Un parque escultórico en el fondo del mar, un cine abandonado en el desierto del Sinaí y un busto de Lenin en la Antártida.
Un parque escultórico en el fondo del mar
Estás buceando en un arrecife y de repente lo ves: un rostro humano, y luego, ¡cientos de ellos! Acabas de entrar al mundo de Jason deCaires Taylor, un artista que esculpe figuras humanas de tamaño natural y las coloca sobre el lecho marino.
Taylor instaló el primer parque escultórico submarino del mundo en 2006, frente a la costa de Granada, y en 2009 abrió otro en Cancún. Con sus figuras de concreto, ofrece a los turistas algo que ver, y a las criaturas marinas, un sitio donde vivir. Instalaciones como la de Cancún (“Evolución silenciosa”, de 400 figuras) hacen las veces de arrecifes artificiales: brindan un nuevo hogar a la vida marina y protegen los arrecifes naturales del constante asedio de los turistas.
Un cine abandonado en el desierto del Sinaí
“Imagina estar viendo 2001: Odisea del espacio en una de las 700 butacas de madera de un cine con muros de arena”. Así se anunció a la prensa el llamado “Cine del fin del mundo”, una sala al aire libre enclavada entre las dunas del desierto del Sinaí.
A finales de los años 90, el artista francés Diynn Eadel hizo un viaje por Egipto y se enamoró de “la gran sala de la naturaleza”. Se prometió darle un cine al desierto del Sinaí, rodeado por las dunas y las montañas e iluminado por las estrellas. Con apoyo de inversionistas, Eadel obtuvo permisos de construcción, instaló una pantalla y compró 700 butacas pintadas a mano de un viejo teatro de El Cairo para realizar su sueño. Todo estaba listo para el estreno, pero entonces se produjo un apagón. Se haya tratado de un acto de sabotaje contra los turistas o un simple accidente, ése fue el final del cine: ninguna película se ha proyectado jamás allí.
Un busto de Lenin en la Antártida
El Polo Sur de Inaccesibilidad es el punto de la Antártida más alejado del mar… y de la civilización. Entonces, ¿por qué los científicos soviéticos erigieron allí una estatua de Vladimir Lenin? Por puro afán de competir. Eran los años 50, y la Guerra Fría estaba en curso. En 1956 Estados Unidos instaló una estación de investigación en el Polo Sur; dos años después, Rusia hizo lo propio en el Polo Sur de Inaccesibilidad. Hoy casi toda la estación soviética está enterrada bajo la nieve, pero aún se puede ver su singular remate: la cabeza congelada de Lenin, mirando perpetuamente a través de la tundra hacia Moscú.
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