¿Amigos falsos? Cómo identificarlos
Los amigos falsos son como el lado oscuro de la Luna. Al principio nos deslumbran con sus hechizos y amables atenciones, pero poco a poco vamos intuyendo ese otro lado donde habita un carácter...
La ciencia apunta a que la mitad de la gente que te encuentras en tu círculo de amigos, en realidad, no lo son y la psicología le da la razón. Existen personalidades que dificultan que la conexión con el otro sea sincera y real. Los amigos falsos son como el lado oscuro de la Luna. Al principio nos deslumbran con sus hechizos y amables atenciones, pero poco a poco vamos intuyendo ese otro lado donde habita un carácter interesado. Esa afectividad vacía y desolada que casi sin darnos cuenta, nos minan el ánimo. Son perfiles que sin duda debemos saber identificar lo antes posible, sobre todo para tener una buena salud emocional.
No obstante, es inevitable dar, de vez en cuando, con uno de esos especímenes tan comunes en nuestros contextos sociales, donde el interés y el egoísmo se camuflan bajo el revestimiento de la más luminosa amistad. Y caemos, por supuesto que caemos. Porque en nuestra inocencia natural no dudamos ni un momento que el propósito cardinal de toda buena amistad es aportar felicidad, apoyo y bienestar.
Hasta que finalmente ocurre, aparecen las decepciones, las pequeñas mentiras, los desprecios constantes y las más sibilinas manipulaciones. Lo queramos o no, estamos ante uno más de esos amigos falsos al que no vimos llegar, pero al que debemos dejar ir lo antes posible por salud y por nuestra propia dignidad.
Si hay algo que caracteriza a la amistad más saludable es aquella que nos procura bienestar en cada momento. Ello hace que nos sintamos bien con su cercanía, que tengamos la seguridad de que no seremos juzgados ni criticados y que al pasar unas horas con esa persona, nos iremos mejor de lo que hemos llegado.
Sin embargo, esto no ocurre con los amigos falsos; con ellos es común que nos volvamos a casa mucho peor que antes. De hecho, una tipología que suele abundar es esa que tiene como afición buscarnos fallos, llamarnos la atención en cada error que cometemos (o no) y juzgarnos un día sí y otro también.
Este tipo de dinámica genera un considerable desgaste emocional.Un amigo no es alguien que tenga que pensar que eres un dechado de virtudes y perfección, pero hay maneras de decir las cosas y maneras. La sinceridad no está reñida con el respeto y si esa persona critica tus acciones, destaca tus errores o te juzga cuando no estás presente, es bastante grave.
Pero es aún peor cuando esas pullas se disfrazan de comentarios supuestamente bienintencionados o bromas: cuidado con las frases hirientes untadas en miel del tipo “ay, qué cosas te pasan si es que ya sabemos todos que eres un desastre”.
Este rasgo de la falsa amistad es tan curioso como común a la vez. Se manifiesta del siguiente modo: tenemos a personas que nos animan a que nos superemos, a que consigamos cosas, sin embargo, cuando esto ocurre lejos de sentirse felices por nosotros se distancian o muestran incomodidad.
Tras ese tipo de situaciones lo que hay, una vez más, es una marcada baja autoestima. Siempre se sentirán más cómodos con nosotros mientras estemos a su altura y en sus mismas condiciones. Sin embargo, cualquier atisbo de éxito o de superación les pone en evidencia, les sume en la contradicción y en la incomodidad.
Uno de los primeros amigos falsos que solemos encontrar de forma temprana en nuestra vida es el “alpinista social”. Los vemos en las clases de primaria, de secundaria, en la universidad y por supuesto, en nuestros entornos laborales.
Son aquellos que construyen lazos de amistad solo por un fin: escalar posiciones en el contexto social. Así, es común que en su época escolar busquen la cercanía de los alumnos más populares o los que mejor nota obtienen. Más tarde, y en un contexto laboral, no dudarán en humillar y manipular a diestro y siniestro para ir escalando posiciones.
A la mayoría nos sonará sin duda esta tipología de falsa amistad. Hablamos de esas personas que siempre están cerca en los días de calma y bienestar, lo que se apuntan a cualquier plan, a cualquier fiesta, Sin embargo, cuando surge algún problema o situación donde más agradeceríamos su apoyo e interés, desaparecen como el viento al cerrar una ventana.
“Es que tú todo lo haces bien”, “a ti esas cosas no te pasan como a mí”, “siempre tienes mucha suerte”… Este y otro tipo de frases son las que nos suelen repetir esos amigos falsos que en lo más interno de su ser, nos envidian.
No obstante, lo que hay en ellos es una baja autoestima, la cual les aboca a este tipo de interacciones muy poco saludables para ambas partes.
Si te compras un móvil, no lo dudes, uno de tus amigos buscará adquirir uno mucho mejor. Si te apuntas al gimnasio, cuidado, él o ella también lo hará para superar tus marcas. Su objetivo: ser mejor que tú en cualquier cosa que hagas, en cualquier propósito que te marques o en cualquier logro que consigas. Estos amigos falsos actúan como nuestra némesis, esa sombra perseguidora y vengativa que intentará ser mejor que nosotros en cualquier ámbito de nuestra vida.
El amigo manipulador es ese espécimen discreto pero implacable que casi sin que nos demos cuenta, nos ancla los hilos de una marioneta para manejarnos a su antojo durante un tiempo.
Se valdrá del victimismo a veces, otras del chantaje emocional y otras del engaño y de infinitas estrategias maquiavélicas para tenernos en la palma de su mano y conseguir así, lo que desea en cada momento.
Cuando está en crisis a este tipo de persona le da igual si estás en el trabajo, haciendo alpinismo o durmiendo la siesta, si te llama tienes que cogerlo y aguantar su monólogo o se ofende.
Y todos estamos de acuerdo en que la amistad es un gran apoyo en los momentos difíciles, pero es que tú has notado que las llamadas de tu amigo bajan unos cuantos grados en frecuencia e intensidad cuando las cosas le van bien.
No hagas caso de sus halagos y los buenos consejos que le das (y que luego ignora), si solo te llama cuando necesita a alguien (o algo), te está utilizando.
Basado en 7 tipos de amigos falsos que debemos reconocer