Arca de Noé para perros: hogar de los afectados

Algunos pequeños, otros grandes; jóvenes y adultos que pasaron del miedo a la confianza, de la soledad al espacio compartido; de la zozobra de que “algo pasó” a no reconocer el lugar en el que se encuentran.

Labor incansable

Bianca es una de las responsables de este lugar. Hablar con ella es complicado, va, sube, resuelve problemas, atiende a voluntarios, donadores de alimento y enseres para mascotas pero, sobre todo, a personas que encuentran a un perro cerca de uno de los cientos de edificios afectados por el sismo del pasado 19 de septiembre.

Suena el timbre; abre apenas unos centímetros la puerta y te recibe con “no abro más porque tenemos un chiquitín que se quiere salir”, y es que en este albergue canino ubicado en Paseo de la Reforma, casi esquina con Monte Líbano, los perros esperan a sus familiares en un enorme jardín.

En un respiro comenta que la noche del jueves “una persona llegó con una camioneta y nos dejó como 20 perros, no son callejeros, son afectados de los sismos”.

Mientras Bianca carga bolsas de alimentos, botes de agua y escucha los problemas de los voluntarios, los ladridos de los perros y la lista de las necesidades que tiene, explica: “cuando llegan los perros se revisan, se observa si tienen alguna identificación, muchos tienen placa con su nombre, pero sólo con ese dato, no hay dirección, ni teléfono, eso complica mucho buscar a sus dueños”.

Proceso de selección y trato

Una vez que pasan una primera revisión, se sabe cómo se encuentra el perro, “lastimados, deshidratados, con hambre, si está nervioso, si es agresivo, si se encuentra enfermo…”, menciona Bianca.

Entre que abre la puerta y dos perros ya se pelearon en la zona de cuarentena, Bianca se limpia el sudor y nos comparte: “la revisión es necesaria porque nos permite saber si bañamos al perro o lo ponemos en cuarentena por enfermedad o por agresivo”.

Una vez que los caninos se encuentran limpios, se les corta el cabello y son cepillados para ya poder estar en las zonas comunes, donde encuentran comida y agua.

Voluntarios y especialistas

Es en esta etapa donde más manos se necesitan, voluntarios que no tengan miedo a los perros, ni para bañarlos, cepillarlos o quitarles los nudos en el pelo.

También hacen falta veterinarios para revisar a los canes damnificados para establecer qué medicamento requieren si lo necesitan. “Cada uno de los nuevos inquilinos de este lugar no comprende en dónde están sus familias y el por qué ahora están solos. No comprenden lo que sucedió ni dónde quedó su casa. Sus puntos de referencia para regresar a su hogar desaparecieron”.

Bianca señala que el albergue es de tipo temporal –entre seis y ocho meses– en lo que se realiza el proceso de tomar foto y subirlas a las redes sociales como Facebook e Instagram, “se debe entender que este lugar es de carácter temporal, nació al hacer recorridos en las zonas más afectadas y ver a los perros solos. El reto es que todos regresen con sus dueños, los que no tengan serán puestos en adopción”.

Una esperanza

La entrevista se detiene de manera abrupta, dos perros en la zona de cuarentena se pelean y una voluntaria quedó en medio de la disputa, por lo que Bianca tiene que correr para corregir la situación. Mientras esto sucede en el patio de esta enorme casa, de tipo residencia, otros perros comen, tratan de animarse o simplemente permanecen observando la puerta a la espera de que un rostro conocido aparezca.

Este albergue recibe el apoyo de diferentes grupos, como Canuto, de Jimena Brito, que es una empresa que fabrica productos artesanales para perros. Ella decidió destinar parte de sus ganancias al apoyo de perros callejeros pero ahora, con los sismos, Canuto decidió apoyar a otros albergues que también rescatan perros como el de Bianca.