Cuando una persona tiene carga genética que lo predispone a la depresión y tiene estresores en los primeros doce años de su vida, probablemente se deprimirá en el futuro, explica Luis Daniel Alviso de la Serna, especialista en neuropsiquiatría.
Las medidas de encierro, reducción de ingresos, pérdida de empleo, muerte de seres queridos, falta de convivencia, violencia y sobrecarga informativa son factores que elevan la prevalencia de enfermedades mentales.
En 2020 en Veracruz se realizó un estudio con escalas que miden ansiedad y depresión antes de la pandemia y se vio que en 561 sujetos el 8 por ciento podría sufrir algún tipo de trastorno. Tras el confinamiento esa cifra incrementó al 28.
Estos son algunos signos ocultos de depresión a los que debes poner atención.
Pero más allá del problema coyuntural del coronavirus, sin duda uno de los más grandes retos en torno a las enfermedades mentales es la banalización y la discriminación. Alrededor del 70 por ciento de las personas con esos padecimientos ha sido discriminada en algún momento de su vida.
Sara Montero, directora de Lundbeck México, Latinoamérica y los Países Andinos, ofreció una cifra estremecedora: quienes padecen enfermedades mentales viven entre 10 y 20 años menos que el resto de la población.
La depresión lo golpea todo. La Organización Mundial de la Salud reporta que se pierden un trillón de dólares al año en horas productivas por depresión y ansiedad. Es más fácil que una persona deje de trabajar y de rendir lo que debe por depresión que por otras enfermedades. Se pierden más años productivos por depresión que por dolores de cabeza.
La salud mental es un reto, pues las enfermedades van al alza. Actualmente afecta a 264 millones de personas en el mundo. Y faltan quienes no están diagnosticados o que acuden con otro tipo de médicos.
Urgen acciones, pero las resistencias son diversas, lamenta Nuria Marcos, directora médica, regulatoria y de calidad de Lundbeck en México. En el contexto social la problemática está relacionada con la desinformación, con conceptos erróneos, resistencia para la búsqueda de ayuda, estigma social.
En el área médica hay déficit de especialistas para salud mental. No se satisface la demanda de especialistas, así que el diagnóstico temprano es casi imposible.
En las instituciones hay poco acceso a terapias, mientras que los medicamentos innovadores que mejoran la vida de los pacientes no están disponibles. Estas medidas sencillas y rápidas pueden mejorar tu estado de ánimo y tu bienestar.
La OMS lanzó un plan de acción global, pero se observa que en el contexto mundial los organismos tienen su propia agenda y en ellas la depresión a veces no aparece en un lugar preponderante.
Latinoamérica se enfrenta al estigma, la desinformación y la resistencia para buscar ayuda a pesar de que la mayoría de los trastornos de salud mental son crónicos y hasta el 20 por ciento requiere hospitalización.
El diagnóstico es muy bajo en enfermedades como depresión, Alzheimer, esquizofrenia y trastorno bipolar; apenas alcanza el 30 por ciento, mientras que el porcentaje de pacientes tratados es todavía menor.
En esquizofrenia, por ejemplo, se ven tasas de hospitalización más altas (hasta 40 por ciento). México encabeza la prevalencia por tamaño de la población, el total de pacientes tratados es muy bajo, del 12 al 20 por ciento.
En la región de las Américas en 2017 vivían cerca de 50 millones de personas con depresión, según datos de la Organización Panamericana de la Salud.
La depresión es el mayor contribuyente a la discapacidad mundial, según la OMS. También es el principal contribuyente a las muertes por suicidio (unas 800,000 por año).
El trastorno depresivo mayor es la principal causan de morbilidad y discapacidad en todo el mundo. Este trastorno es multifactorial y más del 50 por ciento de los pacientes no logra su remisión con su primer antidepresivo.
El 8 por ciento de los mexicanos ha presentado por lo menos un cuadro depresivo en algún momento de su vida. Y más de la mitad de los suicidios son consumados por personas con trastorno depresivo.
La predisposición genética se puede activar con factores de estrés. Eso es lo que la ciencia conoce como epigenética. Si una persona tiende a deprimirse y tiene estresores en los primeros doce años de su vida probablemente se deprimirá en el futuro.
“Quien no tenga esa carga genética puede padecer el mismo estrés y no se deprimirá y quien sí la tiene, pero no está sometido a estresores, pasará toda su vida sin depresión” puntualiza Alviso de la Serna, quien habló en el seminario Salud mental, un desafío en tiempos de Covid-19.
Ante tal panorama es muy importante la atención y cuidados de los infantes.
Antes los especialistas solo se enfocaban en la tristeza. “Ahora se sabe que el reto es tratar todo. Si nos quedamos con una de las piezas no podemos formar este rompecabezas de la depresión”.
La depresión va más allá de la tristeza y de tener ganas de llorar. También se presentan alteraciones en la atención, en el procesamiento y en la memoria.
Cuando una persona está deprimida se activan de manera crónica varios mecanismos. La atención se modifica, así que le es imposible ver lo bueno, solo se enfoca en los estímulos negativos. Biológicamente no puede ver las cosas positivas que le rodean.
También hay alteraciones en los procesamientos cognitivos, así como sentimientos de culpabilidad. La resonancia magnética revela que una persona deprimida tiene un cerebro tres o cuatro años más viejo que una persona sana de su misma edad.
“Cambia la corteza cerebral. Una persona deprimida de manera crónica presenta cambios físicos y diversas enfermedades”, puntualiza el neuropsiquiatra.
El estrés se siente desde el nacimiento, pero cuando es crónico va afectando distintas estructuras cerebrales.
Un cerebro deprimido funciona menos, pero existen tratamientos eficaces. Por lo general el tratamiento de la depresión implica una psicoterapia o medicación antidepresiva o una combinación de ambos.
El primer paso para obtener el tratamiento adecuado es consultar con un proveedor de atención médica o un profesional de la salud mental.
El psiquiatra o psicólogo puede hacer al paciente un examen, una entrevista y pruebas de laboratorio para descartar otros problemas de salud que pueden tener los mismos síntomas de la depresión.
Aunque se demoran hasta cuatro semanas en surtir efecto, los llamados antidepresivos suelen ser una excelente opción. Es fundamental que el paciente se adhiera a su tratamiento y no abandone la medicación.
Al principio la medicación es intensa para que los síntomas desaparezcan y se inicie la recuperación. En una segunda fase se suministran fármacos para impedir la manifestación de la enfermedad.
Los antidepresivos se usan para corregir desequilibrios en los niveles de las sustancias químicas del cerebro, en especial la serotonina, un químico cerebral que transmite mensajes que controlan las emociones, la temperatura corporal, el apetito, los niveles hormonales de sueño, etc
Esa terapia enseña nuevas formas de pensar y comportarse y cómo cambiar los hábitos que contribuyen a la depresión.
La salud mental es un fenómeno complejo determinado por múltiples factores sociales, ambientales, biológicos y psicológicos. Incluye padecimientos como depresión, ansiedad, epilepsia, demencias, esquizofrenia, algunos de los cuales se han incrementado en los últimos tiempos.
En México un 18 por ciento de la población en edad productiva (15-64 años) sufre algún trastorno del estado de ánimo como depresión, ansiedad, demencia o fobia.
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
La salud neurológica es una preocupación creciente en todo el mundo, con un notable aumento…
El sueño es un proceso biológico fundamental para la salud física y mental. Cuando este…
Aunque puede ser difícil de describir, este síntoma suele ser la señal de que algo…
Un microbioma intestinal saludable podría ayudar a las personas con EII, pero ¿deberían los probióticos…
Aprende consejos prácticos y encuentra 15 ideas fáciles para mantenerte en el camino hacia una…
Esta web usa cookies.