El vino es un excelente motivo para relajarte y pasar un buen rato, solo, con tu pareja o con los amigos. Si no terminas con la botella, esto puedes hacer con lo que sobre.
Vierte el vino tinto en una botella de vinagre sin pasteurizar y déjalo reposar, agitándolo una vez a la semana. Al cabo de 15 días tendrás un vinagre “artesanal”.
Da sabor a sopas y guisos: los vinos blancos y espumosos van bien con las sopas a base de crema o caldo (crema de pescado o sopa de verduras), mientras que los tintos armonizan con sopas y guisos a base de tomate o caldo de res (como el chile con carne). Pon un chorro generoso en cada porción.
Cuece a fuego bajo manzanas, ciruelas o peras en vino tinto azucarado durante 10 minutos.
¿Moscas sobre el frutero? Una botella abierta con un chorrito de vino dentro es una trampa perfecta. Las moscas irán allí y no al frutero, y no podrán escapar.
Haz más esponjosas las omelettes, añade una cucharada de vino blanco espumoso (champán, Prosecco o cava) por cada dos huevos mientras los bates.
Congela el vino en bandejas para cubos de hielo (8 cubos = 1 taza) a fin de dar sabor a salsas y guisos.
Para hacer los mejillones al vapor clásicos, mezcla vino blanco (media taza por cada medio kilo de mejillones) con mantequilla y ajo.
Si el único sobrante es la botella de vino, puedes convertirla en un bonito florero, y despreocuparte si llega a romperse.
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