La primavera pasada, a los 99 años de edad, Ben Skardon, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, hizo su décimo peregrinaje anual al desierto de Nuevo México para caminar más de ocho de las 26.2 millas de la Marcha de la Muerte de Bataan Memorial, un maratón anual que conmemora la marcha mortal que mató a miles de soldados estadounidenses y filipinos el 9 de abril de 1942.
Bajo el sol abrasador del desierto, con temperaturas que alcanzaban los 90 grados, existía la preocupación de que Skardon no lo lograra. Pero lo hizo y, si conoces el trabajo de la profesora de psicología de Harvard, Ellen J. Langer, puede que no te sorprenda saber que Skardon, que sobrevivió a la Marcha de la Muerte de Bataan, una vez le dijo a 60 Minutos de CBS que cuando camina en la Marcha del Recuerdo, está reviviendo activamente esa experiencia imborrable de su juventud.
Durante los últimos 38 años, la Dra. Langer ha estado explorando la cuestión de si al hacer retroceder el reloj psicológicamente, también podemos hacerlo físicamente. Con su experimento seminal “en sentido contrario a las agujas del reloj”, demostró que revivir un punto en el tiempo de nuestros días más jóvenes y vitales puede mejorar de manera inmediata y significativa nuestro bienestar físico.
Para ese experimento, en 1979, la Dra. Langer invitó a un grupo de hombres de entre 70 y 80 años a revivir literalmente una semana de 1959 viviendo juntos en un edificio reformado para que pareciera del año 1959, discutiendo los acontecimientos actuales de 1959 como si estuvieran sucediendo en el presente, viendo programas de televisión populares de 1959 en un televisor en blanco y negro y escuchando la música que era popular en 1959.
Después de esa semana, los hombres demostraron una mejora significativa en la memoria, la visión, la audición y fuerza física. En efecto, revivir una semana del pasado hizo retroceder el reloj físicamente para estos hombres.
El experimento de la Dra. Langer implicó sumergir a las personas en su juventud a través de una variedad de pistas culturales. Sin embargo, ha ido aumentando la evidencia de que puede no ser necesario llegar a extremos tan elaborados para obtener las mismas recompensas antienvejecimiento.
Claramente, Ben Skardon ha sido capaz de canalizar la vitalidad juvenil que poseía cuando era un joven que caminaba penosamente 66 millas a través de la península de Bataan simplemente meditando sobre la experiencia mientras caminaba por un desierto de Nuevo México.
Pero incluso eso puede ser excesivo. Resulta que escuchar música de tu pasado puede ayudarte a transportarte al momento en que la escuchaste por primera vez.
En los casi 40 años que han pasado desde el experimento original del Dr. Langer, se ha aceptado como conocimiento científico que la música estimula el centro emocional del cerebro. Eso, a su vez, ayuda a mejorar tanto el recuerdo como la retención, según Sally Morgan, una fisioterapeuta que ha observado los efectos en su práctica, que, por coincidencia, implica trabajar con veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
Cada vez que Morgan tocaba música de finales de la década de 1940 y principios de la de 1950, la época de su regreso de la guerra, los veteranos de repente se llenaban de energía y hablaban, repitiendo historias oscuras de esa época. Era como si la música literalmente transportara a los veteranos en el tiempo, dijo Morgan a Reader’s Digest.
Que la música se conecte con el área del cerebro asociada con la identidad es otra teoría plausible. “Cuando escuches música de tu juventud, recordarás dónde estabas cuando la escuchaste por primera vez”, dice Lynn Jordan, una profesora de yoga que incorpora modalidades de terapia de música y baile en sus clases para personas mayores.
“Cuando eso sucede, los cambios fisiológicos comienzan a ocurrir, en cuestión de segundos. He visto personas cada vez más alertas, llenas de energía, presentes y emocionalmente demostrativas. La mayoría de las veces, con sonrisas y risas. Y cantando, también”.
También es posible, dice Murray Grossan, otorrinolaringólogo, que escuchar música del pasado inspire al cerebro a replicar ese cóctel de hormonas y sustancias químicas que estaban presentes cuando escuchaste la música por primera vez música.
Cualquiera que sea el mecanismo neurológico preciso, el efecto se ha reproducido una y otra vez durante las últimas cuatro décadas. (Por esto te dan escalofríos cuando escuchas música).
Entonces, si deseas reproducir el mismo efecto en ti, puedes preguntarte qué melodías serían las mejores. Toda la música tiene beneficios para la salud, por lo que la elección correcta para ti depende del género que tuvo el impacto más profundo y positivo en ti en el pasado.
“Curé a uno de mis pacientes del estrés y los dolores de cabeza haciéndole escuchar canciones de su juventud feliz creciendo en Irán”, dijo el Dr. Grossan a Reader’s Digest.
En el experimento de la Dra. Langer, los hombres reviven su pasado para una semana entera, pero eso no significa que necesitarás una semana de escuchar tus canciones favoritas de la escuela secundaria para que te sientas joven nuevamente.
“Incluso una vieja canción favorita tendría un efecto”, cree Morgan basándose en su observación de los veteranos con los que ha trabajado. Escuchar música alegre es tan poderoso que incluso puede ayudar a cortar de raíz los malos recuerdos. Aquí tienes más beneficios que no conoces de la música.
Tomado de rd.com Here’s How You Can Look and Feel Younger Right This Very Minute
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