A diferencia de hace décadas, actualmente los matrimonios duran menos. Hay diversos factores que influyen; sin embargo, algunos especialistas señalan que una de las causas se debe al papel que las mujeres desempeñan en nuestros días: emprendedoras, profesionistas y, en algunos casos, proveedoras.
“¿Cuántos años llevan de casados?”, se les preguntaba a los esposos de antaño, asumiendo que un largo tiempo juntos era sinónimo de un matrimonio ejemplar. Ahora las cifras oficiales confirman que los divorcios aumentan y muchos se preguntan, entre ellos los psicólogos y sociólogos, si la pareja tradicional está en crisis.
El doctor Rolando Díaz Loving, investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM, considera que tal vez no se trate de una crisis, sino de una etapa de cuestionamiento. En la actualidad infinidad de personas dudan si el matrimonio tradicional, “para toda la vida”, es el camino a seguir o si sólo es adecuado para algunos; se preguntan si existen otras formas de vincularse que resulten apropiadas para ellas.
El doctor Díaz Loving explica que los cambios en los roles de género tradicionales están jugando un papel fundamental en las nuevas dinámicas de la pareja, y da algunos ejemplos de lo que ha encontrado en sus investigaciones.
Tomando en cuenta datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, existe un patrón muy claro: en los estados de la República en los que las mujeres han crecido más en las áreas políticas, educativas, sociales y económicas, hay más divorcios, pero menos violencia intrafamiliar.
Lo anterior ocurre porque las mujeres que quieren terminar con una relación violenta y tienen las competencias necesarias para independizarse económicamente, deciden dejar a la pareja que las maltrata. “En estos casos el divorcio no significaría crisis, sino emancipación o un grito de libertad”, señala el especialista. Conoce 11 cosas que debes experimentar antes de volver a salir con alguien y lanzarte a la aventura de tener una nueva pareja.
Infinidad de mujeres que han recibido educación y se preparan para el mundo laboral retrasan el matrimonio. Mientras más tiempo tardan en decidir casarse, se vuelven más exigentes y aumenta el número de características positivas que buscan en una pareja.
Además, tienen dificultad para encontrar hombres que sean al mismo tiempo equitativos, trabajadores y afectuosos.
Cuando los psicólogos sociales estudian a la pareja se dan cuenta de que en México infinidad de relaciones amorosas están construidas sobre la idea arraigada de que el padre es supremo, la madre es sacrificada y abnegada y los hijos son obedientes y afectuosos.
En generaciones anteriores, cada miembro de la pareja tenía claro cuál era el papel que debía cumplir y lo hacia aunque no fuera equitativo; no se cuestionaba si era feliz o si sufría en la relación, así que había menos divorcios.
El doctor Díaz Loving y sus colaboradores han observado en sus investigaciones que la mayoría de las mujeres con más preparación académica rompe con creencias y normas tradicionales y se niega a permanecer en este tipo de relaciones.
Cuando se les pregunta a estudiantes de secundaria si es cierta la siguiente afirmación: “Los hijos siempre deben obedecer a sus padres”, alrededor de 80 por ciento responde que sí; sin embargo, al preguntar lo mismo a mujeres universitarias, el porcentaje se reduce prácticamente a cero. Lo que sucede, explica Díaz Loving, es que las mujeres con estudios universitarios niegan esa cultura en la que el hombre es supremo y las mujeres sacrificadas.
Mientras que las mujeres con más años de educación laica rompen con las creencias e ideas tradicionales, los hombres no han dado los mismos pasos en ese sentido.
Los psicólogos sociales han hecho cuestionarios en los que hasta 20 por ciento de los varones con educación universitaria sigue pensando que es cierta la afirmación: “Los hombres son más inteligentes que las mujeres”.
En contraste, cerca de 50 por ciento de los entrevistados con educación secundaria (tanto hombres como mujeres) responden que es verdad la frase anterior.
Para contribuir a generar un cambio en los varones que los haga más compatibles con las mujeres de hoy, el especialista considera que, paralelo al movimiento por la autonomía de la mujer, debería haber programas sobre la masculinidad que tengan impacto en los hombres.
Hombres y mujeres tenemos capacidades distintas. Encajonar grupos dentro de un estereotipo es limitante, mientras que superar los estereotipos de género nos permitiría lograr un desarrollo más amplio y establecer mejores relaciones de pareja.
Fuente: Una mirada a la ciencia
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