En un herbario quizá no puedas resistir la tentación de tomar unas hojas, machacarlas con los dedos y disfrutar su fragancia. Se sabe que esos aromas no solo son agradables, sino a menudo terapéuticos.
Apresadas en aceites esenciales, las fragancias pasan directamente a los centros nerviosos del cerebro, donde producen muy diversas respuestas. Los aceites esenciales pueden ayudar a aliviar la ansiedad y aumentar nuestra energía.
La investigación demuestra que el olor de ciertas hierbas (como la lavanda, la bergamota, la mejorana y el sándalo) modifican de hecho las ondas cerebrales, induciendo al relajamiento y al sueño.
Hoy podemos obtener esos beneficios de los aceites esenciales comercialmente elaborados y muy concentrados. Una planta puede contener la cantidad de 1 por ciento de aceite fragante, pero cuando éste se extrae y se destila el olor es intenso.
Puedes disfrutar en varias formas los efectos curativos de los aceites esenciales:
Para inhalar la fragancia, basta con que pongas una o dos gotas de aceite esencial en un pañuelo, o unas cuantas gotas en un anillo de latón sobre una bombilla encendida, o que uses un vaporizador o un difusor.
El aceite para bañarse o darse un masaje debe diluirse en un aceite ‘vehículo’ (o excipiente). Para un masaje con aceite, añade de 8 a 12 gotas a 8 cucharaditas de un aceite extraído en frío, como el de almendras, de semillas de uva o de girasol. Para bañarse, la mezcla usual es de 10 a 30 gotas de aceite esencial disueltas en 20 cucharaditas del aceite ‘vehículo’.
Los aceites esenciales están muy concentrados y no deben ingerirse. Algunos son alérgicos a los aceites, así que toma precauciones cuando vayas a usar uno nuevo. Asimismo, debido a que los aceites esenciales pueden incorporarse al torrente sanguíneo a través de la piel, no deben usarlos las embarazadas.
Consulta a un médico antes de aplicarte un aceite esencial si:
Para asegurarte de que has adquirido aceites esenciales de alta calidad y para almacenarlos como es debido, sigue las recomendaciones de un aromaterapeuta. Infinidad de aceites pueden almacenarse durante años sin perder su fragancia, aunque algunos de cítricos (como la naranja y el limón) necesitan permanecer en el refrigerador. Almacena los aceites en botellas oscuras selladas y en un lugar frío en donde no de la luz del sol.
Extracto del libro ‘1001 remedios caseros. Tratamientos confiables para problemas de salud cotidianos’ editado por Selecciones Reader’s Digest.
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