No todos los pioneros culturales son bípedos y humanos. Estas seis criaturas peludas o emplumadas también dejaron huella en el mundo.
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1. Dolly, la oveja que demostró que la clonación era posible
El 5 de julio de 1996, esta lanuda borlita de alegría emergió del vientre de una de sus tres madres; era el primer mamífero clonado de una célula adulta. El nacimiento de Dolly demostró que una técnica llamada transferencia de núcleos de células somáticas podía funcionar. La técnica consiste en transferir el núcleo de una célula adulta a un óvulo no fecundado, bombardearlo con electricidad e implantarlo luego en una oveja adulta portadora. Dolly murió de una afección pulmonar a los seis años, pero la técnica que se usó para clonarla se empleó posteriormente en otros mamíferos grandes, como cerdos, ciervos, caballos y toros.
2. Cher Ami, la paloma que salvó a cientos de soldados estadounidenses
Durante la Primera Guerra Mundial, esta paloma mensajera hizo honor a su nombre y fue una “querida amiga” para las tropas estadounidenses. Cher Ami entregó 12 mensajes durante su servicio en el Cuerpo de Señales del Ejército de Estados Unidos en Francia, pero ninguno tan importante como el que entregó a principios de octubre de 1918.
Ese día, el mayor Charles White Whittlesey y más de 500 soldados quedaron atrapados tras las líneas enemigas sin víveres ni municiones. Al ver que su propio ejército lanzaba bombas sobre su batallón, Whittlesey intentó enviar mensajes de alerta a través de palomas mensajeras.
A las primeras dos aves las mataron a tiros, pero Cher Ami logró abrirse paso entre las balas y entregó este mensaje: “Estamos ubicados a lo largo de la carretera paralela a 276.4. Nuestra propia artillería nos está bombardeando. Por favor, ¡paren!” El fuego cesó y las tropas se salvaron. Cher Ami fue condecorada con la Cruz de Guerra por su valentía. Cuando murió, en 1919, su cuerpo fue disecado y enviado a la Institución Smithsoniana para ser exhibido en un museo.
3. Balto, el perro que llevó suero a un pueblo para salvar vidas
En 1925, los médicos de Alaska afrontaban un grave problema: una epidemia de difteria amenazaba con arrasar Nome, Alaska, una aldea situada en la costa oeste del estado, y el único suero que podría salvar a la gente estaba en Seattle, Washington. Como la antitoxina no podía llevarse a Nome en avión, las autoridades pensaron en una alternativa: usarían una veintena de trineos arrastrados por perros para llevar el suero al poblado.
En el último relevo del recorrido el líder era Balto, un husky siberiano que corrió bajo una fuerte nevada a mitad de la noche para entregar el suero. Al llegar a Nome al amanecer del 2 de febrero de 1925, el dueño de Balto, Gunter Kaasen, pronunció estas palabras: “Bien hecho, buen perro”.
4. David Barbagris, el revelador de la inteligencia de los chimpancés
Hasta 1960 los científicos creían que sólo los humanos poseían la capacidad de fabricar y usar herramientas, pero en noviembre de ese año Jane Goodall observó a un chimpancé, al que había llamado David Barbagris, usar un tallo de pasto para extraer termitas de un nido. Luego observó a David Barbagris y a otro chimpancé arrancar las hojas de unas ramas para usarlas como herramientas de pesca.
“[David] fue el primer chimpancé que dejó que me acercara, que perdió el miedo”, le dijo Goodall a Bill Moyers en 2011. “Me ayudó a internarme en el mágico mundo del bosque”.
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5. Elsa, la leona que inspiró el movimiento de conservación de la fauna
En 1956 George Adamson, guardia de una reserva de animales en Kenia, y su esposa, Joy, adoptaron una cachorra de león a la que llamaron Elsa. Durante años la criaron en su casa en África, pero también le enseñaron a cazar y a desarrollar las habilidades para subsistir en su hábitat natural. Con el tiempo la pareja liberó a Elsa y, sorprendentemente, ésta sobrevivió.
En 1960 Joy escribió un libro, Una leona de dos mundos, sobre la experiencia de criar a Elsa. Seis años después, una película basada en el libro se estrenó con un éxito enorme, y a ella se atribuye haber inspirado el movimiento de conservación de la fauna entre el público en general.
6. Jim, el caballo que impresionó a un presidente
A finales del siglo XIX y principios del XX, un espectáculo protagonizado por Beautiful Jim Key y su entrenador y dueño, William Key, fue presenciado por unos 10 millones de estadounidenses, y sobre él se escribió en los principales diarios del país. Nada mal para un enfermizo caballo cuarto de milla y un esclavo liberado.
Mediante las técnicas de adiestramiento humano de William, Jim “aprendió” a leer, escribir, deletrear, sumar, decir la hora, clasificar el correo y usar una caja registradora y un teléfono, habilidades que ejecutó ante grandes públicos maravillados en todo el país. En una época en que los afroestadounidenses y los blancos rara vez interactuaban, los espectáculos de Jim los unía.
Cuando el presidente William McKinley vio una de las actuaciones del caballo en una presentación en Tennessee, declaró: “Ha sido la exhibición más asombrosa y entretenida que he visto jamás”.
¿Todas las mascotas son importantes, hay alguna que recuerdes por algo en especial?