen diabetes, una enfermedad que ahora se sabe podría incidir de manera importante en la aparición del Alzheimer.
Entre los principales factores de riesgo están:
La edad. Aparece en la vejez
Baja escolaridad. La escolaridad puede ser un factor de riesgo o factor protector, pues quienes no han sido alfabetizadas tienen menores redes neuronales, cuando hay actividad mental se crean nuevas conexiones neuronales y eso ofrece una reserva cognitiva
Los dos últimos son propios de la población de bajos recursos, la cual tendrá mayor riesgo de presentar demencia, cuya presencia empobrece más aún estos hogares.
Contra el envejecimiento no hay nada que hacer, pero existen factores de riesgo modificables. Reportes recientes han documentado la importancia de los factores modificables en el escenario de las intervenciones preventivas. Para la realidad de Latinoamérica son:
Proporcionar educación básica en la etapa temprana de la vida (antes de los 18 años). Esta sola medida reduciría cerca del 11 por ciento de nuevos casos.
Erradicar hipertensión, obesidad y pérdida auditiva entre los 45 y los 65 años, lo que reduciría un 25 por ciento la prevalencia. La pérdida de la audición tiene efectos negativos en la función cognitiva, incluso por encima de los daños por disminución de la capacidad visual, una realidad que poco se menciona.
Eliminar tabaquismo, depresión, inactividad física, aislamiento social y la diabetes en la edad avanzada (más de 65 años). Estas adecuaciones reducirían aproximadamente 20 por ciento de los casos.
Algunos países han implementado programas preventivos que han demostrado que sí es posible una disminución de nuevos casos de demencia. “Las demencias no se curan porque son multifactoriales, pero se puede incidir en el número de casos” puntualizó sí se puede trabajar en la disminución de nuevos casos.
El Instituto Nacional de Neurología está diseñando diversos proyectos, pero el más importante —que iniciará en breve— pretende emular las intervenciones que se han realizado en países como los nórdicos para disminuir los casos de demencia.
“No vamos a pedirle a nuestros adultos mayores que desayunen arenque, pero sí que elijan alimentos más saludables como los nopales, los quelites y las tortillas” precisó la especialista.
“Debemos concientizar a la población sobre la modificación de hábitos para alejar el deterioro. Hay que luchar contra el sedentarismo, el tabaquismo, el alcoholismo y las dietas inadecuadas; el papel de la medicina preventiva es vital” resaltó Guillermo Albert Meza, neurólogo del Hospital Español.
Es posible disminuir la incidencia en un 56 por ciento con solo modificar el estilo de vida. Si tuviéramos hábitos saludables desde edades tempranas la realidad sería otra, y aunque entre más pronto mejor, también debe decirse que nunca es tarde para cambiar de modo de vida.
La especialista también destacó la importancia de que los adultos no solo eviten el aislamiento, sino que tengan una vida social y familiar de calidad, pues la depresión influye en la aparición de las demencias.
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