Arteaga, un bosque en el desierto
Este Pueblo Mágico ubicado en Coahuila también es conocido como la Suiza de México por sus picos nevados y sus gélidas temperaturas en invierno.
Este Pueblo Mágico ubicado en Coahuila también es conocido como la Suiza de México por sus picos nevados y sus gélidas temperaturas en invierno.
No existen palabras suficientes para describir la belleza de Arteaga, pero hagamos un esfuerzo. Cierra los ojos e imagina la majestuosa Sierra Madre Oriental. Allí, entre las enormes montañas La Viga, La Martha y La Siberia, se ubica este paraje de picos nevados, valles de manzanos y amables habitantes que conservan sus tradiciones.
El municipio de Arteaga —que forma parte de la Zona Metropolitana de Saltillo, Coahuila— es conocido como la Suiza de México por sus paisajes boscosos y temperaturas que, en invierno, descienden hasta los –18 grados Celsius.
Por su climatología, este bosque ubicado en medio del desierto fue el escenario óptimo para construir el primer centro de esquí alpino mexicano.
Esta atracción, ubicada dentro del complejo turístico Bosques de Monterreal, cuenta con dos pistas: una que funciona con nieve artificial, por lo que puedes esquiar los 365 días del año, y otra que solo se disfruta en diciembre y enero, cuando puede llegar a caer nieve natural, según el tiempo.
Y es que el clima es impredecible, revela Mónica Roig, gerente de ventas y reservaciones del complejo. “En una ocasión nevó el 20 de marzo, un día antes de la entrada de la primavera”.
En Monterreal puedes refugiarte en una de sus 55 cabañas tipo suizo; algunas cuentan con lujos como mesa de billar, teatro en casa y jacuzzi con una vista a las montañas que te recordará las postales de los Alpes.
Además, las casi 2,000 hectáreas de este complejo albergan el campo de golf más alto del país, ubicado a 3,200 metros sobre el nivel del mar, y ofrecen las condiciones ideales para el senderismo, paseos a caballo o en cuatrimotos, escalada y tirolesa.
En la cabecera del municipio de Arteaga —que lleva el nombre de un patriota nacido en la Ciudad de México— el tiempo parece haberse detenido. Admira su parroquia bellamente adornada con un antiguo reloj, contempla sus viejas casonas y deléitate con los aromas frutales que emanan de los huertos locales de ciruelo, manzana, chabacano y membrillo.
Pintorescas, empedradas y apacibles son los calificativos para describir sus calles, sobre todo la Román Cepeda Flores, la avenida principal, engalanada por álamos y sauces llorones centenarios que asemejan grandes monstruos, así como por un riachuelo de agua cristalina.
Inicia el recorrido en el templo dedicado a San Isidro Labrador, que data de 1790 y es la construcción más importante del lugar. Luego dirígete al Museo Cultural de Arteaga, cuyo edificio fue cuartel del Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza; actualmente alberga el Archivo Municipal. Aquí también podrás ver un artilugio que posiblemente sea único en el mundo: la mesa para jugar chuza, un sano entretenimiento que solían practicar los hombres de Arteaga.
Frente a la presidencia municipal hallarás otra joya histórica: los vestigios de lo que fue, a finales del siglo XIX, la mejor máquina de vapor de la región para triturar granos. Toma el tiempo necesario para fotografiar este molino y conocer historias sobre su época de esplendor.
Otra parada obligada es la Alameda Venustiano Carranza, escenario público en el que podrás disfrutar de la música popular, el baile y la diversión. Si es domingo, aprovecha para conocer su tradicional tianguis y comprar productos como chorizo o huevos de gallina de doble yema, o bien degustar las clásicas carnitas de Arteaga.
Si quieres sorprender a alguien, adquiere las tradicionales canastas de dulces personalizadas, un sarape (prenda típica elaborada a mano, útil para protegerse del frío) o artesanías de madera de álamo que van desde pequeños objetos decorativos hasta grandes muebles.
Arteaga, por su clima templado y húmedo, destaca en la producción de frutas, que más tarde son transformadas por los lugareños en deliciosas conservas y aromáticos licores, así que no dejes de visitar las tiendas artesanales que ofrecen estas mercancías tan tradicionales.
Tampoco te vayas sin visitar Quinta Fantasía, una dulcería con 30 años de tradición especializada en la elaboración de productos con frutas deshidratadas, ni La Rosa de Arteaga, donde se dedican a fabricar una gran variedad de mermeladas naturales y conservas de vegetales.
Agrega una escala a tu recorrido gastronómico: la Cremería D’Arteaga, un establecimiento que ofrece jocoques y diversos tipos de quesos: el asadero, el panela y el chihuahua son solo algunos de ellos.
Una vez que tengas la barriga llena y el corazón contento, te recomendamos emprender un viaje de aproximadamente media hora hasta San Antonio de las Alazanas, popular ejido del municipio de Arteaga.
La atracción principal de esta población es el Museo de las Momias de San Antonio de las Alazanas, recinto cultural que exhibe cinco cuerpos momificados que datan de finales del siglo XIX hallados en el panteón local en 1998. También encontrarás objetos arqueológicos y la reproducción de un fósil.
Arteaga es ideal para los amantes del ecoturismo y la aventura: su ambiente campirano invita a practicar ciclismo de montaña, brincos al agua, paseos a caballo y avistamiento de aves.
La sierra en este municipio presenta cañones de 3,400 metros sobre el nivel del mar, que son propicios para el cañonismo, actividad que combina caminata, saltos de roca en roca, deslizamientos, nado, escalada y rapel.
Entre un par de cerros se ubica el parque ecoturístico El Chorro, que con su serie de riachuelos y pequeñas caídas de agua promete emociones solo aptas para los más osados.
Además de Arteaga, Coahuila ofrece aventuras para todos los gustos: pasea 13 kilómetros en bicicleta y admira acequias y nogaleras, visita un rancho autosustentable en donde las familias del desierto te muestran su estilo de vida, o realiza una travesía por las impresionantes dunas de arena de Bilbao: 17 hectáreas de montañas de arena, únicas en América, perfectas para el ciclismo o una enigmática lunada.
¿Verdad que todas estas experiencias podrían convertir este paseo en las mejores vacaciones de tu vida?