La artritis reumatoide no solo inflama las manos, rodillas o tobillos. Esta condición autoinmune también puede comprometer órganos vitales como el corazón, los pulmones, los ojos o la piel. En México, afecta a más de 1.2 millones de personas, aunque en algunas regiones del sur la cifra podría acercarse a los dos millones debido a factores genéticos.
Este padecimiento ocurre cuando el sistema inmunológico ataca por error los tejidos del propio cuerpo, lo que genera inflamación crónica y daños progresivos. Sin embargo, su impacto no se limita al dolor o la rigidez: también deja secuelas emocionales profundas.
El peso invisible de la depresión
El dolor constante, la fatiga y la pérdida de movilidad son solo parte del desafío. Hasta el 48 % de las personas con artritis reumatoide presenta síntomas depresivos clínicamente significativos, y alrededor del 17 % cumple criterios de depresión mayor, de acuerdo con datos internacionales.
“La artritis reumatoide roba más que la movilidad: afecta la manera en que las personas se relacionan consigo mismas y con su entorno”, explica la Dra. Elisa Fortuño Juárez, líder de Estrategia Médica y de Campo de Inmunología en UCB México.
“El dolor crónico y la inflamación minan no solo el cuerpo, sino también la mente y la vida emocional de los pacientes”.
Por eso, los especialistas insisten en que el manejo de la enfermedad debe ser integral, considerando tanto la salud física como el bienestar mental.
Más que un diagnóstico: un trabajo en equipo
Detectar la artritis reumatoide a tiempo puede marcar la diferencia. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado evitan el daño irreversible en las articulaciones y reducen complicaciones en otros órganos.
La colaboración entre distintas especialidades médicas también resulta clave. La piel, por ejemplo, puede revelar señales tempranas.
“Hoy sabemos que la coordinación entre dermatólogos y reumatólogos es fundamental. Muchos pacientes primero manifiestan síntomas cutáneos, y si existe esta colaboración, se puede llegar a un diagnóstico oportuno que evite complicaciones a largo plazo”, añade la Dra. Fortuño.
Este enfoque multidisciplinario permite que la artritis reumatoide deje de ser sinónimo de discapacidad y se convierta en una enfermedad controlable cuando se aborda con información, empatía y atención médica constante.
El poder de la información y el apoyo emocional
Conocer los síntomas —dolor articular, rigidez matutina, fatiga, hinchazón o calor en las articulaciones— es el primer paso para recibir atención médica oportuna. También es importante hablar abiertamente del impacto emocional de la enfermedad y buscar acompañamiento psicológico o grupos de apoyo.
El Día Mundial de la Artritis y las Enfermedades Reumáticas, que se celebra cada 12 de octubre, busca precisamente visibilizar este impacto y promover una comprensión más amplia del padecimiento.
“En UCB trabajamos para que la ciencia vaya de la mano de la empatía, porque detrás de cada diagnóstico hay una historia de vida”, afirma Rodrigo Olea, Gerente General de UCB México.
Un mensaje para quienes viven con artritis reumatoide
Vivir con artritis reumatoide implica retos diarios, pero también la posibilidad de una vida plena si se cuenta con tratamiento, apoyo médico y emocional.
Informarse, acudir con un especialista y mantenerse activo —dentro de las posibilidades de cada persona— son pilares esenciales para mejorar la calidad de vida.
La artritis reumatoide no define quién eres: con diagnóstico temprano, acompañamiento integral y empatía, el bienestar es posible.
Fuentes consultadas:
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Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
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Sociedad Mexicana de Reumatología.
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Organización Mundial de la Salud (OMS).
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UCB México, comunicado 2025.