Mujeres de todas las edades y estados civiles cometen una serie de errores que terminan en fracaso, sufrimiento y soledad; y el error más grave es que se culpa a los hombres cuando el problema puede estar en su propia autoestima.
¿Vives a la defensiva con tu pareja? ¿Necesitas su aprobación para todo? ¿Toleras lo que nunca hubieras imaginado? ¿Te sientes estancada en tu propio crecimiento por estar inmerso en una relación que te desgasta?
Si contestaste que sí a estas preguntas debes saber que algo anda mal en tu relación y necesitas ayuda, sobre todo si has intentado diversas soluciones.
Cuando tienes una relación de pareja es importante cuestionarte cómo te sientes. “Pregúntate cómo te sientes a su lado, si te sientes segura en la relación, si sientes que tus hijos están a salvo, si sientes angustia al relacionarte, si te agobia con desafíos y amenazas o estás con alguien que se atreve a romper reglas morales, éticas o legales, si te sientes emocionalmente exhausta después de interactuar con él” recomienda la psicoterapeuta y psicoanalista Emilia Kanan Farca.
“Una mujer nunca debe sentirse sometida, ni resignada, ni esclava, ni furiosa, y mucho menos, inferior a nadie” precisa la especialista en entrevista para Selecciones.
Infinidad de tus problemas amorosos podrían tener su origen en la autoestima, un concepto común pero que infinidad de personas no saben bien a bien de qué se trata.
“La autoestima es cuestión de límites”, explica la psicoanalista. “Es cuestión de tomar decisiones adecuadas para nuestra vida y nuestra persona y saber reconocer hasta dónde estoy dispuesto a dejar que alguien entre en mi vida y, ya que eso ocurre, qué estoy dispuesto a soportar sí y que no, a ser tratado de tal o cual manera”.
No hay relaciones perfectas, pero una buena relación te hace sentir feliz, emocionalmente segura, respetada y con la sensación de que puedes ser tú misma, mientras que las tóxicas te hacen sentir exhausta, infeliz, emocionalmente insatisfecha, temerosa, enojada y angustiada.
Falta de reciprocidad: Das constantemente sin recibir por lo menos lo mismo, así que te sientes frustrada, enojada y vacía.
Emocionalmente exhausta: Por más que tratas no encuentras la manera de hacer funcionar tu relación. Intentas, platicas con diversas personas pero nada funciona.
Desconfianza: Tienes que cuidarte de tu pareja, sientes que es tu enemigo o que él te ve así, lo que es grave, sobre todo si no ha habido razones para desconfiar.
Soportas: Se nos ha inculcado que lo femenino es aguantar, decir que sí a todo, someterte. “Aguantar malos tratos no tiene nada de femenino, y lejos de ayudar, invita al mal comportamiento de la pareja y a la falta de respeto” agrega Emilia Kanan.
También es malo el otro extremo, el feminismo recalcitrante y la idea de que los hombres vinieron al mundo a echarles a perder la vida.
Ambiente hostil: Viven en discordia constante, tanto abierta como encubierta; vives en un constante estado de miedo e inseguridad, cuidas lo que dices porque casi todo se vuelve un drama.
Crítica constante: Te lanza comentarios con la intención de disminuirte, de atacarte. Frases como “no entiendes”, “no te sabes arreglar”, “¿para qué te digo si no entiendes?”, ¿por qué no lo hiciste de otro modo?
No existen golpes ni gritos pero esas palabras lastiman profundamente y no son conducentes al amor. Si te hacen eso, o tú le llamas la atención a tu pareja por todo, cuidado.
Incertidumbre: Ese sentimiento de que no puedes contar con tu pareja, que está a tu lado, pero emocionalmente no está contigo. No puedes expresar lo que sientes, tus miedos, porque temes que se distorsione, que lo tome a mal, que te critique.
Narcicismo patológico: Es cuando una persona destruye a la otra, la usa para su propio bien, y actúa solamente en función de sí mismo, desgasta a las personas, las usa y las tira a la basura como un pañuelo. No puedes esperar nada de alguien así.
Negatividad constante: La relación es sombría, no encuentras nada positivo en la otra persona o en la relación. Todo es negro, todo es negativo, todo es nocivo.
Falta de comunicación: Sin comunicación no existe relación. Una mala comunicación lleva a malentendidos y distorsiones. Este punto es muy serio pues provoca infinidad de dificultades que enrarecen el ambiente.
Constantes faltas de respeto: Peleas en donde pierden el control y llegan a la agresión físico y/o verbal. Esas demostraciones laceran y arruinan las relaciones, e infinidad de veces ya no hay marcha atrás.
Desinterés: Se ignoran mutuamente o uno de los dos toma esa actitud distante. No te toma en cuenta, no te pide opinión. Sientes que está contigo porque no tiene a dónde ir o sólo por los hijos. Esa actitud es un abuso psicológico tremendo.
Lucha de poder: Puede ser muy sutil, pero es terrible. Pelean por el control, por quién manda, buscan someter al otro. Esa lucha de poder es terrible porque habla de que la relación ya perdió sentido.
El enojo acumulado se torna en una lucha que Emilia Kanan denomina terrorismo íntimo, y se usan tácticas espantosas, pues se lastiman las vulnerabilidades de cada uno, se dan en donde más les duele. Y hay gente que vive años de esa manera.
Cuando eres consciente de que tu relación está prácticamente arruinada y has tratado de cambiar la dinámica sin éxito, es momento de buscar psicoterapia. “Cuando te encuentras con desafíos constantes que no puedes resolver es momento de solicitar ayuda.
“En las cuestiones amorosas se involucran infinidad de factores: sentimientos, educación, enseñanzas, y a veces no tenemos educación emocional o no tuvimos buenos ejemplos de relaciones interpersonales, sobre todo de parejas, así que es necesario aprender el arte de amar, porque sí es posible amar de otra manera” asegura Kanan Farca, miembro de la Federación Psicoanalítica de América Latina.
En México la cultura de salud mental es incipiente. “La mayoría piensa que la situación mejorará con el tiempo, que lo que te dice tu amiga funcionará, o te quedas en esa relación tóxica porque tampoco quieres reconocer tus fallos” lamenta la psicoterapeuta.
“Cuando tienes una caries vas al dentista ¿no? Pues debería ser lo mismo con los problemas psicológicos, pues existen infinidad de situaciones en este campo que no podemos manejar solos, y pedir ayuda especializada no debería ocasionar vergüenza.
En infinidad de lugares del mundo la gente va al psicoanalista como una forma de mejorar su vida, pero en México todavía necesitamos trabajar mucho para llegar a ese punto” lamenta la expresidente de la Sociedad Psicoanalítica de México A.C.
La terapia ofrece soluciones para todas las relaciones caóticas. El divorcio, considera esta psicoanalista, debería ser la última alternativa. Y no importa que tu compañero no desee asistir, con que tú vayas es suficiente, porque al final de cuentas no se trata de él, sino de ti.
“Hay que analizar qué te pasa, porqué permites conductas autodestructivas, porqué toleras, porque puedes terminar esa relación tóxica e iniciar una nueva, pero si no has resuelto tus propios conflictos repetirás la historia. No se trata de cambiar de relaciones, se trata de resolver de fondo conflictos caracterológicos, de personalidad, pues infinidad de veces el que se cree la víctima en realidad es el agresor”.
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