Así es la vida: Cierta vez, una clienta llamó…
Cierta vez, una clienta llamó a la compañía de seguros donde trabajo para reportar un accidente automovilístico. Luego preguntó, con preocupación...
Cierta vez, una clienta llamó a la compañía de seguros donde trabajo para reportar un accidente automovilístico. Luego preguntó, con preocupación, si el incidente aumentaría el costo de su póliza.
—No lo sé. Nuestro Departamento de Evaluación de Riesgos lo determinará —respondí, y le pedí que me dictara su matrícula.
Al corroborar la información que me había proporcionado, dije:
—¿NFCM? ¿N de Natalia, F de Fernando, C de Carlos y M de María?
—Es correcto —repuso ella—, pero ¿podría informarles a los del Departamento de Evaluación de Riesgos que también es N de “no”, F de “fue”, C de “culpa” y M de “mía”?
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Empecé a usar un aparato para contar los pasos que doy, y la primera vez llegué a 9,989 en un día. Orgullosa, compartí el logro con mi hijastro.
—No está mal —dijo él—, pero mejor sigue caminando; estás mirando el aparato al revés.
Jenny Johnson, Canadá
Al acercarme al mostrador de un restaurante de comida rápida, ordené una papa al horno con mantequilla al lado. Con el entusiasmo de alguien que acaba de empezar a trabajar, el adolescente que tomaba mi pedido preguntó: “¿En cuál de los lados quiere la mantequilla?”.
Elizabeth Jones, Estados Unidos
Hace poco me desperté de muy buen humor. Tanto, que tuve el impulso de ver a mi esposo, que estaba acostado a mi lado, y decirle:
—Cariño, te amo.
Extrañado, él me miró fijamente y preguntó:
—¿Por qué? ¿Qué sucede?
Kathleen Smith, Estados Unidos
Tengo un amigo que, desde hace mucho tiempo, es fanático de los Tres Chiflados. Entre otras cosas, posee un reloj con la imagen de los cómicos en la carátula. Cierta vez, cuando íbamos en un ascensor, un hombre le preguntó la hora a mi amigo y vio las tres caras que estaban en su reloj. “¿Son familiares suyos?”, le preguntó.
Yefim Brood, Canadá
En una ocasión, cuando estábamos en un restaurante, antes de que su taza de café tocara la mesa, mi hermano le dijo a la mesera:
—Cámbielo, por favor. Está frío.
La camarera le sirvió otra taza y regresó un minuto después, solo para que mi hermano volviera a decirle:
—Cámbielo, por favor. Está frío.
Finalmente, él aceptó la tercera taza. Desconcertada, la mesera dijo:
—¿Cómo supo usted que las dos primeras bebidas estaban frías sin siquiera probarlas?
—Porque en las primeras dos tazas su pulgar estaba dentro del café —respondió mi hermano.
Ray Grambihler, Estados Unidos
A mi hermano le estaba costando mucho trabajo bajar de peso. Nuestra hermana pensó que lo mejor sería que lo hiciera gradualmente, así que un día le preguntó:
—Oye, Mike, ¿te gustaría compartir una rosquilla conmigo?
Mike respondió:
—¿Te gustaría compartir dos?
Ann Barrett, Estados Unidos
Control de porciones
Soy mala para dividir en porciones la pasta sin cocer, así que, si tú y 110 de tus amigos quieren venir a mi casa, la cena está lista.
@BLACKCATBETTIE