Anosmia: Un mundo sin olores
Los aromas dan color a nuestras vidas, evocan recuerdos, nos transportan a lugares lejanos y nos advierten de peligros. Sin ellos, la experiencia del mundo se vuelve incompleta, monótona e incluso peligrosa.
Imagina un día despertar sin poder oler el café recién hecho, la lluvia fresca o el aroma familiar de tus seres queridos. Esta es la realidad de millones de personas en el mundo que sufren de anosmia, la pérdida total o parcial del sentido del olfato.
El 27 de febrero se celebra el Día Mundial de la Anosmia, una fecha dedicada a educar y sensibilizar sobre la anosmia y su impacto en la vida de las personas que la padecen.
Una de cada 20 personas en el mundo experimenta anosmia, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En México, se estima que 2.5 millones de personas tienen este padecimiento. La anosmia puede ser temporal o permanente, y tener diversas causas, desde infecciones virales hasta lesiones en la nariz o enfermedades neurodegenerativas.
Daniel Schein, un ingeniero en sistemas neoyorquino que nació sin olfato, impulsó la creación del Día Mundial de la Anosmia en 2012. Su objetivo era brindar apoyo a las personas que la padecen y crear conciencia sobre esta condición.
El olfato, a menudo subestimado, es un sentido con un impacto profundo en nuestras vidas. No solo nos permite disfrutar de los aromas agradables (y no tan agradables), sino que también tiene importantes funciones para la salud, la seguridad y la memoria. (Te puede interesar leer: Los olores nos hace recordar, pero ¿por qué pasa esto?)
Los olores son parte esencial de nuestra vida diaria, presentes en todas las interacciones humanas, desde lo más íntimo hasta lo más común, en el transporte y hasta en nuestras prácticas de limpieza y rituales religiosos.
A menudo, solo valoramos plenamente nuestro sentido del olfato cuando lo perdemos o se ve afectado, lo que puede generar un profundo sentimiento de pérdida al no poder reconocer los aromas familiares, como los de nuestro hogar o de nuestros seres queridos, lo que puede causar ansiedad y malestar.
Cada persona tiene un olor único, determinado en parte por factores genéticos, similar a una huella digital. Aunque hasta hace poco el olfato era un sentido subestimado, la pandemia del COVID-19 lo puso en el centro de atención, tanto para el público en general como para la comunidad académica.
Para quienes viven con anosmia, el mundo se transforma en una neblina sensorial. Los placeres cotidianos se desvanecen, la seguridad se ve comprometida al no detectar olores a gas o humo, y la vida social se tiñe de cierta melancolía. Es como vivir en un cuadro sin colores ni texturas.
Afortunadamente, existen tratamientos para la anosmia, dependiendo de la causa. En algunos casos, el olfato puede recuperarse de forma espontánea. En otros, se pueden utilizar medicamentos, entrenamiento olfativo o cirugía.
Si crees o sientes que tu olfato no esta en la mejor condición , acude inmediatamente al médico.
Con información de Infobae